Reus (Uruguay/Brasil, 2011)
Guión y dirección: Pablo Fernández, Eduardo Piñero, Alejandro Pi. Producción: Pablo Fernández. Elenco: Camilo Parodi, Alberto Acosta, Walter Etchandi, Micaela Gatti, Mauricio Navarro. Distribuidora: 3C Films. Duración: 90 minutos.
En muchos países de Latinoamérica, el cine de género (y a veces, el cine en general) es escaso o nulo. Aunque hubo algunos exponentes, en Uruguay recién desde hace poco empezaron a realizarse films de ese estilo. La Casa Muda, que tuvo su remake Hollywoodense, y el corto Ataque de Pánico, de Fedrico Álvarez (quien está preparando la nueva versión de Diabólico, ópera prima de Sam Raimi), son muestras de que se está yendo por un camino interesante. Además de su calidad, tiene repercusión y triunfan en la taquilla.
Como Reus, policial urbano estrenado en 2011.
Reus, vecindario mítico de Montevideo, está al rojo vivo. Los comerciantes judíos viven a merced de la inseguridad. Los jóvenes cometen delitos y se drogan con pasta base. Y la policía no hace nada al respecto. En ese contexto, el Tano (Camilo Parodi), recién salido de la cárcel, se reúne con su familia y con sus amigos y compañeros de atracos. Tiene un objetivo en mente: vengarse de Don Elías (Walter Etchandi), el comerciante más importante de la zona, el mismo que lo hizo encerrar… el mismo que, harto de los vandalismos, está dispuesto a dar pelea.
La película muestra la intimidad de los criminales y de las víctimas, sin tomar partido por ningún bando. Es más: podemos descubrir que los malos no son tan malos y los buenos, no tan buenos. Al fin y al cabo, todos los personajes deben arreglárselas para sobrevivir en un mundo cada vez más hostil, donde ya no existen los códigos. Las escenas cotidianas y el estilo realista de filmación ayudan a darle autenticidad a la historia.
El argentino Camilo Parodi se devora sus escenas como el Tano, un guerrero urbano que, pese a sus actividades delictivas, nunca deja de lado a sus seres queridos. Por su presencia y su talento como actor (tan bien recrea el acento uruguayo que parece nativo de ese país y de ese barrio), es el mejor del elenco, como si hubiera nacido para interpretar a ese personaje. En cuanto al resto, algunos están mejores que otros. Se nota que, en su afán por el realismo, los directores recurrieron a actores no profesionales.
Pueden rastrearse influencias del cine de gangsters de Martin Scorsese, a la obra de Adrián Caetano (él supo premiar el guión cuando fue presentado en un concurso para conseguir fondos) y, aunque no se parecen, de Ciudad de Dios. La película de Fernando Meirelles inspiró a los directores a la hora de trabajar con no-actores y a retratar de manera fiel la idiosincrasia de un contexto marginal.
El guión flaquea en la mitad de la película, aunque, en el tercer acto, retoma la potencia del comienzo. Las secuencias de acción están correctas, salvo por los disparos: los efectos especiales y de sonido están muy poco logrados y atentan contra el resultado final.
Sin entrar en la categoría de obra maestra, Reus demuestra que el cine uruguayo sigue apostando seriamente a los géneros. En la medida que se filmen más películas de terror, ciencia-ficción, policiales, etc., mejores irán saliendo. Pablo Fernández, Eduardo Piñero, Alejandro Pi le ponen mucha garra, que esperamos volver a ver en sus próximas producciones.
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