A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

#CANNES77 | Cannibalismos 03: ¿Dónde está la casa de mi amigo?

#CANNES77 | Cannibalismos 03: ¿Dónde está la casa de mi amigo?

Volviendo a Megalopolis, aunque sea de refilón, lo que más llama la atención sobre este proyecto megalómano de Coppola es la comparación con otra película todavía más megalómana, en su concepción de producción, en su ambición vanguardista y en su propio tema, como es el caso del Napoléon vu par Abel Gance, que inauguró el martes las sección Cannes Classics. Aunque también podríamos compararla con la nueva película (que no la última, como dejó muy claro en la presentación Fabrice Aragno) de Jean-Luc Godard, Scénarios, culminada la tarde antes de su programado suicidio asistido en septiembre de 2022. En la senda del Le Livre d’image, este cortometraje de 18 minutos juega de nuevo con sus característicos collages, las imágenes de otras películas, las citas literarias y lo que es más importante para la posterioridad, un último plano filmado en la tarde del 12 de septiembre de 2022 en el que el propio Godard, sentado en la cama, lee un texto de Jean-Paul Sartre. Sin embargo, la sorpresa viene del complemento de esta última o nueva película, una filmación de octubre de 2021, Exposé du film annonce du film “Scénario”. Este Scénario sin la S final era el proyecto que Godard tenía en mente para suceder a Le Livre d’image, pero que las circunstancias pospusieron para siempre. Por suerte, quedan estos 36 minutos en los que Godard expone el guión de esa futura película. Un guion que no es tal, sino un cuaderno con fotos y textos en el que se refleja su estructura y que le va comentando a Aragno. Se trata de un mero registro, filmado de cualquier manera, pero que explica el método de Godard, o de este último Godard, como nunca se había hecho antes: el sentido de esa estructura, cómo se organizan los temas, el porqué de determinadas imágenes… o cómo ni el mismo Godard acababa de entender algunas de las citas de sus películas. No solo eso, lo que nos ofrece esta película, o este doble programa, es el retrato de un Godard profundamente humano.

Cabe especular cuántas películas podría haber hecho Godard con el presupuesto de Megalopolis (¿toda su filmografía?) o con el de una de Yorgos Lanthimos, el nuevo rico de Hollywood, aún más después del éxito, los Oscars y el León de Oro en Venecia por su película anterior, Poor Things. En cuestión de meses Lanthimos tiene ya una nueva película, Kinds of Kindness ¡de 165 minutos de duración! Se diría que el cineasta griego está aprovechando su oportunidad (y alimentando su ego y autoindulgencia), pero de nuevo la pregunta que toca hacerse es para qué. Porque Kinds of Kindness parte de una idea muy simple, tres historias protagonizadas por el mismo núcleo de siete actores protagonistas, que en su desarrollo va perdiendo interés. En teoría esta debería de ser una película más personal que las dos anteriores, The Favourite y Poor Things, encargos de Hollywood, y de hecho recupera a su guionista habitual, Efthimis Filippou. Algo que se nota en este universo lleno de personajes extraños y controladores, con sus arrebatos de crueldad y arbitrariedad. Sí, aunque sus películas hollywoodenses no sean refractarias a estos temas (se las encargaron por algo), en Kinds of Kindness hay una clara voluntad de rehacer sus películas griegas (particularmente Kynodontas y Alps) con más dinero y rostros populares como los de Emma Stone, Willem Dafoe o Jesse Plemons. El resultado puede ser menos aparatoso e irritante que el de Poor Things, pero esta nueva película ya la habíamos visto (en griego) y un Lanthimos x 3 es una de las ideas más terroríficas que nos puede ofrecer el cine contemporáneo, un cine ya sin Godard.

Creo que Paul Schrader nunca ha gozado del éxito de un Lanthimos, pese a todo su prestigio acumulado como guionista de Martin Scorsese, como crítico e incluso con algunas de las películas que ha dirigido en una irregular carrera de casi medio siglo. Pero sus últimas películas, a partir de First Reformed, parecen haberlo devuelto a una discreta primera línea que, con Oh, Canada, le trae por primera vez la competición de Cannes después de 36 años. Y lo hace con una película muy diferente a su última trilogía, adaptación de una novela de Russell Banks centrada en el rodaje de una entrevista a un viejo y prestigioso documentalista a punto de morir que interpreta Richard Gere, Leonard Fife, estadounidense de origen, pero afincado en Canadá. Al otro lado de la cámara están otros dos prestigiosos documentalistas, ganadores de un Oscar y que se sirven para sus entrevistas del “interrotrom” de Errol Morris… El mundo del documental y Schader no parecen casar muy bien, pero Oh, Canada toma otros derroteros cuando Fife comienza a contar su historia, la de su juventud, en la que renunció a su matrimonio y la dirección de una empresa farmacéutica para huir de Vietnam y asentarse en Canadá. Lo que ocurre es que su memoria empieza a fallar y lo que debiera ser un registro documental se convierte, paradójicamente, en una suerte de elogio de la fabulación en la que las historias de juventud comienzan a confundirse enredadas en un bucle del que Fife no sabe salir: la compañera actual de Fife es Emma, que encarna Uma Thurman, pero Thurman también interpreta a otra mujer del pasado, Gloria, y nunca llegamos a saber si es la misma persona o Fife le ha puesto el mismo rostro a dos mujeres distintas. No, no parece un material muy Schrader, ni por el lado de la reflexión sobre el documental (las clases de Fife tienen algo de acumulación de tópicos teóricos que provocan algo de sonrojo, sobre todo después de haber visto y oído a Godard), ni por esta historia sobre la memoria ambientada a finales de los sesenta con una ambientación de época más que ajustada.

El Canadá de Une langue universelle, de Matthew Rankin, es también un territorio extranjero, del exilio o de la diáspora, solo que en este caso transmutado en una suerte de Irán trasladado en el tiempo y en el espacio. La película de Rankin empieza con un rótulo del Centro Quebécois para el Desarrollo Intelectual de los Niños y la Juventud, para encontrarnos de repente en un colegio con un profesor y sus alumnos hablando todos farsi. Pero estamos en Winnipeg y no en Teherán, por más que todo nos lleve a Abbas Kiarostami y a sus películas para Kanoon (el Centro Iraní para el Desarrollo Intelectual de los Niños y la Juventud). Pero Une langue universelle está muy lejos de ser un fake o ni siquiera pretenderlo, por más que nos encontremos con un profesor bastante cruel, unos alumnos muy tozudos o una historia que evoca sin ningún disimulo ¿Dónde está la casa de mi amigo? En su lugar, lo que tenemos, sobre todo a partir de otra historia paralela que une a un funcionario retornado y a un guía turístico (en cuyo recorrido se incluye un monumento reconocido por la UNESCO: el Banco de la Maleta Abandonada, ese banco callejero en el que alguien se olvidó su maleta y que varias décadas después sigue ahí esperando por su propietario), es una sentida evocación de una ciudad, Winnipeg, vista a través del filtro de la cultura iraní. No sé si esta “lengua universal” es la puesta en escena, que diría Jacques Rivette, o el farsi o el lenguaje que Kiarostami desarrolló en Kanoon. Como sea, no hay mejor homenaje al maestro iraní.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

BUSCADOR

Generic selectors
Solo coincidencias exactas
Búsqueda por título
Búsqueda en contenido
Post Type Selectors

ÚLTIMAS ENTRADAS

Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter