Compañía, autoría y dirección: Agrupación Señor Serrano. Dramaturgista: Ferran Dordal. Creación y desarrollo tecnológico: Martí Sánchez-Fibla. Video-creación: Jordi Soler. Iluminación: Cube.bz. Diseño de sonido: Roger Costa Vendrell y Diego Anido. Arquitecto asesor: Pau Vidal. Maquetas: Nuria Manzano. Vestuario: Alexandra Laudo. Producción ejecutiva: Barbara Bloin. Management: Iva Horvat , Agente129. Producción: Agrupación Señor Serrano, Festival TNT (Terrassa Noves Tendències), Centre d’Arts Escèniques de Terrassa. Elenco: Diego Anido, Álex Serrano, Pau Palacios, Alberto Barberá. Prensa: Pablo Medina.
“Las fabulas como las del señor Brickman son para los débiles, por eso los niños son soñadores y los adultos miramos cine o teatro.”
La clasificación de esta obra sería esa mezcla entre teatro y cine, que puede contener variadas formas de exposición. En este caso, la parte correspondiente al séptimo arte son o “biopics” (films biográficos sobre una persona real), mientras que la del teatro es generada por un narrador que intenta fundirse con los films y otros dos actores que crean en vivo fragmentos de dicho film a través de distintos recursos.
La obra toma como hecho central la crisis de España del 2011 y la caída del sistema hipotecario, que deja a muchas personas en la calle. Pero para construir la dramaturgia genera dos líneas narrativas que se entrecruzan para llegar a un mismo puerto. La biografía de un constructor visionario que inspiró el primer sistema hipotecario del mundo y una característica en la biografía de Marlon Brando, cuya vida libertina estuvo muy relacionada a la búsqueda de un hogar que le permitiera ser feliz. “Muchos consiguen casas pero muy pocos un hogar”, expresó. La obra reivindica el derecho a un hogar contra las normas rígidas y frías del sistema capitalista.
La puesta en escena utiliza planchas de Telgopor blanco que permitirán múltiples construcciones, y proyecciones. En un lugar no demasiado apartado del espacio escénico hay una mesa con una laptop y otro integrante de la compañía que la maneja. El actor principal, toma el micrófono y comienza a relatar la historia del Señor Brickman, mientras tras él inician las proyecciones. Estas también se componen de dos elementos técnicos distintos. La filmación en vivo de pequeñas maquetas con muñequitos, que otro actor va moviendo en una mesa y un camarógrafo filma. Y las proyecciones de diversas películas de Marlon Brando.
A través de las maquetas se narra el origen humilde de Señor Brickman, que soñaba con un techo azul, y vemos en vivo que cambian el pequeñísimo techo de chapa de la maqueta por uno pintado de azul, con el muñequito de Brickman subido a una escalerita y su tachito de pintura, todo lo cual se proyecta en la pantalla, así como cada situación de la infancia del personaje. Este recurso creativo resulta encantador y útil como mezcla justa entre cine y teatro. El otro elemento son las películas de Marlon Brando, sobre las que el actor que lleva el relato reproduce a la par los movimientos de Brando, imitando su actuación pero con los textos de la compañía, sobre la historia del Señor Brickman, como si Brandon la protagonizara. El recurso tiene buenos momentos pero se sobreexpone en la repetición. Sin embargo hay que destacar que las maquetas filmadas se entremezclan con la proyección de las películas del actor, en una interesante composición.
La estructura dramática utiliza capítulos y textos escritos también proyectados, que nos cuentan anécdotas y citas, jugando en varios momentos con el humor ácido.
La escenografía, entonces, se va construyendo según la narración y cobra especial vida con la realización en escena de una casa, mediante las planchas de Telgopor. Los actores se toman el tiempo necesario para ello, lo que no molesta. Sobre las paredes de la casa se proyectan videos y fotografías, lo que tiene su clímax cuando los actores comienzan a girar la casa sobre su eje, generando una especie de cubo virtual de imágenes, más visto de modo virtual que un espacio real, y sin embargo realizado desde la arquitectónica escena más pura.
Las imágenes son de castillos y caserones, madrigueras, condominios, cuevas, departamentos, nidos de pájaros, cabañas, chozas y mansiones. Y de variados esquemas de nuestro conglomerado social: protestas, gente en situación de calle, etc. El mensaje es claro. 42.879 desahucios en 2011. Y en el medio la historia de un actor famoso que compró una isla, creyendo que sería su paraíso; en la que hizo construir una torre de radio, un hospital, una iglesia y un aeropuerto pero en donde vivió una tragedia familiar por la cual nunca más quiso retornar.
En el capítulo final la dramaturgia decide destruir lo mismo que había construido, y con el lema del inicio de este texto, las luces coloridas se tornan blancas y los actores comienzan a destrozar la escenografía en mil pedazos. Como destruyendo con saña el hermoso sueño del pobre que se vuelve rico a fuerza de perseverar, que nos habían contado y que ni siquiera termina bien. La sensación en el espectador es de desilusión y opacamiento.
Sin embargo unas burbujas caen del techo, que actores y público miramos por largos segundos, y que parecen dejar entreabierta la puerta para el que prefiera ser un niño…
Funciones: 23 y 24 de septiembre, a las 21 hs. Y 25 de septiembre, a las 20 hs.
Teatro : San Martín – Av. Corrientes 1530.
Por Natasha Ivannova