Uno de los invitados más rutilantes del 20º BAFICI es Ewen Bremner. Este actor proveniente de Escocia es conocido por su papel de Spud en Trainspotting y su secuela. Sin embargo, participó en buen número de películas, tanto producciones independientes como blockbusters de Hollywood, y fue dirigido por directores de la talla de Mike Leigh, Harmony Korine y Ridley Scott.
Bremner pudo compartir su experiencia y sus conocimientos en un workshop para actores que brindó el jueves 12 de abril, a partir de las 15 hs., en la Usina del Arte. Durante tres horas, y haciendo gala de un muy buen carácter, le abrió su cabeza a todos los presentes, dejando en claro que es muchísimo más que el simpático drogadicto de la película de Danny Boyle.
Para empezar, confesó que no se formó como actor en un instituto, como es usual, sino que aprendió el oficio “cometiendo errores y cayéndose de culo”. A continuación explicó que, según él, un actor debe estar al servicio de por lo menos cinco cosas: el público, el director, el guionista, el productor y él mismo. “Creo que estas jerarquías a las cuales responden como sirvientes definen el tipo de actor que uno quiere ser”, agregó, “pero lo define de cierta forma, porque cada actor trabaja de una determinada manera, cada actor resuelve a su manera los problemas planteados por la actuación”. Bremner fue desarrollando esta lista en los últimos años, cuando empezó a dar clases en Nueva York.
Más adelante, por medio de una pantalla, mostró viejas fotografías tomadas al azar en las calles, de personas desconocidas, y también imágenes de árboles. Todo esto, para ejemplificar que personajes y actuación son parte de la vida, no sólo algo de la pantalla o el teatro.
En dos tandas, Bremner respondió preguntas del público, en su mayoría actores o personas vinculadas al mundo del cine. Ante la pregunta de si es posible hoy en día comenzar una carrera de actor sin tener una formación clásica, respondió afirmativamente: “Sí, porque la actuación es gratis. No te cuesta un centavo actuar. No necesitás ningún material”. Recalcó que el trabajo de actor implica un compromiso al cien por ciento, incluso cuando haya épocas en las que se pasará hambre. “El actor es como una chica en una pista de baile, esperando que la saquen a bailar”. Y añadió lo importante que es estar preparado para cuando toque pasar a la pista de baile. “Es fácil para mí porque me sacaron a bailar unas cuantas veces, y por lo tanto es fácil para mí ganarme la vida como actor, pero la perspectiva de volverse actor y tomarlo como una carrera, como una profesión, es una perspectiva existencial abrumadora”.
También, respondiendo a otra de las tantas preguntas, comentó sus observaciones de las actuaciones de lo poco que vio de cine nacional: “La cultura argentina está más permeada por lo existencial, a diferencia del cine estadounidense. Creo que los actores argentinos tienen una noción más sensible de lo que es el mundo interior”.
Con respecto a su trabajo con cineastas de renombre, se acordó de su audición para participar en Naked, de Mike Leigh. Como es sabido, Leigh no trabaja con un guión sino a base de improvisaciones, y Bremner captó su estilo desde el principio. Algo similar sucedió en Julien Donkey Boy, ya que Harmony Korine le mostró un guión de poco más de veinte páginas, sin diálogos.
En todo momento, el actor se mostró muy predispuesto, y hasta no temía decir que no sabía responder a alguna pregunta: “No es necesario tener todas las respuestas”. Y recalcó que no trabaja a partir de un método de actuación específico sino que toma un poco de cada uno según la situación.
De esta manera, Ewen Bremner terminó de conquistar a los fanáticos de Trainspotting y dio importantes lecciones para todo aquel que quiera dedicarse a la actuación.
Vale mencionar que la estupenda comunicación entre el actor y los presentes también fue posible por la muy buena tarea de la traductora, siempre rápida y eficaz.
© Matías Orta, 2018 | @matiasorta
Foto: Fiorela Aguirre
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