(Estados Unidos, 2013)
Dirección y Guión: Jonathan Levine. Elenco: Nicholas Hoult, Teresa Palmer, Rob Corddry, Dave Franco, John Malkovich. Producción: David Hoberman, Todd Lieberman, Bruna Papandrea. Distribuidora: Alfa Films. Duración: 98 minutos.
Muertos demasiado vivos.
Me acuerdo que cuando se dio a conocer la idea para Diabólica Tentación, muchas personas empezaron a especular con el carácter bizarro de la historia. La guionista Diablo Cody escribiendo una película de vampiresas y rock en el colegio secundario con Megan Fox a la cabeza generaba mucha especulación. Sin embargo el resultado era muy decepcionante, aburrido y carecía del humor que prometía tener. En el caso de Mi Novio es un Zombie sucede algo parecido, aunque los resultados son mínimamente mejores.
El mundo ha colapsado, vaya uno a saber por qué – tampoco importa – y los pocos humanos que no se han convertido en zombies viven detrás de una muralla bajo estricta protección militar. Sin embargo, los muertos se dividen en dos grupos: los cuerpos, pacíficos, que caminan lentamente por todo un aeropuerto, inertes, buscando cerebros, y los esqueletos, algo así como raza avanzada y menos humana de muertos vivos. Cuando, la hija del líder de los humanos vivos debe buscar medicamentos en tierra de zombies, es capturada, por un muchacho de su edad, que en vez de comerle el cerebro como el resto de los muertos, se termina enamorando de ella, y protegiéndola de otros como él. Cuando, Julie, la chica en cuestión empieza a tener sentimientos recíprocos, el corazón de los muertos vivientes empieza a latir de vuelta.
Como si hubiesen pretendido hacer una cruza satírica de El Amanecer de los Muertos, de George Romero, Exterminio y Crepúsculo, esta tercera obra de Jonathan Levine -que viene de dirigir la sobrevalorada 50/50– empieza en forma simpática con el punto de vista de R. un zombie con sentimientos pero sin memoria, y la narración de algo parecido a su conciencia -ya que, supuestamente, los muertos no piensan-. De esta forma conocemos los códigos de ese tipo de “vida”, que es el que Romero nos presentó en toda su saga. En un principio, creemos que los humanos, son los verdaderos villanos de la historia, como sugería el bueno de George, en su saga, pero en cambio, está el grupo de esqueletos, que termina siendo más malicioso que los milicos ingenuos, dirigidos por un poco carismático y poco creíble John Malkovich.
Nicholas Hoult – el adolescente que criaba Hugh Grant en Un Gran Chico y el amante de Colin Firth en Solo un Hombre – le impone cierta ternura al protagonista y sin duda el uso de la voz en off, el relato del personaje, le aporta humor a la película, humor que no logra imprimirse demasiado en el resto del film, ya que Levine prefiere llevarlo por un camino industrial, hacia el típico melodrama romántico entre dos seres que provienen de diferentes mundos y se atraen a pesar de sus diferencias. Incluso, la elección de Teresa Palmer – que solo trabajó en El Aprendiz de Brujo con Nicholas Cage – parece devenir a encontrar una sustituta para Kristen Stewart y a pesar de los pocos recursos de Palmer termina siendo más carismática que la inexpresiva Stewart.
Hay elementos divertidos que quedan a mitad de camino y no logran ser aprovechados por completo, como el uso de música grunge, la elección de la vitrola sobre el Ipod del protagonista, y algunos personajes secundarios que gracias a los notables Rob Coddry y Analeigh Tipton consiguen tener un poco más de calidez que la protagonista femenina. Con buenos efectos visuales que consiguen convertir el mundo en una mezcla de las ciudades de Soy Leyenda, Exterminio de Danny Boyle – además de un par de escenas oníricas que parecen haber sido robadas de Enter the Void de Gaspar Noé – Mi Novio es un Zombie es un film decepcionante, porque se convierte en lo que pretende satirizar. Es una historia cursi, llena de clisés clásicos de un Hollywood creado para adolescentes.
Por Rodolfo Weisskirch