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FESTIVALES

12° Festival de Cine Alemán – Viento del Oeste

Viento del Oeste

Dirección: Robert Thalheim. Guión: Ilja Haller y Susann Schimk. Producción: Susann Schimk y Jorg Trentmann. Elenco: Friederike Becht, Luise Heyer, Franz Dinda, Volker Bruch. Duración: 89 minutos.

El ABC de la Puesta en Escena

El problema de Viento del Oeste es que se sobre explica demasiado, entonces lo que en un principio pueden entenderse como metáforas (de la división Alemana, de las definiciones sexuales, del amor como fuerza unificadora, del deseo contenido) terminan, a fuerza de repeticiones, siendo de un subrayado excesivamente obvio, logrando que el trasfondo político de la película pierda fuerza y la historia de amor que la atraviesa se vuelva insípida. Isabel (Luise Heyer) y Doreen (Friederike Becht) son dos hermanas mellizas provenientes de Alemania del Este, que practican remo y que, yendo hacia un campamento de verano, conocen en la ruta a dos jóvenes procedentes de Hamburgo, Arne (Franz Dinda) y Nico (Volker Bruch).

La puesta en escena diferencia claramente (o evidentemente) a las protagonistas entre la “femenina” y la “masculina”, uno de los tantos puntos sobre los que se cansa de hacer hincapié: una usa polleras, la otra pantalón, una tiene el pelo ligeramente más largo que la otra, la que ocupa el rol de hombre es la que ejerce cierto poder sobre la pasiva, una se enamora, la otra sale forzadamente con Nico que sólo la besa cuando se pone el perfume de Arne, y van… Pero además por momentos la relación entre ambas roza lo incestuoso y obsesivo, sobre todo por parte de Isabel.

Los primeros minutos prometen, pero antes de llegar a la mitad la película empieza a disolverse en un muy lindo trabajo de dirección de fotografía, dos actrices sumamente hermosas y un par de situaciones medianamente interesantes pero que no llenan, no colmas las expectativas generadas. Ambas hermanas deberán quebrar la unidad que conforman para que Alemania se vuelva a conformar como un mismo territorio, el amor es el camino y puede contra todo, y cuantas más ideas bastante livianas como para tratar un momento histórico tan fuerte, y todas claramente identificables por una puesta que pareciera ser simbolismos for dummies (los amantes se encuentran con cerca mediante, cuando los muchachos irrumpen en el campamento dicen algo como que ninguna pared pueden impedirnos llegar donde queremos, etc.) que lo único que logra es que nos termine de importar todo un comino. Por suerte suena seguido Never Let Me Down de Depeche Mode.

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