La historia se remonta hace exactamente dos años atrás cuando me encontré con el editor de la sección música de este sitio, José Luis de Lorenzo, durante el 25º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Lo primero que José dijo fue: “Ciao, como stai?” Entiendo que De Lorenzo es un apellido proveniente de la capital de la pizza y la pasta, pero realmente me sorprendió el saludo. “¿Qué le pasa a este?”, me pregunté y siguió canturreando: “Diru diru dai dai diru diru dai diru dai dai, diru diru dai”. Por suerte, a su lado estaba Carlos Rey que me aclaró un poco el panorama. Me dijo: “fue a ver el show de un tano que lo volvió loco y me torturó durante todo el viaje con las canciones del tipo… que no está nada mal”
Y así, Peppe Voltarelli se convirtió en una leyenda para A Sala Llena.
El pasado jueves 8 de noviembre, gran parte del staff de sitio junto con algunas invitadas de páginas colegas, nos sentamos a disfrutar en el teatro Caff, un cálido garage devenido en teatro que proporciona una variedad de picadas bastante sustentosas, el nuevo show de este italiano loco suelto en Argentina.
La historia de Peppe Voltarelli comienza, a su vez un tiempo más atrás cuando vino al país a filmar una película sobre las desventuras de un tano en Buenos Aires. Aunque nunca, la vimos, el amor del cantautor con nuestra ciudad es evidente. Si bien todavía no logra dominar del todo el español es suficiente para generar un espectáculo que trasciende lo musical para convertirse casi en un stand up o café concert.
Dice la leyenda que en los años 90, Voltarelli era un popular artista punk. Poco quedó de esa época. Ahora Peppe se dedica a cantar sus poemas con influencias calabresas que tienen algunos puntos en común con la música gitana. Lo cierto es que una cosa es escucharlo y otra muy diferente es verlo en vivo.
Cada tema viene precedido de Peppe viene precedido por una historia. Así como los cocineros italianos cuentan diferentes anécdotas sobre los orígenes de las comidas tradicionales, Peppe nos lleva a distintas etapas de la historia de su país, o de su propia infancia incluso para transmitirnos la elección del tema en el show.
Porque me olvidé de aclarar, no solamente fue un repertorio de temas originales sino también muchos homenajes a cantautores famosos como Doménico Modugno o Luciano Rossi. Durante dos horas exactas, Voltarelli apeló con mucho humor a la complicidad del público porteño y la nostalgia por canciones melódicas, y otras más alegres, típicas del pueblo calabrés.
Durante el recital se presentaron varios invitados especiales, amigos argentinos del cantante italiano. El más reconocido, Kevin Johansen con quién entonó justamente Ciao, como stai? y, además participó durante el desarrollo de varios temas.
Es increíble la versatilidad de Voltarelli sobre el escenario. Un hombre orquesta literalmente hablando. Guitarrista increible, que toca cada cuerda con una pasión, naturalidad, fuerza y amor que pareciera que ambos están solos en el escenario. Una verdadera sorpresa la destreza de este hombre con sus manos y su voz, potente, grave, impecable. Sin descansar, el cantante mantuvo la misma fuerza y todo el volumen durante todo el caluroso show, sin probar una sola gota de agua. Además, tiene un talento innato con otros instrumentos como el acordeón y el piano.
Para el final, con la ayuda de un mandolonista, entonó clásicos como Nel blu dipinto di blu (Volaré) de Modugno y Tu Vuo Fa’ L’ Americano de Renato Carosone.
El cierre fue con el tema que mejor lo define como artista y que pertenece a su último disco, Distratto ma pero: Italiani Superstar.
Ni el calor infernal previo a la lluvia ni las marchas políticas pudieron detener a este maravilloso artista nacido en la provincia de Crosia hace 42 años, una verdadera super estrella italiana. Como diría mi colega Tomás Maito: “lo más importante que tiene que tener un cantante cuando se presenta en un escenario es carisma y a este tipo, le sobra”.
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