(Reino Unido, 2015)
Dirección y Guión: Craig Roberts. Elenco: Craig Roberts, Emile Hirsch, Aneirin Hughes, Nia Roberts, Mark Lewis Jones, Richard Harrington, Charlotte Randall, Ryan Owen, Sai Bennett, Helen Griffin. Producción: Adrian Bate y Pip Broughton. Distribuidora: Independiente. Duración: 84 minutos.
El amigo americano.
Sin definirse entre las reminiscencias apesadumbradas de los relatos de “coming of age” y la típica comedia negra centrada en el perdedor del pueblito alienante, Just Jim (2015) es otro de esos ejercicios en un delirio estilístico autoconsciente que pretende tocar cuanto ecosistema cinematográfico esté a su alcance. La película es la ópera prima del veinteañero Craig Roberts, aquel protagonista de la ingeniosa Submarine (2010), aquí no sólo dirigiendo sino también firmando el guión y componiendo al personaje principal, un joven galés que -como indican los manuales de los subgéneros involucrados- sufre la indiferencia de sus padres y los abusos de sus compañeros de colegio. La llegada de un vecino engreído, proveniente de Estados Unidos e interpretado por Emile Hirsch, modifica el panorama porque ambos se hacen amigos y progresivamente el británico comienza a envalentonarse.
La propuesta en su conjunto resulta una bienvenida aunque maltrecha adición a la cartelera de nuestro país, ya que si bien llama la atención la osadía del realizador y el inconformismo taciturno que anida detrás de la trama, lamentablemente a Roberts se le va un poco la mano en lo que respecta a la cantidad de ingredientes del mejunje: mientras que el primer acto funciona como una suerte de “versión inglesa” -volcada a la amargura y el minimalismo- del cine de Wes Anderson y Jared Hess, la segunda mitad del opus se juega de lleno por una lectura a la Richard Kelly de La Sombra de una Duda (Shadow of a Doubt, 1943), de Alfred Hitchcock. Más allá de las citas y/ o referencias generales, el trabajo incluye apenas un puñado de momentos hilarantes y durante gran parte de su desarrollo parece extraviado en su propio bucle, incapaz de profundizar en el análisis de los absurdos de la adolescencia.
Ahora bien, dentro de la sumatoria de elementos que no llegan a aprovecharse del todo pero que a priori señalaban una alternativa estructural interesante, se destaca la utilización de los recursos formales del suspenso más clasicista, hoy adaptados al tono freak de la realización y moviéndose entre la ironía intragénero y la sinceridad de la tensión implantada -sin sutilezas- al espectador: así nos vamos topando con secuencias oníricas/ fantásticas, la infaltable dosificación de la información, una banda sonora pomposa e intrusiva y hasta cierta angustia que no se diluye en ningún momento. Sin lugar a dudas lo mejor de Just Jim está condensado en el retrato meticuloso de las aristas más patéticas de la vida suburbana, un andamiaje comunal muy específico en el que la violencia y la falta de escrúpulos suelen estar maquilladas ante ojos que deciden no ver lo que ocurre por conveniencia y desapego.
Otro punto a favor pasa por el desempeño del elenco, no sólo de Hirsch y el propio Roberts (la química entre ambos saca a flote muchas escenas) sino también de Aneirin Hughes y Nia Roberts (los encargados de componer a los progenitores del protagonista, un par de diletantes de esa ceguera a la que nos referíamos anteriormente). De todas formas, y a pesar de su ambición y buenas intenciones, el film cae de manera intermitente en un terreno anodino dominado por la fragmentación y el poco vuelo a nivel conceptual de la obra, lo que en términos prácticos funciona como otro ejemplo de los problemas retóricos y discursivos de casi todo el cine indie de nuestros días. Una vez más el ímpetu crítico no está muy bien canalizado que digamos y la colección de remisiones -sumadas a un preciosismo visual bastante inconexo- terminan prevaleciendo por sobre la dimensión del contenido…
Por Emiliano Fernández
El joven actor Craig Roberts, mejor conocido por su papel en la película Submarine (2010), ha dirigido y escrito su primer film. En Just Jim Roberts encarna a Jim, un adolescente solitario, extraño y con problemas para entablar relaciones con sus pares. Él lo único que desea es ser popular, ser querido y conseguir una chica, pero su excentricidad y timidez convierten a esta tarea en una imposible.
Todo comenzará a cambiar cuando aparezca el personaje de Emile Hirsch, llamado Dean (es inevitable no verlo y recordar al icónico actor James Dean). Hirsch irradia seguridad, sexualidad y parece ser un experto en actuar como si todo le importase un bledo. Dean es todo lo que Jim no es pero muere por ser. Ambos entablarán una relación de mentor y discípulo con un único objetivo: hacer de Jim una persona “cool”.
En su debut como director, Roberts decidió filmar su historia en la localidad donde nació. La pequeña ciudad -ubicada en Gales- es un personaje por sí mismo que genera constantemente sentimientos de asfixia y soledad, recordando la frase “pueblo pequeño, infierno grande”. También se destaca su manera de retratar a las personas de ese pueblo con sus rarezas, sus aspectos patéticos y sus vidas monótonas.
Just Jim es dos películas al mismo tiempo y tal vez es esta mezcla que, a pesar de ser original, no ayuda a la obra en sí. La primera parte parece seguir el mismo estilo de las películas inglesas, con ese humor característico, los personajes excéntricos y la amargura de los pequeños pueblos. Pero de manera inesperada y casi brusca, el tono del film cambia totalmente y empieza a transformarse en una oda a Hitchcock y a las películas de suspenso.
Un gran punto a favor es la química entre los protagonistas. Las mejores escenas vienen de la mano de los encuentros que se producen entre los personajes de Roberts y Hirsch. De manera natural ambos interactúan, se desafían, se siguen y juegan en la pantalla grande. Cabe destacar la actuación de Hirsch como ese moderno James Dean, el chico malo y con onda que genera admiración y miedo al mismo tiempo.
A pesar de que el film decae bastante en su segunda mitad y esa mezcla de estilos termina jugándole en contra, Just Jim es un inicio prometedor para Roberts como director y guionista. Queda claro que no teme experimentar ni tomar de directores como David Lynch cuestiones referidas al tono y a la mirada acerca de los pueblos pequeños, jugando con sus propias reglas y creando algo propio. Resta ver cuál será su próximo proyecto.
Por Eliana Giménez
1 comentario en “Just Jim”
No sé mucho de cine, pero como psicóloga creo que es interesante cómo se trabaja el tema del bullying. El hecho de que mate al personaje del vecino es todo lo que se trabaja en un análisis con los adolescentes para que puedan salir de esa situación de acoso. Matar a ese Otro (simbólicamente) significa en clave de psicoanálisis, trascender lo siniestro. Esto es: aquello que resulta adorable, querible, conocido, tan cercano como familiar y al mismo tiempo peligroso y mosntruoso. Pues lo bello de la infancia debe quedarse en la infancia, de otro modo nadie crece, y ese sería el mayor temor, quedar petrificado y alienado a lo familiar. Lo familiar es lo siniestro x definición. Entonces, matar a Dean, es más que matar al padre, operación necesaria para crecer, también es deshacerse de lo que él mismo cree cool, aquello en lo que se quisiera ver, para animarse a ser él mismo, es decir, ser alguien con voz propia y que finalmente no necesite mentir. Jim ya no se esconde y devuelve la nintendo, ya no miente ni roba como un niño.