Una familia americana tipo compra una casa a buen precio. Claro que, si nos escabullimos dentro del cine de género podemos advertir que la misma es demasiada económica teniendo en cuenta su tamaño y buen estado. Ésto claramente desencadena las sospechas por parte del espectador que no tardará en concluir que la morada algo se trae. Principalmente porque en la introducción ocurrida años atrás, incluye a una niña que por la noche sale de la casa en busca de un juguete y es acosada por sucesos extraños en la gran piscina del patio trasero para luego ser devorada inexplicablemente por sus aguas. La ecuación es fácil, aunque bajo el influjo de dicho misterio, es decir el gancho para mantener la atención del espectador, es más que suficiente.
Si lo que faltaba en el mundo del cine sobre casas malditas era una piscina embrujada, Aguas siniestras es la respuesta. Aunque, retrocediendo en el pasado, en 1985 Steve Miner con su genial House haya interpelado a un argumento bastante similar, pero con otros resultados, claro está: recordemos al escritor que pierde a su hijo cuando éste es tragado por las aguas de una idílica piscina y para recuperarlo debe enfrentar los fantasmas/pasado que lo atormentan en el caserón.
Acá no falla la clásica historia de la familia que se muda a su nuevo hogar y comienzan a sufrir todo tipo de perturbaciones inexplicables. Le agregamos a mamá perceptiva a todo suceso y papá escéptico y racionalista ante las circunstancias. ¿Alguien pensó en The Amityville Horror (1979)? Autoconsciencia o tradición, uds. deciden.
Dichos tópicos del género sirven, claramente, para abordar ciertos cánones que de otro modo serían ajenos a una narración tradicional, que incluyen una pertinente investigación del pasado de la casa una vez que el mal se desate y a papá amoroso influenciado por éstas fuerzas oscuras intentando dañar a su familia. Lo más interesante es que acá las dimensiones psicológicas/dramáticas son abordadas con cuidado, buenas ideas y algunas representaciones interesantes. En cuanto a la construcción del género, Aguas siniestras se toma su tiempo, paulatinamente, hasta que agota la espera y el suspenso sin saber sostener muy bien aquello por lo que el espectador asiste al cine para verla. Acá no importa que los sustos no sean efectivos (entiendan: el cine de terror no se hace en base de sustos efectivos, como muchos creen), muchas grandes obras maestras del terror no generan miedo, el problema es que los momentos de tensión, donde la cámara debe saber dónde y cómo acomodarse, son tratados sin demasiada imaginación y todo lo que refiere a la otredad, se pierde y disuelve rápidamente.
Como mencionamos antes, el drama y el arco emocional por el que atraviesa la familia está mejor construido y es tal vez lo mejor de la película y recién para el final, la fusión que hace sobre ésta cuestión con lo fantástico/terrorífico (y su técnica empleada) es la síntesis perfecta de ello, con un constructo sumamente interesante.
Ésto es lo que tal vez salva a la película de ser enterrada en lo más profundo del olvido cinematográfico, principalmente de un género que muchas veces no toma riesgos y el sopor y cliché atentan contra su larga tradición.
(Estados Unidos, Reino Unido, Australia, 2024)
Guion, dirección: Bryce McGuire. Elenco: Wyatt Russell, Kerry Condon, Amélie Hoeferle. Producción: Jason Blum, James Wan. Duración: 98 minutos.
