Sleep, de Jason Yu, resulta ser una de las sorpresas del año. Desde una perspectiva minimalista, donde lo que se pone en juego es la narración por encima de todo, el film logra construir una atmósfera de terror que mantiene al espectador en vilo hasta el final.
La historia gira en torno a una oficinista embarazada (Jung Yu–mi) , pronta a dar a luz y su esposo (Lee Sun Gyun), actor novato, que conviven en armonía en un pequeño departamento en las afueras de la ciudad. La realidad es que la pareja derrocha felicidad por donde se la mire. No hay opulencia ni excesos, pero tampoco clichés: se retrata una vida compartida a partir de lo sencillo. Pero sabemos que nada dura para siempre y ese locus amoenus cotidiano se verá conmovido por una intrusión de naturaleza extraña.
“Alguien ha entrado”, es la oración que crípticamente dice el esposo en mitad de la noche, y a partir de allí toda la realidad comienza a temblar. Es que justamente el fenómeno en cuestión escinde a los personajes de modo que no comprenden qué les ocurre. La explicación racional es la que intenta imponerse en un primer momento. De modo que la pareja elige ese camino de manera convencida pese a las objeciones de la suegra, quien entiende que algo más está pasando con su yerno.
La acción es preponderantemente interior. Los personajes salen de su casa en pocas ocasiones, y también son pocos los personajes que ingresan a la historia. Este hecho no hace más que subrayar el aspecto intimista. Lo familiar que se vuelve extraño se evidencia en esas conductas del marido en mitad de la noche, pero también en las medidas cada vez más inquietantes y descabelladas que toma su esposa para enfrentarlas. El efecto perturbador va in crescendo cuando la mujer toma distancia del discurso científico (bastante chanta, si se nos permite la expresión) para ingresar al entendimiento desde otra lógica. Por eso lo sobrenatural es, paradójicamente, el camino más razonable para explicar todo lo que están atravesando.
Yu se las ingenia para construir escenas de lo más inquietantes sin salir de la casa, que se resuelven con la risita nerviosa del espectador. En efecto, el film juega con el humor aprovechando la gran química entre la pareja y las posibilidades que brinda el guion.
Hacia el final, la película logra el clímax perfecto para la revelación. La casa transfigurada en una especie de templo decanta la naturaleza final del film y de los personajes. El juego con la ambigüedad encaja como un mecanismo perfecto: ¿el esposo está actuando? La película logra hacernos dudar y arroja hipótesis de diferente naturaleza que explican lo sucedido. Soo-Jin está convencida de su verdad y de las fuerzas siniestras. En ella se verifica la verdadera transformación del film y su parte más oscura sencillamente porque no teme mancharse de sangre para resolver el asunto.
(Corea del Sur, 2023)
Guion, dirección: Jason Yu. Elenco: Lee Sun-kyun, Jung Yu-mi. Producción: Lewis Tae-wan Kim. Duración: 95 minutos.
