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CRÍTICAS

Viejos Tiempos

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Viejos Tiempos

Dirección: Agustín Alezzo. Autoría: Harold Pinter. Escenografía: Graciela Galán. Iluminación: Felix Monti.

Diseño sonoro: Juan Pablo Colombo. Elenco: Graciela Gramajo, Andrea Lambertini, Javier Pedersoli. Prensa: Marina Céspedes.

Esta es la cuarta pieza de Harold Pinter, que se encuentra, en este momento, en la escena de la noche porteña. En este caso Viejos Tiempos, llega de la mano del maestro de actores Agustín Alezzo, quién supo recrear la atmósfera oscura del texto gracias a su atinado ojo.

Luego de veinte años, una pareja espera la visita de una vieja amiga. Ella no llega sola, sino acompañada de secretos, fantasías y recuerdos borrosos que se irán materializando dentro de este triangulo tenso e incomodo, pero irresistible a la vez.

Kate y Deeley conviven en una hermosa casa apartada de la ciudad, pero bastante cerca de la playa. Ambos esperan entre comentarios ordinarios a Anna, quien durante la introducción se encuentra en escena pero en un segundo plano y poco iluminada. A medida que avanza el relato ya no la encontramos tan alejada, sino que a pesar de lo desinteresado de los comentarios sobre ella, se la nota en un tácito primer plano. Anna sin duda jugó un papel muy importante en la vida de ambos o al menos eso recuerdan; el desordenque conllevan sus diálogos con Deeley parecen no afectar a Kate. El ritmo de los mismos, está maravillosamente orquestado por esta lucha silenciosa totalmente camuflada por las formas de salón.

Kate irá sufriendo una metamorfosis dilatada activada por la presencia de Anna; el tiempo  se fragmenta en escena y se puede apreciar el mismo recuerdo desde diferentes puntos de vista, un efecto típico del escritor británico realizado prolija y armoniosamente.

Pronto Kate deja de ser aquella muñequita manipulable, la pedantería de Deeley se hace insufrible y no se sabe si Anna es Anna o Kate, el equivoco se apodera de los Viejos Tiempos que tanto se empeñan por recordar.

Javier Pedersoli (Deeley) y Graciela Gramajo (Anna) manejan deliciosamente las lineas que tiene en común jugando realmente con el doble sentido y el absurdo, Andrea Lambertini (Kate) interpreta adecuadamente a un difícil personaje que se divide en dos a lo largo de la pieza.

Este atractivo texto del ganador del premio Novel de Literatura (2005) refleja la incomunicación dentro de muchas palabras que forman un entramado seductor que al caer en manos de Alezzo dan como resultado una excelente opción dentro de la cartelera porteña.

Teatro: El Camarín de las Musas – Mario Bravo 960

Funciones: Domingos 18,00 hs

Entrada: $40 y $60

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