Zeide Shike
Dirección General: Perla Laske. Idea Original y Producción: Diego Lichtensztein. Libro: Diego Lichtensztein y Perla Laske. Elenco: Diego Lichtensztein. Artistas Invitadas (itinerantes): Divina Gloria, Zully Goldfarb. Músicos: Norberto Vogel y Oscar Kreimer. Prensa: Daniel Falcone.
Las tradiciones, los recuerdos y la revaloración de la familia son la base de este espectáculo, personal, autobiográfico del cantante Diego Lichtensztein. Junto a la colaboración de dos destacados músicos como el pianista y bandoneonísta Norberto Vogel, y el saxofonista y clarinetista Oskar Kreimer, Lichtensztein le rinde homenaje a su Zeide (abuelo) ya fallecido. Un inmigrante que llegó desde Rusia a la Argentina a fines de la década del ’10. Artista frustrado, Shike, tuvo que sobrevivir en una ciudad nueva, ante un idioma desconocido y costumbres que le eran ajenas. Pero quedó enamorado del tango.
A pesar de eso, no pudo sacar a relucir sus pasiones musicales, por lo cual se conformó siendo un comerciante, formando una familia, y llevando una vida conservadora.
A través de un repertorio que incluye desde tangos de Piazzolla, Eladia Blázquez, canciones folclóricas de Atahualpa Yupanqui, Horacio Guaraní y Marilina Ross, tangos y canciones populares jasídicas en idish y hebreo, así como temas clásicos provenientes de películas como El Violinista en el Tejado (Amanece, Anochece), y Yentl (Papa, Can You hear Me?), el nieto de Shike, logra entrelazar la música con su historia. Hechos fundamentales de la vida con anécdotas personales, de esas que solo se saben entre los familiares más cercanos.
Entre tema y tema Lichtensztein dramatiza algunos eventos en colaboración de las cantantes Divina Gloria o Zully Goldfarb.
En la última presentación registrada en el Velma Café, fue esta última quien representó a la compañía femenina de Shike y cantó con gracia y la calidad vocal que la caracteriza los temas en idish, dejando a Lichtensztein los temas en castellano, que sin duda, son su fuerte.
La intención del creador, es mostrar que su historia no se aleja demasiado de la historia de aquellos que somos descendientes de inmigrantes europeos. Uno puede palpar en sus recuerdos, ilusiones y desilusiones similares. Elementos cotidianos: un instrumento musical, una canción… o un pañuelo o bufanda.
Lichtensztein y Perla Laske, utilizan justamente un chal como elemento simbólico, para representar el frío, una caricia, el amor, el nacimiento de las nuevas generaciones… y la muerte. El elemento cobra una relevancia fundamental. La elección es sutil pero significativa.
Los 65 minutos de duración pasan de forma dinámica y fluida. Si bien es innegable el talento, la magnitud vocal, y la emoción que le impregnan a cada tema, es en el aspecto más narrativo, donde el espectáculo fluctúa. Y también en el tono de cada escena.
Una de las características de la cultura judía, es la forma de evocar el pasado y las tradiciones: a través del humor, la danza, la música y la representación artística. Lo que es extraño en el show de Lichtensztein, es la solemnidad: la falta de humor, de espontaneidad. El intérprete está demasiado lejos del público, se ata demasiado al libro. Le falta un poco de calidez en el escenario.
Esa cuota de espontaneidad la contagia un poco mejor, Goldfarb, pero queda relegada a un rol secundario.
El espectáculo no se define entre un tono dramático o un unipersonal más cercano al Café Concert. No por eso se pierde la emoción genuina, pero a la vez uno siente que falta algo.
Quizás un pequeño margen de error, una pequeña pizca de improvisación.
El relato se impone lúgubre y triste, aunque la intención de Lichtensztein es sincera, honesta, y la vida de Shike haya sido tal cual él la relata, habría que haberle impuesto un tono más irónico, más propio de la identidad de Shike que de la nostalgia de Diego.
Aún así, es un espectáculo loable, hecho con las mejores intensiones.
Teatro: Velma Café – Gorriti 5520/30
Reservas: 4772-4690
Funciones: Agosto
Precio: $60
