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DOSSIER

Todo el mundo viene a lo de Rick – 70 años de Casablanca

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No se puede criticar Casablanca. Es completamente invaluable e irrisorio. Aquel que no sepa apreciar la excelencia del film que Michael Curtiz terminara en 1942, realmente tiene que reveer la historia del cine para entender el impacto que tuvo la película y analizar cada capa que se oculta debajo del magnífico guión de los hermanos Epstein y Howard Koch.

Mucho se ha escrito sobre Casablanca. Ha sido analizado por especialistas de todo el mundo que siguen demostrando la soberbia de su texto, la perfección de sus encuadres, de su narración e interpretaciones, sumado al tono épico y clásico alcanzado hoy en día, ya sea por su historia de amor, sus íconos, y por supuesto, su banda de sonido.

El otro día el crítico Jorge García me contaba que el realizador José Luis Garci dirigió un documental llamado Casablanca Revisitada, explicando la eficacia del film y analizando cada escena a través del guión final. Guión que aunque parezca mentira (y es historia vieja) fue terminado con el fin del rodaje, ya que los actores recibían sus diálogos el mismo día de filmar. Aún así, cuesta imaginar otro guión que no sea más redondo y perfecto como el de Casablanca.

Sin embargo, el reestreno del film responde a una tendencia que a partir de que Volver al Futuro fuera exhibida en salas comerciales en Enero del 2011 promovida por el sitio web Cines Argentinos, está teniendo cada día mejor respuesta de público. La elección de El Padrino, Caracortada y Casablanca, responden a un fenómeno cultural. Son obras que los que la vieron la quieren volver a ver, pero también a que hubo nuevas generaciones que solo la conocieron a través del cable y la televisión, convirtiéndolas en obras de culto. Recordemos que la respuesta de crítica de Caracortada en el momento de su estreno en 1983, fue pésima. Por esta misma respuesta masiva y popular, es que salas como el MALBA y la LUGONES, rechazan estas propuestas. Mejor. Se ha demostrado que las funciones reestrenos de medianoche son redituables. Especialmente para Volver al Futuro y El Padrino. La respuesta de Caracortada y especialmente Top Gun fue menor, pero aún así, bienintencionada. ¿Podrá Casablanca competir siendo una obra más “antigua”? Veremos…

Igualmente, lo que me gustaría analizar en este Dossier no es la razón por la que Casablanca trascendió el tiempo y el espacio, ni la movida publicitaria de la nostalgia que tienen las distribuidoras con el film, sino aquello que siempre fue lo que más me atrajo de la película, su universo.

Como soy muy poco romántico, la historia de Rick e Ilsa nunca fue relevante para mí. Siempre me pareció más interesante la amistad ambigüa (en todo sentido, ya sea por la tensión sexual, como el comportamiento corrupto de ambos entre ellos) de Louis y Rick. Pero lo que realmente me gusta es lo que simboliza el espacio “Casablanca” y el Café de Rick, en el contexto histórico del cine, de la historia en general y dentro de la diégesis narrativa. No es un secreto que el título original del film iba a ser “Everbody Comes to Rick’s”. Esto me lleva a reveer lo más rico que tiene la película: sus múltiples subtramas, personajes, relaciones que ayudan a modificar en cierta forma el argumento central. No se trata de una historia coral, pero las múltiples líneas secundarias que se trabajan paralelamente a la de Rick son extraordinarias. Solo Martin Scorsese ha sabido aplicarlo a su última obra, La Invención de Hugo Cabret.

Volviendo a Casablanca, lo primero que me ha llamado siempre la atención fue que la ciudad funciona como una especie de purgatorio. Pongámonos en contexto histórico. Durante la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad marroquí ocupada por los franceses. Francia estaba invadida por los nazis, al igual que la mayor parte del territorio europeo y por lo tanto lo poco que quedaba de libertad francesa era justamente… Casablanca. Con solo ver la introducción, esto queda claro. Desde allá se podía viajar hasta Lisboa, y desde la costa portuguesa a Estados Unidos. El film es contemporáneo al año en que fue filmado. La guerra estaba en proceso y Estados Unidos tenía que hacer propaganda política a favor de los aliados, por lo tanto Hollywood tenía que hacer películas que apoyaran el funcionamiento de las tropas y el ejército en Europa. Obviamente, Estados Unidos representaba (cuando no) el espíritu de libertad, el paraíso para los europeos (o así lo veían los mismos estadounidenses).

Casablanca no es el paraíso. Todos están en Casablanca. Es una ruta de paso nomás, una frontera… y como tal representa ser como siempre una zona peligrosa. Los nazis, muy ocupados luchando con los aliados, todavía no podían ocupar África, pero la acechaban. Especialmente por sus tesoros, ya sean las riquezas (petróleo y diamantes) o porque contaban con futuros aliados para luchas contras los estadounidenses, ingleses y rusos. Y en medio oriente, Turquía y los países árabes, no ponían demasiados contratiempos. Los jeques estaban deseosos de negociar con los nazis para entrar en el mercado europeo. Esto se puede ver, incluso, en los films de Indiana Jones.

Pero Casablanca es todavía un territorio neutral, donde los buenos, logran escaparse y los malos mueren. Como en todas partes, existe los jueces que toman las decisiones. La corrupción está representada por el Capitán Renault y el idealismo por Rick. Fuera del Café de Rick, se vive peligrosamente. Salir de Casablanca es un calvario, pero como sucede en todos los films estadounidenses, el Café de Rick representa el último vestigio de libertad.

En Rick’s, todo es posible. El juego es libre (aunque está oculto por una puerta), conviven integrantes de todas las nacionalidades, credos, razas y religiones. Se discute en varios idiomas como si fuera una torre de Babel. Estados Unidos es sinónimo de libertad y eso es Rick’s, los malos son atrapados y aquellos de buen corazón (como la parejita que se quiere escapar y Rick ayuda, antes de que ella se tenga que sacrificar con Renault) son recompensados.

Es una suerte de purgatorio. O vas al paraíso o morís como el ladrón de Ugarte.

Pero veamos, en el mundo real, ¿en que sitio caían realmente los artistas que se escapaban del nazismo? Hollywood. Casablanca, representa Hollywood. El objetivo de libertad de los artistas de pensamiento liberal. Por supuesto, así como Casablanca no es el paraíso, tampoco lo era Hollywood, y muchos de los inmigrados fueron acusados de difundir actividades no estadounidenses por el Senador Mc Carthy. Si bien, por entonces, la Unión Soviética luchaba a la par de Estados Unidos, las actividades comunistas empezaban a ser observadas y rechazadas por los políticos, por lo tanto, la caza de brujas que se iniciaría tras las guerra, podía comenzar a vislumbrarse como una amenaza, y eso se muestra en Casablanca, cuando Carl, Berger y Viktor deben cuidarse para reunirse clandestinamente y redactar los panfletos contra el nazismo, a favor de la Resistencia.

Algo similar sucedía en Hollywood con las “actividades anti patrióticas”. Los grupos comunistas se juntaban en casas de celebridades muchas veces y de ahí se conocían las políticas de la Unión Soviética. Sin embargo, reunirse terminó siendo un riesgo que trajo severas consecuencias a muchos artistas a posteriori. Y aunque en 1942, esto todavía no representaba un riesgo, era sabido que el comunismo no era bienvenido en Estados Unidos y representaría la próxima guerra. En cierta manera, así fue.

Sin embargo, para los artistas europeo, Hollywood representaba por entonces un lugar donde expresarse libremente y trabajar en paz. Eran judíos o habían rechazado trabajar para Hitler (caso Fritz Lang), por lo que encontraron en EEUU una manera de concretar sus ideas sin presiones de vida o muerte (aunque los estudios imponían sus límites también). Allá no eran discriminados por su religión o elecciones sexuales públicamente, aunque por miedo autoinfringido decidían esconderlo públicamente (los judíos habían adoptado la navidad, los homosexuales se casaban y hacían vida tradicionalista delante de las cámaras para que no se generen rumores). El público conservador sigue siendo abundante, y aunque en Hollywood, todos sabían la verdad acerca de todos, en los medios y para el ojo público podía ser impactante. Poco le importaba este hecho a los ejecutivos, pero si podría provocar una aversión económica y publicitaria preferían presionar al artista a esconderse y disfrazar su vida privada, antes que revelar la verdad, y que las películas sean fracasos comerciales. La imagen lo es todo y todo pasa por el dictamen de las revistas de moda y espectáculos. Los artistas debían vivir como gente común y la gente común imitar el modelo de los artistas: The American Way / The American Dream.

¿Y como se relaciona esto con Casablanca? La mayoría de los integrantes del elenco procedían de Europa, y muchos eran judíos, perseguidos por los nazis. Casi todos murieron en suelo estadounidense sin poder regresar a su tierra natal. Como lo muestra el documental Hollywoodism, los jefes de estudios habían llegado con el fin de la Primera Guerra Mundial, y los directores y actores comenzando la Segunda. Casablanca es una forma de mostrar la realidad que artistas como Peter Lorre, Michael Curtiz, los hermanos Epstein, Paul Henreid, Conrad Veidt (que fue el protagonista de El Gabinete del Dr. Caligari) o S. Z. Sakall vivían en su nueva tierra. Todos venían de tener promisorias carreras en Europa, pero debieron emigrar amenazados de muerte por Hitler.

De esta manera, Casablanca fue su grito contra los nazis. Su manera de luchar por su propia libertad. En Hollywood la hipocresía los cercenaba, pero al menos podían expresarse. Y si la emoción cuando se canta la Marsellesa es tan genuina y contagia al espectador, es porque en ese momento, todos los artistas cantaban al unisono su repudio, a través el himno francés, que es el himno de la igualdad, libertad y fraternidad, simboliza el mensaje del film, la unidad sin importar fronteras ni aspectos ajenos a la personalidad interna. Por eso no cantan el estadounidense tampoco. Eran artistas de diversas nacionalidades luchando por una misma causa.

El éxito de Casablanca fue enorme y los premios de la Academia ayudaron a dar el empujón final para que trascienda en el tiempo. Curtiz, Bogart, Lorre, Rains y Greenstreet volvieron a juntarse un año más tarde para crear en conjunto la obra de aventuras, Pasaje a Marsella, con un espíritu similar al de Casablanca, pero no consiguió la misma repercusión.

El reestreno del film 70 años después es una celebración de la historia y la historia del cine. Más allá de la opinión individual, el valor del film de Curtiz cobra relevancia (y mejora) con el paso de los años, el mensaje sigue vigente:

It’s still the same old story,
A fight for love and glory,
A case of do or die.
The world will always
Welcome lovers
As time goes by.

(Es todavía la misma vieja historia,
Una lucha por el amor y la gloria,
Un caso de morir o matar.
El mundo siempre dará la
bienvenida a los amantes
A medida que pasa el tiempo).

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