Sábado 15 de marzo.
Y llegó el último día de Pantalla Pinamar. Quedan pocas horas para aprovechar de lo que queda de la décima edición del festival.
Esta jornada también arranca con conferencias de prensa. La primera, del director Pablo César, quien proyectó un adelanto de su nuevo trabajo: Los Dioses del Agua. Protagonizada por Juan Palomino, está ambientado en África, donde César suele rodar sus creaciones.
Le siguió el testimonio de los responsables de El Manto de Hiel, con el realizador José Corrado a la cabeza, contando pormenores de su película.
En tercer lugar, conferencia de El Examen (estuvo la joven y bella actriz Gabriella Hámori) y de la cinematografía húngara en general. Una buena oportunidad para conocer el cine que se viene haciendo en uno de los países invitados.
Ya cerca del final, conferencia de Ismael, lo nuevo de Marcelo Piñeyro, quien llegó acompañado por Juan Diego Botto, uno de los actores del film. El director respondió preguntas sobre el origen del proyecto, la elección del niño protagonista y el trabajo con el resto de los intérpretes. Recalcó que el papel de Juan fue el más desafiante, porque debía transmitir la complejidad de ser un padrastro que debe presenciar cómo su “hijo” retoma contacto con su padre biológico. Botto elogió el trabajo con Marcelo, con quien ya había trabajado en Las Viudas de los Jueves. Destacó con cuidado y mimo, pero con exigencia. “Te hace crecer como actor alguien que no se rinde y no va a dejar rendirte”. También se destacó la elección del lugar donde transcurre la película.
Para terminar, la última conferencia de prensa de Pantalla Pinamar 2014 estuvo dedicada a la entrega de premios Balance y Signis. En el caso de Balance, fueron para Wakolda (Oro), Fantasmas de la Ruta (Plata) y Un Paraíso para los Malditos (Bronce). Con respecto a Signis, lo obtuvo Un Paraíso…, mientras que La Laguna se quedó con una mención especial.
Y después, más cine, que tendrá cómo clausura la proyección de Ismael, a la que siguió la película sorpresa: Madres Perfectas, con Naomi Watts y Robin Wright.
Balance
Pantalla Pinamar cumplió diez años. Tal vez no hubo grandes sorpresas, como fueron prometidas al final de la edición anterior, pero resultó una edición más que interesante.
Los films nacionales incluyeron a los que vienen de triunfar en festivales como el de Mar del Plata (Fantasmas de la Ruta, de José Campusano, por ejemplo) y también estrenos, como Bolishopping, además de los rescates de cuatro obras emblemáticas de 1974: La Patagonia Rebelde, La Tregua, Quebracho y Boquitas Pintadas. Hubo para todos los gustos, aunque el nivel solía ser desparejo. Sigue siendo sorprendente que una producción tan desprolija como Tango, Pasión, Amor y Sexo haya podido integrar la programación del festival. En cuanto a la producción europea, predominaron las películas de mayor envergadura, no tanto las producciones independientes, y si bien algunas eran mejores que otras, todas poseían una calidad indudable. Mención especial para Nuovo Cinema Paradiso, la versión extendida -y más romántica- de la multipremiada película de Giuseppe Tornatore, con la que todos nos emocionamos como la primera vez.
Claro que, para que un festival de cine sea un éxito, es fundamental la asistencia de público. Y público nunca faltó: las salas se llenaban desde temprano. Además, la gente tuvo la oportunidad de conocer en persona a directores y actores, quienes decían unas palabras antes de las proyecciones.
Aunque las felicitaciones y distinciones llegaban a volverse repetitivas, bien vale destacar la conducta agradecida y solidaria de Morelli y de su equipo, y también la estupenda predisposición de cineastas y de los representantes de los diferentes países.
Pantalla Pinamar logra combinar recursos económicos con un agradable trato humano, lo que no es tan frecuente en no sólo en festivales de cine sino en eventos cinematográficos en general. Falta un año para la 11ª edición, que seguro será otra fiesta. Porque, ¿qué mejor programa que cine, playa y momentos inolvidables?
