UNA EXPERIENCIA POSMODERNISTA DEL POSMODERNISMO
¿Es un festival de cine europeo si no hay un documental art house? Suma más puntos si el director es un grande, que desde hace tiempo está en vías de regresar a esos buenos viejos tiempos. Anselm se presentó en la última edición del Festival de Cannes, y es la película casi paralela a Perfect Days, la sorpresa del circuito periférico de la pasada temporada de premios. Cierto es que las biografías están en un plan de agotarnos el oxigeno de las variedades, ahora que Wim Wenders busque en un artista visual posmodernista la manera de surfear esta ola de “todas las vidas merecen tener un documental” es mínimamente alentador.
Mucho más interesante y medible que pensar sobre un merecimiento es acercar los mundos: el representado y el que representa; es decir el de la pintura y el del cine, respectivamente. Wenders cree tanto en el poder de las imágenes como el propio Anselm Kiefer, un artista alemán asociado al Neoexpresionismo (aparecido a principios de la década de 1960), de todos modos, sus primeros trabajos se acercaron a las neovanguardias al presentarse en la escena artística de su país con happenings e instalaciones. Además de ocuparse de la forma, su principal interés radicó en los temas vinculados a la historia reciente de su país, especialmente el nazismo, por lo que generó controversias en Europa, y especialmente en Alemania. Su famoso cuadro Margarethe, inspirado en un poema de Paul Celan (escrito a partir de su terrible experiencia en un campo de concentración) es un disparador en la película de Wenders.
El director alemán se espeja -en cierta forma- con su objeto de estudio. Anselm Kiefer es parte de esa cultura alemana joven de posguerra, concentrada en revisitar el pasado más cercano, a partir de una necesidad para poder progresar. Wenders, como parte del Nuevo Cine Alemán de 1970, también se ocupó de los intereses de Amselm, y ambos en la madurez de sendos caminos artísticos lograron emanciparse de esa urgencia, que los encontró en una Alemania dividida.
La vuelta al mundo, como concepto, asimismo los encontró en una coincidencia. En el caso del artista visual culminó esta etapa con una radicación en Barjac, un pueblito cerca de Aviñon, hasta allí llegó el director para mostrarlo bajo la mayor artificialidad posible de colores, materiales y todas aquellas cosas que conforman una imagen más plástica que neutra. Ver Anselm está más cerca de una experiencia inmersiva de moda que de una película esperable para los tiempos actuales acerca de un personaje particular con su nombre en el título.
Guión y dirección: Win Wenders. Elenco: Anselm Kiefer, Win Wenders, Anton Wenders. Producción: Karsten Brünig. Duración: 93 minutos.