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28º Festival Int. de Cine de Mar del Plata – Día 6

28º Festival Int. de Cine de Mar del Plata – Día 6

Jueves 21 de noviembre.

Ya entramos en la recta final. Las películas de competencia van siendo menos y la ansiedad de los realizadores sólo puede ser entendida por quienes hacen cine.

Pero hay una figura que en estas horas viene acaparando la atención de los cinéfilos: John Landis. El director estadounidense vino a presentar las seis de sus películas que proyectan en el festival, como Los Hermanos Caradura (título argentino de The Blues Brothers) y mañana dará una charla en el Hotel Provincial para una generación que se crió con sus films. Quienes se lo cruzan en la calle o en los cines se encontrarán con un caballero agradable, de buen humor y con un talento intacto. Visita de lujo.

John vino con su esposa, la vestuarista Deborah Nadoolman Landis, a quien le tocó hoy ser la protagonista de una mesa junto a colegas de su misma profesión.

Se acerca el fin del festival, pero todavía falta lo mejor.

 

Club Sándwich, Fernando Eimbcke (México, 2013 – Competencia Int) Por Elena Marina D’Aquila

Este coming of age mexicano explora el despertar sexual de un adolescente de 15años, Héctor, que descubre la atracción por el sexo opuesto en una chica de 16 años, mientras vacaciona en un hotel con su madre, Paloma. Ésta, no los dejará solos ni un segundo, lo que da inicio a la situación cómida de la película: la tríada que se origina a partir de un tercer personaje que viene a alterar el orden de los otros dos, y la lucha de los teens para escabullirse y encontrar un lugar donde puedan tener intimidad.

El cineasta hace un uso muy particular a los silencios, el manejo del tiempo –que logra relajarnos como si estuviésemos de vacaciones- y las miradas, confiando plenamente en la imagen como motor narrativo de la historia. Una historia sencilla, en la que no hay ni un solo movimiento de cámara, y todo el peso está concentrado en las excelentes actuaciones. La escena que culmina con la aceptación de la madre, del fin de la niñez de su hijo, expresa todo eso que sucede por debajo, internamente: ese momento crucial en la relación de una madre con su hijo que atraviesa la pubertad.

Otro punto fuerte de la Competencia Internacional, y una clase magistral de guión y dirección. Varias películas en Competencia intentan retrarar momentos de cotidianeidad y relaciones entre personajes, pero Club Sándwich es la prueba de que la fuerza de una historia se encuentra en el cómo. En la composición de los personajes y puesta en escena, en que el sólo hecho de apagar un ventilador, signifique más que sólo la acción de hacerlo.

Tiro de Gracia, de Nicolás Lidijover (Argentina, 2013 – Competencia Lat), por Matías Orta

Un joven de clase humilde toma rehenes en una farmacia. Los cautivos se comportan de diferente manera. La tensión se va volviendo insoportable. Y llega la policía…

En su debut como director de largometrajes, Nicolás Lidijover elija contarnos una historia sobre la dura realidad argentina, pero siempre desde el subgénero de los robos, donde resulta inevitable nombrar a Tarde de Perros, con Al Pacino. Lo interesante es que Lidijover armó la película como si la mayor parte fueran registros de las cámaras de seguridad, yendo y viniendo en el tiempo, donde de a poco vamos conociendo mejor a los personajes y sus verdaderas motivaciones.

La película nunca deja de funcionar como un thriller, que incluye drama y comedia, a veces involuntaria debido a situaciones no muy claras. Dentro de un elenco interesante pero desparejo se destacan Nacho Gadano y Nicolás Golschmidt como el muchacho al que las circunstancias lo llevan a comer un crimen. Guadalupe Docampo está muy desaprovechada y se limita a llorar todo el tiempo.

Aun siendo despareja, Tiro de Gracia es entretenida y dejan pensando en la locura de la sociedad actual.

The Eternal Return of Antonis Paraskevas, de Elina Psykou (Grecia, 2013 – Competencia Int), por Carlos Rey

Antonis Paraskevas, conductor un noticiero matutino en Grecia, se recluye en un hotel cerrado simulando un secuestro sin motivo aparente. Con solos estos datos, Elina Psykou arma un relato de un hombre desesperado en soledad, reconstruyendo a través de noticias televisivas un pasado que lo tuvo como gloria televisiva y que por alguna cuestión él decide abandonar. Mientras los motivos parecen aclararse, Psykou retrata la crisis griega en una fina segunda capa de la película, crisis que construye la realidad desesperante del protagonista y que lo pone al borde de un mundo surrealista. Las formas, eso único que construye el relato cinematográfico, están construidas de manera inteligente por Psykou, que para restarle solemnidad al relato se anima hasta construir un clip de “Me Olvide de vivir” de Julio Iglesias en clave pop. Cine desesperante en una Grecia arrasada, donde la salida no existe (lo vemos en el plano carcelario donde las barras negras del desempañador de la luneta trasera del auto “encarcelan” a un bello paisaje que Antonis abandona para su reclusión) y un final desolador, donde la muerte se encuentra a la vuelta de la esquina.

The Eternal Return of Antonis Paraskevas, por E.M.D.

Difícilmente otro le gane a Christos Stergioglou el premio a Mejor Actor. El hombre es el silencioso y solitario protagonista de esta historia de

Antonis Paraskevas -legendario presentador de un programa de televisión durante 20 años- deambula por un hotel vacío en pleno invierno, comiendo únicamente fideos y tratando de recrear la receta de “fideos moleculares”. Durante su estadía, planea su glorioso regreso a la televisión, pero aún no está preparado. El hecho de no regresar, es la única forma que tiene el personaje de preservar su inmortalidad, fingiendo su propio secuestro para reinventarse. Pero la farsa termina yéndose de las manos, en medio de una puesta tan claustrofóbica y demente como la de El Resplandor que retrata la alienación de la celebridad, y a su vez, deja entrever una crítica hacia la situación económica griega.

El humor –escena musical incluida- y la oscuridad, se mezclan con el desasosiego en el film de la cineasta perteneciente a la Nueva Ola del cine griego. Hay una sensación de rareza característica de este nuevo cine, que impregna toda la película y encuentra su centro gravitatorio en el único personaje de esta historia.

Una ópera prima y oscura sátira que explora el precio del narcicismo y la fama, de una forma simple y complejísima a la vez.

O sol nos meus olhos, de Flora Díaz y Juruna Mallon (Brasil, 2013 – Competencia Lat), por M.O.

Un hombre llega a su casa, llama a su mujer. Ella no responde. Intrigado, va a buscarla y la encuentra muerta en su habitación. Entonces guarda el cuerpo en un bolso y se la lleva en el auto rumbo a un paraje selvático.

Una road movie contemplativa, que sigue los pasos de este personaje: atraviesa ciudades, conoce gente y hasta imagina que es acompañado por una versión viva de su mujer.

Los directores recurren a un estilo más basado en los silencios y en los climas. Son interesantes las interacciones entre el hombre y la alucinación de su esposa, dando a entender el motivo del viaje, pero la película en general es monótona y pesada, incluso teniendo que tampoco fue pensada para ser un producto ágil.

Sin embargo, O sol nos meus olhos sigue siendo la película que no puede faltar en una competencia, aún cuando divida al público.

Mujer Conejo, de Verónica Chen (Argentina, 2013 – Competencia Arg), por M.O.

La nueva película de Verónica Chen ahonda en terrenos extravagantes. Por un lado, la historia de Ana (Haien Qiu), una muchacha de origen chino que no habla el idioma y, mientras se pregunta por su identidad y va lidiando con cuestiones sentimentales, trabaja como inspectora de higiene y descubre un asunto turbio. En paralelo, una trama acerca de experimentos con conejos que convierten a estos animalitos en criaturas devoradoras de otros animales. Ambas tramas se irán uniendo, para desembocar en un no menos esotérico enlace desenlace.

La película está mayormente hecha con actores, pero incluye secuencias animadas de estilo animé (dibujo animado japonés), sobre todo para mostrar los ataques de los conejos mutantes. Un recurso que otras veces está usado de manera equivocada (algunas escenas de diálogos) y genera bastante confusión. De todas maneras, el ritmo no decae, hay momentos de tensión (Ana conduciendo en medio de la ruta, siendo observada por los ojos rojos de los conejos, que observan camuflados en el pasto) y hasta podemos encontrar críticas a la experimentación con animales y sus terribles consecuencias.

Mujer Conejo podrá no ser perfecta, pero resulta interesante e inquietante.

 

El hombre detrás de la máscara (Gabriela Obregón, 2013 – Sección Las venas abiertas), por E.M.D.

Obregón presenta una película biográfica sobre la vida del Santo –leyenda mexicana de lucha libre- y su hijo, quien suguió el mismo camino, heredado su máscara y su nombre: El hijo del Santo. Desde su infancia con su padre, hasta sus comienzos en la lucha libre, la muerte de su padre, transitando el éxito, la crítica del público.

Las dificultades que presenta llevar una máscara toda la vida. El hijo del Santo es un esclavo de ella. Nunca se la saca, ni para manejar, ni para tomarse una foto familiar durante las vacaciones, ni para jugar con sus hijos. Ni siquiera su primera esposa lo ha visto sin la máscara. Un documental que alterna material de archivo de diferentes formatos, del Super 8 a una cámara digital que lo registra mientras habla durante un viaje a Bélgica. Una mirada interesante y sólida –aunque la última media hora se vuelve un poco reiterativo sobre ciertos conceptos- en su propuesta, que contempla material variado no sólo en cuanto a formatos sino a ritmos, texturas, fotografías, saltos en ralenti, entrevistas, luchas entre el Santo y Blue Demon, La Momia, El Solitario, Black Shadow . Obregón se mueve entre lo lúdico y lo siniestro del enmascarado que vive toda su vida a través del marco de una máscara.

Una película que se encarga de mantener vivo el legado y la figura mítica del luchador –El Santo que es uno sólo, padre e hijo-, que se ha convertido en un superhéroe de carne y hueso de la cultura mexicana y del mundo.

 

Why Don´t You Play in Hell?, de Sion Sono (Japón, 2013 – Sección Hora Cero), por C.R.

Sion Sono y la autoconciencia de la cinefilia dibujada con litros de sangre. El grupo The Fuck Bombers, jóvenes cinéfilos en la búsqueda de construir y filmar una obra maestra, luchan durante dos décadas, desde que son niños hasta sus aproximadamente treinta años de edad, para hacer esa película en la búsqueda de ser “el nuevo director” o “el Bruce Lee Japones” donde, para lograrlo, se verán las caras con grupos de asesinos yakuzas que se enfrentan entre ellos. Sion Sono filma todo en clave de fiesta total, sanguinaria, llena de tiros y sables samuráis que parten cabezas. Citas y homenajes por todos lados decoran la fiesta, desde la música del Kill Bill tarantinesco hasta la de Barry Lyndon de Kubrick pero por sobre todas las cosas, Why Don’t You Play in Hell es una despedida del fílmico, despedida que funciona como defensa acérrima del 35mm “las cámaras de 35mm eran pesadas” dice uno de los The Fuck Bombers. Muy cierto, el cine era “pesado”, no como estas visiones en video digital a la que lamentablemente, deberemos acostumbrarnos.

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