A Sala Llena

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WTF????

WTF????

No es secreto que, por estos días y como siempre decimos aquí, la mejor ficción del momento está en las series. Y el hecho, casi asumido por el mundo entero, ha desatado un nuevo tipo de adicción, que las grandes cadenas de televisión regular y premium, han sabido capitalizar a su favor de manera más que eficaz. Ahora bien, ¿representa esta adicción un verdadero peligro?

Como el fenómeno es reciente, recién se está comenzando a ensayar sobre el tema. Un par de notas aquí, algunas allá, las razones de esto, las de aquello, etc. Pero lo cierto es que la adicción es real y reviste cierto riesgo. Por supuesto, lo digo desde adentro, porque en temporada de series, no salgo de casa antes de las tres de la tarde y paso absolutamente todo el tiempo desde que me levanto hasta esas horas, mirando series. Eso, para no mencionar el hecho de que los domingos, de diez a once de la noche, horario en que HBO proyecta Game of Thrones, no existo para el mundo. No atiendo el teléfono, no contesto el timbre y el rush que experimento en el cuerpo se asemeja bastante al que se siente cuando se compromete uno en el ritual de apareamiento con un nuevo partenaire.

Sí, supongo que esa descripción es bastante ajustada.

¿Han consumido drogas? En mi caso, jamás duras, solo marihuana y alcaloides y narcóticos recetados, los que (y de esto estoy segura) deberían calificar, por lo menos, como semiduras. En mi caso, bajo los efectos de un antidepresivo, me sentía verdaderamente eufórica. Algo muy parecido a lo que mis amigos que han experimentado con la cocaína sienten cuando la consumen. Lo tremendo es que cuando es bajo receta, el estado es permanente. Y no les voy a mentir amigos, es FANTÁSTICO. De verdad sentís que el mundo es tu ostra. No saben lo bien que se siente no tener miedo de NADA, no tener responsabilidad moral ni afectiva sobre nadie, y emprenderla contra tu propia vida con un palo y destrozarla, sin que esto represente ni un ápice de dolor real. Dejarte ir, volverte una máquina de satisfacción de tus anhelos y deseos más básicos, perseguir tus sueños con la euforia de un caballo loco y prenderte fuego. Nunca estuve más bella, nunca estuve más sexy, nunca estuve más fatal. Y si, ahora que estoy más equilibrada, entiendo que todo fue sintético, que todo fue irresponsable y hasta malvado y ni atada vuelven a mandarme a un psiquiatra pero, aun así, cuando pienso en ese período de tiempo, los destellos de ese estado me llaman con voz hipnótica y tengo que resistirme como los marineros al canto de las sirenas.

Todos sabemos que un adicto jamás deja de serlo. Solo cambia una adicción peligrosa por otra que no lo destruya. Y entonces, ¿qué lugar ocupa la adicción a las series, en la bocha de alguien con una mente como la mía? ¿Es acaso la condena a procrastinar la vida hasta que llegue la muerte? ¿Son las series la metáfora enmascarada del sueño, a la hora de morir congelado?

Mirar series es parte de lo que hago, es parte de mi laburo, pero muchas veces me pregunto si no soy un gato laburando de cuidador de ratones. A menudo me pregunto cómo sería mi vida si me hubiera dedicado a la abogacía o la contaduría. ¿Somos acaso los tipos que laburamos de creativos, gente que evade la realidad hasta que le toca morir? ¿Estamos huyendo de la muerte o corriendo hacia ella mientras nos intoxicamos de ficción y papas fritas?

Cuando era chica, me refugiaba en la ficción porque no me gustaba demasiado mi realidad. Leía, miraba televisión, miraba películas, o escribía mis propias historias para escapar de una vida que me era inhóspita. Pero entonces, ahora, ¿cuál es mi excusa? Muchas veces pienso que tal vez no me gusta mi vida, que todo es un espejismo y por eso sigo enroscada en mi espiral de consumo de ficción. Si es así, ¿estoy condenada?

Es muy difícil escapar, sobre todo ahora. El final de Mad Men se está aproximando y esta segunda mitad de temporada final es fantástica. Oscura, deprimida, existencialista, casi narcótica. ¿Cómo huir, cómo evadirla?

No pude zafar de Daredevill, la nueva gran serie de Netflix, que consumí como caramelos de miel. Una gran pieza de búsqueda de justicia que te atrapa por su héroe, pero mucho más por el magnífico villano que compone Vincent D’Onofrio. Un actor que te hace sentir que vale la pena perderte horas y horas debajo de las cobijas viendo los trece capítulos de la temporada sin ver ni cómo salió, ni se puso el sol. Una faena que brinda cierto grado de sensación de logro cuando termina y te sentís parte de los millones de personas inmersos en la cultura de las series. Un espejismo de realización, muy difícil de renunciar.

Sobre todo para los que no nos sentimos realizados jamás, o pocas, muy pocas veces.

Yo nací siempre queriendo más y eso es una condena permanente. Una jaula dorada. Y claro, qué cosa puede ser más intoxicante que querer más y que te den más…

Un capítulo y otro y otro.

Porque, por un rato, te llenan el agujero y sos feliz aunque sepas que el agujero se vaciará indefectiblemente en el transcurso de poco, muy poco tiempo. La filosofía que rige mi vida adhiere al profundísimo aforismo: “¿Quién te quita lo bailado?”.

 Así, en estos días y además de las que mencioné anteriormente, ya consumí por completo: The Big Bang Theory, cuya temporada fue claramente transicional, casi estúpida. The Good Wife, que se reinventó por completo, Scandal, siempre viviendo a la altura de su creadora Shonda Rhimes, la última temporada de Revenge, con su respectivo y chotísimo final debido a su cancelación, Mike and Molly, Modern Family, Undateable, Sons of Anarchy, Marco Polo, El Tiempo entre Costuras (una bosta humeante que resistí hasta el final) y mis incansables re-runs de HIMYM.

 Todo esto y ahora espero que arranquen Penny Dreadfull (que ya está subida a la red, pero me contengo para verla en tele) y True Detective.

La pregunta que subyace indefectiblemente es: ¿cuándo vivo mi vida real? Todos dicen que la realidad supera a la ficción pero, ¿qué pasa cuando tu cabeza genera ficción a la que la vida jamás podrá equipararse? ¿Hay acaso una realidad que se asemeje a los ojos de Tyrion, anoche, viendo volar por primera vez a Drogon?

¿Hay que aceptarlo, hay que rendirse, hay que morir peleando?

WTF????

 ¿Por qué no me cuentan qué curso de acción tomarán ustedes?

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