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CRÍTICAS

This is not a Film

In Film Nist (This is Not a Film), de Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmas

Reseña previamente publicada con motivo de exhibición en el 64º Festival de Cannes:

http://www.asalallenaonline.com.ar/festivales-cine/64o-festival-de-cannes/2397-diario-del-festival-dia-10.html

Panihi, el director iraní apresado y condenado a no poder dirigir se las arregla para que su último “no film” llegue a Cannes. Con el justificativo de colocar una cámara frente a si mismo y comentar cual sería aproximadamente la historia de su próximo largo, con la conectividad a su detención domiciliaria, Panahi atiende el teléfono de su hogar, habla con sus hijos, su abogada y es visitado por su ayudante Mojtaba Mirtahmas, quien lleva el crédito de codirector y quien presentó el film en Cannes.

Por lo tanto la experiencia que involucra este film constituye todo un precedente en materia cinematográfica, un caso particular y único. Esperando la liberación de Panahi, ya en la edición anterior del festival se hizo mención y entabló un pedido de la comunidad cinéfila en protesta de la sanción ejercida sobre el director, a favor de la libre expresión. This is Not a Film no será un film maravilloso, ni disponible para el estudio de sus tomas, escenas, enfoque, pero la carga que lleva implícita es más que suficiente como para considerarlo un film relevante dentro de su carrera como director. Se puede protestar reflejando la vida cotidiana.

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El último trabajo de Panahi es cine puro. Contradictorio si uno se pone a pensar en el título, que parece ser más bien una advertencia para el gobierno de Irán que ha condenado a 6 años de prisión y 20 sin poder filmar, salir del país o dar entrevistas. Pero de contradicciones constantes e ironía está hecho este film clandestino, soberbio, inteligente que se manifiesta contra la censura. Panahi burla a las autoridades y se pregunta constantemente que significa contar una historia, que significa la censura, que significa el cine.

A ver, se puede ver el film como un documental sobre un día en la vida del realizador, pero también se trata de una obra muy bien pensada, ideada, donde lo que parece azarozo no lo es. De hecho, ningún encuadre es casual. Lo que Panahi refleja es una pasión por el cine, un amor por su profesión como solo un verdadero cineasta puede manifestarlo.

Ante la imposibilidad de filmar, Panahi lee un guión que nunca le permitieron filmar a cámara. En un momento se detiene y pregunta. “Si en ningún lado me prohiben leer un guión a cámara porque no puedo filmarlo”.

La ironía es que la protagonista del guión tiene prohibida la salida de su casa porque vive en un hogar muy tradicional, y los padres no quieren que vaya a la Universidad para estudiar derecho. Todo debería suceder entre esas cuatro paredes que forman su habitación. El guión es una metáfora de lo que el director estaba viviendo.

En la casa del director solo hay fotos de directores, actores, de rodajes y estanterías repletas de DVDs, de donde sobre sale Enterrado. ¿Casualidad? No. En el rostro del director se cola la incertidumbre y la tensión en todo momento. Esperando respuestas de la abogada, esperando una sentencia positiva. “No vas a poder filmar durante 20 años”, “De los seis años, no te salvás”. Son palabras fuertes, que hielan la sangre.

A la vez, Panahi da una clase de dirección. Muestra detrás de escenas y fragmentos de sus propias películas. Explica la diferencia entre usar actores no profesionales y otros experimentados. Lo ejemplifica, y a la vez lo relaciona con su presente. Dialoga con el camarógrafo. Debaten en un duelo de cámaras el futuro del cine iraní, sus miedos a no poder volver a filmar.

De fondo, es la fiesta de Fin de Año. Los fuegos artificiales suenan como disparos, y el rostro de Panahi se sorprende, muestra consternación. Como si estuviese alerta ante un ataque o una manifestación. Es la sensación de paranoia y peligro que se vive en Irán.

This is Not a Film, además es un testimonio no solamente de la condena del director, sino de los acontecimientos que ocurrieron en el mundo durante el 2011. Mientras Panahi piensa en su condena es testigo del Tsunami que arrasó Japón, y sufre con los noticieros.

Fuerte, emocionante, apasionado. Cada encuadre es hermoso y calculado, hay profundidad de campo, recurso fuera de campo visual, planos equilibrados. Esta no es UNA película, es LA película. Un ejemplo de cómo hacer cine político en primera persona, transmitir emociones sin ser discursivo ni explicativo, reflexionar acerca del estado del cine, de porque filmamos, de la importancia de reflejar la realidad que vivimos. Pero como dice George Orwell en 1984: “quien controla el presente, controla el pasado, quien controla el pasado, controla el futuro”.

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