La segunda fecha del festival continuó por la tarde del domingo 19, acercándonos los últimos bloques de cortometrajes nacionales de la competencia. A continuación, un repaso de los mismos.
SECCION COMPETITIVA NACIONAL
Tercer bloque
Rosa: El cortometraje de Sebastián De Caro, que ya había pasado el año anterior por el Festival de Cine de Mar del Plata, fue la apertura del tercer bloque nacional. Rosa comienza con un plano secuencia que acompaña a nuestra protagonista mientras abre su negocio, un local de ropa femenina. Los deberes rutinarios y la relación con la clientela marcan el ritmo del relato. Cumple su cometido.
Érase una Vez: Un pequeño guiño cinéfilo para muchos de los que estábamos presente en la sala y tuvimos la suerte de rememorar un clásico de clásicos como Erase una Vez en el Oeste. Un chico visita una juguetería y recibe por parte del dueño un reproductor de cintas en Super 8. Entre tantas películas, encuentra el clásico de Sergio Leone, y a partir de ese momento, nada volverá a ser lo mismo.
Arroz y Fósforos: De los mejores cortos animados que desfilaron. No tanto por su historia (la cual es bien simple, como debe ser en la mayoría de estos casos) sino por su técnica. El personaje principal es un anciano abatido por la pérdida de su esposa. A este hombre solo le queda recrear sus recuerdos de la forma más artesanal.
Tupasy: Dos chicos, Cami y Meca, se encuentran en un baldío desolado y comienzan una caminata hasta una de las casillas cercanas donde se encuentra una niña recién llegada al asentamiento. Entre lo inocente y lo aventuresco del recorrido, el realizador Alejandro Nakano nos acerca una panorámica de la miseria en la que juegan estos, como tantos otros chicos, en los baldíos apartados de la urbe.
Deolinda: El único corto con una temática exclusivamente dirigida al western. Una historia de venganza que nos remite a la campaña entre unitarios y federales. Una mujer que cabalga hasta un pueblo en San Juan buscando a los hombres responsables de desterrar a sus padres. Otro caso donde el producto sale airoso por su trabajo de producción, en especial su fotografía.
Abismo: Lo más cercano al capítulo de un unitario televisivo que se haya visto en la competencia. Laura vive con su esposo y sus dos hijos, pero su rostro demuestra una rutina desgastante que la aleja cada vez mas de ser feliz con su entorno. El reencuentro con una ex pareja de su juventud pondrá en duda su presente al frente de su familia. Buen trabajo por parte de la protagonista.
Un Turista: Otro de los momentos incomodos que nos acercó el festival. Un hombre se queda dormido en el colectivo y despierta en el barrio de Lugano. Totalmente perdido y sin ningún medio de transporte en la zona, el protagonista intenta comunicarse con los pocos habitantes que se cruza, pero estos no lo ayudan. Densa, con pésimas actuaciones, y un director más perdido que el personaje de la historia.
Cuarto bloque
Los Días Felices: Una familia decide recibir el año nuevo apartada de todo contacto en los bosques de Bariloche. En lo que parecía ser un escape de confort y tranquilidad, se transforma instantáneamente en un capitulo angustiante para los padres, cuando una de sus hijas desaparece. Buena construcción del clima por parte de la directora Agostina Guala.
Una de Esas Noches: Comedia de enredos con mucha producción encima, pero que no aprovecha para nada sus recursos. La historia reproduce a duras penas una noche de incidentes cuando dos amigos salen de un boliche y a partir de ese momento todo los sale mal. El director filma como si fuera un comercial de cervezas y descuida el desarrollo de los personajes.
Princesas: Otro drama social que hace hincapié en la indiferencia que sufren las mujeres paraguayas que vienen a trabajar a nuestro país. Una madre que trabaja como empleada en un hotel es acompañada todos los días por su hija al trabajo. La discriminación que sufre la madre por parte de sus compañeros convive con los deseos y la imaginación de la hija.
Papel y Tinta: El momento “institucional” de la competencia. Ficción basada en un hecho real ocurrido durante la última dictadura militar, en el barrio de Flores. Cuenta la historia de una hoja de expediente utilizada durante el golpe militar para tapar el orificio de una bala. La realización en sí es desprolija, incluso el video graph cuenta con errores. Y la utilización del tema “La Memoria”, de León Gieco, ya es un recurso gastadísimo en este tipo de temáticas.
Berta y Las Menores: Segundo corto de la actriz Marina Glezer, el cual muestra a una empleada doméstica que trabaja cuidando a dos hermanas de la ausencia de su madre bipolar. Las actuaciones y la dirección de Glezer están muy bien logradas, así como la ambientación y la decisión de contar su historia dentro de este departamento, sin interacción con el exterior. Un relato de mujeres hecho y derecho.
Cuchipanderos: El cierre de la muestra dedicado a los cortos nacionales fue con uno de sus mejores exponentes. Cuchipanderos nos acerca a cuatro amigos que emprenden un viaje a una playa con el único motivo de divertirse y realizar un festejo muy especial para uno de ellos. Gran desarrollo de la directora Agostina Guala que aprovecha las actuaciones al máximo, el paisaje y solo se vale de una canción para los minutos finales.
Enrique D. Fernández
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