Metal y Hueso (De Rouille et d’os, Jacques Audiard, Francia/Bélgica, 2012)
Reseña previamente publicada con motivo de exhibición en el 65° Festival de Cannes:
Luego del gran film Un Profeta –no estrenado comercialmente en Argentina, lo que resulta inexplicable-, esperaba que el director Jacques Audiard me sorprendiera, como lo había hecho con su anterior trabajo. De Rouille et D’Os, o Rust and Bone, cae en golpes bajos innecesarios, tras una construcción inicial interesante de personajes interpretados acertadamente por Marion Cotillard (Stephanie) y Matthias Schoenaerts (Alí) -en la que podría considerarse la actuación “puente” de éste ultimo hacia el star system-. Ambos tienen química en pantalla; sus personajes se conocen tras una pelea fuera del boliche donde Alí trabaja de portero de seguridad y, desde ese preciso instante, la atracción prevalece y se mantiene constante. Ella convive con alguien y tiene un accidente tremendo, reminiscente del de Hillary Swank en Million Dollar Baby; como consecuencia, queda lisiada y, a partir de ello, el eje central del film cambia notoriamente.
Los aciertos de Rust and Bone se ven en la fotografía con tonos áridos, la edición y la excelente banda sonora a cargo de Alexandre Desplat. La narrativa que pendula entre la relación de ambos y el pasado de Alí, extrañamente conjugados hacia el final del film, establece un parámetro de film fragmentado que termina alejándose de una propuesta integrada.
Crítica previamente publicada con motivo de exhibición en la muestra Pantalla Pinamar 2013:
http://www.asalallenaonline.com.ar/festivales-cine/pantalla-pinamar-2013/4906-diario-dia-1.html
Por un lado, Ali (Matthias Schoenaerts), un luchador de kickboxing que aspira a grandes logros pero que ahora debe criar a su pequeño hijo, vivir con la familia de su hermana y subsistir con distintos trabajos. Por otro, Stéphanie (Marion Cotillard), una entrenadora de orcas que pierde las piernas en un accidente durante un show. Dos personas apaleadas por la vida, que comienzan una relación. Extraña, pura, a veces amistosa, a veces sexual, pero relación al fin.
Después de Un Profeta, de Jacques Audiard regresa con una historia intimista sobre personajes en los peores momentos de sus vidas, que sin embargo se esfuerzan por dar pelea. Un drama con vigor cinematográfico, que tiene como puntos más altos las actuaciones de los protagonistas, que tienen desafíos físicos y emocionales.
El belga Matthias Schoenaerts se ve comprometido en un papel intenso; Ali es mal padre, hace muchas cosas de manera equivocada, pero se niega a renunciar a su pasión, no importa si lo lleva a vincularse a personajes oscuros. Un actor que recuerda a su también muy talentoso compatriota Jérémie Renier. En cuanto a Marion Cotillard, logra una de las mejores interpretaciones de su carrera. Además de ser una de las mujeres más hermosas que supo darnos la pantalla grande, es muy convincente como la atormentada Stéphanie. Un trabajo que casi le vale una nominación al Oscar, premio que ganó en 2008 por hacer de Edith Piaf en La Vie en Rose.
También vale destacar el uso de los efectos especiales a la hora de mostrar a una Marion sin piernas y con prótesis. Remiten a lo hecho con Gary Sinise de Forrest Gump, aunque ahora la tecnología digital avanzó mucho más y el resultado es aún más logrado.
La película incluye una muy buena banda sonora, compuesta por temas de Bruce Springteen, B-52 y Katy Perry, entre otros, que contribuyen a reforzar determinadas secuencias.
Metal y Hueso es una film fuerte, duro, que no llega a caer en golpes bajos (pero pasa muy cerca). Hay que digerirlo, pero nunca dejar de verlo.