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[22] BAFICI | El planeta

[22] BAFICI | El planeta

Agudo retrato de la desigualdad social en clave de comedia:

Una mujer camina por la rambla de una ciudad balnearia fuera de temporada, muy coqueta, enfundada en un tapado de piel y cargando paquetes de compras que resbalan de sus manos. La imagen es el emblema del capitalismo; la mujer bella y adinerada que sale del shopping con sus variados consumos. Pero ya el tiempo lluvioso y frío, además de la elección de un blanco y negro decadente y nostálgico, contrastan con esta apariencia de felicidad. Así da comienzo El planeta (2020), opera prima de ficción de Amalia Ulman, artista multidisciplinaria nacida en Argentina y residente en Los Angeles.

La mujer en cuestión es María Rendueles (Ale Ulman), una mujer excéntrica, bordeando el desequilibrio psíquico, que realiza extraños rituales para detener a sus enemigos y que vive junto a su hija Leonor (Amalia Ulman), quien ha venido a acompañarla desde que falleció su padre residente en Londres. A poco de avanzar vamos conociendo el modo de vida de estas dos mujeres. María, habiendo sido siempre ama de casa, no cuenta con ningún tipo de ayuda social. La joven Leonor no consigue trabajo en una Gijón venida a menos por la crisis económica, donde vemos cantidades de comercios vacíos con carteles de venta o alquiler, derruidos por el paso del tiempo. Las dos mujeres se las rebuscan como pueden para subsistir en un departamento donde pasan su tiempo, siempre abrigadas al carecer de calefacción.

Es poca la paga que obtiene Leonor como artista, por lo que intenta ofrecer sexo por internet, pero las prácticas degradantes a las que debe exponerse por escaso dinero no terminan de convencerla. Deposita entonces sus expectativas de cambiar su realidad en el vínculo con un muchacho de origen asiático y de buen pasar, pero resulta ser casado. María, por su parte, roba objetos en algunas tiendas de baratijas o sobrevive gracias a las actividades que realiza junto a su hija en restaurantes o comercios de marca del shopping, chapeando en ese crédulo pueblo de provincia la imagen social de ser allegadas a un político conocido. Toda la película se despliega en el marco de la gran expectativa popular por la próxima entrega del Premio Príncipe de Asturias que tiene lugar en el Teatro Campoamor y en el cual se espera fanáticamente tanto la presencia del director de cine Martín Scorsese como de la familia real.  

En un tono de comedia paródica y de realismo social, y combinando elementos autobiográficos de la propia directora, El planeta evoca el cine independiente norteamericano de Miranda July, en su cuidado por el aspecto artístico-performático, y de Sean Baker en su agudo retrato de la marginalidad social.

El momento más destacable de El planeta se cifra en la ficción documental del tramo final, donde el personaje de María se cuela en medio del cotilleo de la multitud, ansiosa por estar cerca de las celebridades, lo cual contrasta con la manifestación popular al otro lado de la plaza, que protesta por la falta de empleo y la consecuente migración juvenil. De esta manera, la película desnuda con humor inteligente el poder de sujeción y sumisión que producen ciertas imágenes, títulos o nombres famosos. Además se constituye en un retrato acertado de la idiosincrasia española, dividida entre el culto cholulo a una imagen de opulencia y vanidad (como si participar de la fiesta fuera un modo de pertenecer) y la miseria de aquellos que sobreviven como pueden fuera del sistema. Pero incluso podemos dar un paso más; el título del film no solo refiere literalmente al restaurante de moda al que concurren madre e hija para obtener los beneficios del engaño de la apariencia social, sino que tiene un alcance simbólico universal: concentra y refracta el estado de profunda desigualdad social, propio de esta fase del capitalismo globalizado, que puede hallarse en vastas regiones del planeta. 

calificacion_4

© Carla Leonardi, 2021
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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