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CRÍTICAS

Jaques Morelenbaum en Bebop Club, por Patricio Durán

Jaques Morelenbaum es un cellista, compositor y arreglador brasileño y es uno de esos artistas tan queridos y respetados que trabajó con todo el mundo: Caetano Veloso, Tom Jobim, Gilberto Gil, Egberto Gismonti, Gal Costa, Ryuichi Sakamoto, Ivan Lins son tan solo una parte del asombroso listado. Su disco más celebrado, quizás, sea Casa. Lo hizo junto a su esposa Paula Morelenbaum y Sakamoto. Es un álbum de canciones de Jobim, grabado en la casa de Jobim y en el que participó el hijo de Jobim. En Casa hay un tratamiento cercano al mundo académico de la música popular de Brasil y ese parece ser el contraste permanente en la carrera de Morelenbaum: el conservatorio versus la calle. Su show en Buenos Aires no fue la excepción y tuvo ese condimento.

Jaques se presentó en Bebop Club el miércoles 11 de abril (también estará jueves 12 y viernes 13), el pequeño y elegante local que funciona en San Telmo desde hace cuatro años. Llegó con su proyecto CelloSam3aTrio, conformado por el guitarrista y arreglador Lula Galvão y el percusionista Rafael Barata, además de él, por supuesto, en el cello. El setlist se basó en canciones tradicionales de Brasil y algunas composiciones propias, desfilaron entonces las melodías de los monstruos brasileños como Veloso, Jobim, Buarque o Jacob do Bandolim. La mayoría, según el propio Jaques, integrarán el disco que está por salir.

Entonces la noche fue un deleite, un concierto de la más alta categoría. Samba y bossa nova con aires jazzeros y académicos, ejecutada por músicos virtuosos y sensibles, en donde cada uno tuvo su lugar para lucirse con solos celebrados por el público. Predominaron los climas delicados e intimistas, tanto que Jaques apenas deslizaba sus dedos sobre las cuerdas del Cello, el baterista tocaba los parches con sus yemas y el guitarrista hasta pidió que bajaran el volumen de su instrumento.

Morelenbaum no se olvidó del otro Lula, el expresidente brasileño, actualmente preso. Se refirió brevemente a la difícil situación que atraviesa su país, dejó entrever de qué lado de la grieta carioca se encuentra y deseó lo mejor para el futuro, justo antes de tocar “Ar livre” con sus aires solemnes. Tuvimos también el gusto de escuchar un tema nuevo, “Canción para Caetano”, una composición de Jaques (bastante evidente saber a quién está dedicada o en quién está inspirada), que según contó el cellista, la estrenaron hace dos semanas. Su atmósfera nostálgica en seguida fue reemplazada por la juguetona “Sambou… sambou” de João Donato, y en un momento más alegre de la noche bromeó con sus discos invitando al público a que los compre ya que “casualmente” los vendían en la entrada.

Durante tres noches Buenos Aires se convirtió en un lugar más bello gracias a la presencia de un artista tan inmenso como Jaques Morelenbaum.

© Patricio Durán, 2018 | @moss_elixir

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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