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CRÍTICAS

Traición

Traición

Dirección: Ciro Zorzoli. Dramaturgia: Harold Pinter. Versión: Rafael
Spregelburd. 
Producción
General:
Sebastián Blutrach. Escenografía y vestuario: Oria
Pupo. 
Iluminación: Eli Sirlin. Comunicación visual: Estudio Ka, Gabriela
Bogan.
 Intérpretes: Paola Krum, Daniel Hendler, Diego Velásquez y Gabriel
Urbani.
 Prensa: SMW.

Faltaba
saber por qué había ocurrido todo y

dónde
estaba el límite entre dos seres humanos.

Dónde
estaba el límite de la traición”.
 S. Màrai.

Dicen que en el primer párrafo de una
novela, muchas veces está su esencia, todo lo que nos va a revelar.
 Traición, en su primera escena, nos abre la puerta al mundo de Jerry (Hendler),
Emma (Krum) y Robert (Velázquez); un encuentro entre Jerry y Emma, luego de
algunos años sin verse, que abrirá heridas, rencores y secretos del pasado.
 

Jerry y Robert eran amigos
inseparables. Robert conoce a Emma, se casan, y Jerry es elegido como padrino
de la boda. En el instante en el que Jerry conoce a Emma, empieza a dibujarse
el triángulo que los encerrará durante años.

La obra comienza con la última
escena, cronológicamente hablando. El tiempo es difícil de describir, ya que a
partir de ese encuentro entre Emma y Jerry, más precisamente desde que él dice
que “eran perfectos” mientras fueron amantes, empiezan las revelaciones y los
juegos temporales. Retrocedemos, nos adelantamos unos días y volvemos al
pasado. Son siete años de amores cruzados, clandestinos, que algunos creen
saber ocultar, pero descubrirán que nada era tan “perfecto”.

Cada escena está precedida por una
rotación de la escenografía estructurada y estética, acompañada por pantallas
que se iluminan con colores vivos y formas que van cambiando mientras se
anuncia el año en el que transcurrirá la escena, algo totalmente necesario en
una obra como esta. Así, la última escena es la que presentará el triángulo
como tal.

Hendler y Velázquez protagonizan las
escenas más cómicas, en contrapuntos que oscilan entre el absurdo y la
incomunicación, un estilo que recorrerá toda la obra y que a través de las
preguntas, repreguntas y el continuo reformular, nos mostrará el vacío de las
palabras pronunciadas: los verdaderos conflictos y pasiones están dentro de
cada personaje, se los vislumbra, pero nunca podrán expresarlo.

Hay una anécdota que se repite en
muchas escenas, siempre con las mismas palabras, las mismas preguntas y
respuestas. Un momento en el que Jerry alza en el aire a la hija de Emma, muy
alto, y al agarrarla la nena ríe y ríe. Tal vez ese vuelo sea el que todos
desean, pero  que nunca alcanzarán mientras estén atados a esas vidas
estructuradas, ambiguas y llenas de traición.    

Teatro: Teatro Picadero. Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857

Funciones: Temporada finalizada 


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