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CRÍTICAS - CINE

Nosotras sin Mamá

Nosotras sin Mamá (Argentina, 2011)

Dirección y Guión: María Eugenia Sueiro. Elenco: Vanesa Weinberg, Eugenia Guerty, Nora Zinsk, César Bordón. Duración: 70 minutos.

Nosotras sin Mamá, cuyo argumento reúne a tres hermanas en la casa de la madre ya fallecida, en el que deberán dirimir la venta (o no) de la propiedad, es la ópera prima de María Eugenia Sueiro. Egresada de la Universidad del Cine y con amplia experiencia en el set de filmación como directora de arte, en esta primera incursión como directora coloca el acento en pequeños detalles en base a los cuales construye las relaciones de las tres mujeres; detalles que evidencian una gran precisión en el manejo de los recursos cinematográficos.

Con reminiscencias chejovianas, el argumento es una perfecta excusa para hablar sobre los lazos de hermandad, su implicancia en la vida de los sujetos, las huellas que estos arrastran, las heridas que no cierran y la contradictoria forma de amor que los puede contener.

El relato en blanco y negro refuerza el aire nostálgico y el aspecto derruido de la vivienda materna, sobre los que se nos obliga a focalizar; una casa amplia pero descuidada, llena de trastos viejos y que contiene objetos sin vida (nada allí adentro funciona), comenzando por la puerta que les impedirá salir a las protagonistas. Puerta, casa, objetos pueden ser homologados a la madre que, ausente, imaginamos, posesiva y autoritaria.

En este sorpresivo encierro, las relaciones de las tres hermanas encarnadas por Vanesa Weinberg, Eugenia Guerty, Nora Zinsk (Amanda, Teresa y Ema respectivamente), son determinadas por acciones pequeñas y concretas como acariciarse, fumar, demandar upa, ir al baño, hablar por teléfono, hacerse masajes, abrazarse, comer, jugar; todo soportado por un excelente trabajo actoral en triple sintonía. Diálogos dolorosos que dentro de situaciones absurdas plantean una distancia que logra mostrar la raíz de cada relación conflictiva. La constante auto victimización de Amanda, la actitud infantil de Teresa y la negación de Ema, no son explicadas sino puestas en acto en cada detalle, gesto y palabra por las tres actrices con igual habilidad. La ambigüedad entre la bronca y el amor que se sostienen por la fuerza de la constancia.

Para completar este auspicioso comienzo en la carrera directorial de María Eugenia Sueiro, el universo creado y los elementos que para ello utiliza son otro signo de su destreza visual. El espacio se divide entre la casa familiar y un exterior que aparece desde el fuera de campo como construcción sonora, o en escena, en la figura de un tercero real, como una amenaza. La casa semi abandonada de la infancia (sólo una de las hermanas se ocupaba de la madre por lo tanto de la casa) aparece únicamente en planos cerrados y medios o planos detalle del jardín trasero, el baño, la cocina, el comedor, el dormitorio, pero nunca la vemos completa; siempre oscura, sin aire ni luz natural, muerta como la madre, venida a menos como las hijas. Estas últimas, las herederas, adentro se asfixian pero afueran son atacadas (por los niños de la terraza de al lado), esta incomodidad en ambos espacios demuestra la contradicción en cuanto al deseo de amor hacia la madre y su rechazo, al igual que su hermandad, que a pesar de estar teñida de la misma contradicción, fluye a veces como un incómodo amor.

Nosotras sin Mamá es una película profunda y cálida, a pesar de la dureza argumental. La calidez del tratamiento dada por el carácter absurdo de las situaciones vuelve a sus personajes comprensibles y nos aleja del juicio acusador. Esto último es posible gracias a la profunda sutileza que caracteriza el relato.

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