Más críticas de películas proyectadas el jueves 14 de abril.
The People Garden, de Nadia Litz (Canada / Japon, 2016 – Competencia Internacional), por Martín Chiavarino
El bosque del tedio
El segundo largometraje de la actriz y realizadora canadiense Nadia Litz es una película de terror psicológico sobre una pareja del mundo del espectáculo que se encuentra atrapada en un misterioso bosque de Japón.
La joven actriz Sweetpea viaja a Japón para romper con su novio estrella de rock juvenil, Jamie, pero al parecer él ha desaparecido el día anterior. Ella cree que es un plan de su pareja para impedir que ella termine con la relación, pero intuye que algo extraño pasa en el bosque.
La película comienza prometedoramente con la joven Sweetpea adentrándose en el bosque tras ser advertida por un extraño y taciturno joven del anciano grupo de maestranza que la va a buscar al aeropuerto sobre las particularidades y los misterios del frondoso lugar.
Desde que la joven llega al campamento donde se filma el videoclip, The People Garden se autodestruye, intentando por todos los medios a su alcance generar tedio y construir una historia derivativa que se resuelve en una charla entre Jamie y Sweetpea con los diálogos más anodinos imaginables.
Las actuaciones de los protagonistas occidentales son realmente malas y es necesario destacar el papel absurdo e innecesario de Pamela Anderson que no aporta nada a la historia. Lo único rescatable son las escenas de diálogos entre los japoneses que no tienen nada que ver con el relato. Solo es un ridículo intento trivial, tardío y sin éxito por profundizar en la sabiduría oriental. Oriente y occidente nunca llegan a relacionarse y solo queda una película inconducente con un guión patético que nunca debería haberse filmado.
Demon, de Marcin Wrona (Polonia, 2015 – Vanguardia y Género), por Matías Orta
La joven pareja compuesta por Piort (Itay Tiran) y Zaneta (Agnieszka Zulewska) se mudan a una casa que heredó la chica. Allí también se celebrará la boda. Pero antes de una noche que terminará siendo de todo menos tranquila, Piort descubre restos humanos enterrados a metros de la vivienda. A partir de ese momento, ya no será el mismo: comenzará teniendo entrañas visiones y de a poco irá experimentando conductas extrañas, que lo hacen retorcerse y hablar en lenguas antiquísimas. Sus seres queridos, empezando por Zaneta, deberán hacer lo imposible por rescatarlo de ese mal… aún en medio de los festejos.
El director Marcin Wrona (quien se suicidó antes de la premiere mundial de la película) mezcla terror, drama y humor en los momentos más improbables. El mito del dybbuk (espíritu del mal originario del folklore judío) ya había sido plasmado en producciones Hollywoodenses: La Profecía del No Nacido, de David S. Goyer, y Posesión Satánica, con Jeffrey Dean Morgan. Pero Wrona consigue alejarse de todo convencionalismo. Aquí la posesión demoníaca se desarrolla durante el festejo del casamiento, en medio de parientes, amigos y vecinos alcoholizados, entre los que se encuentran un médico y un sacerdote sin demasiada idea de nada. También es valioso que los momentos de miedo no involucran efectos especiales ni criaturas horrendas, sino que se apoya en las actuaciones, los efectos sonoros y en un maquillaje sutil.
Si Emir Kusturica dirigiera su propia versión de El Exorcista, el resultado se acercaría a Demon.
Finding Sofía, de Nicolás Casavecchia (Argentina / Estados Unidos, 2016 – Comp. Arg.), por María Paula Putrueli
Finding Sofía es una coproducción argentina-estadounidense, como su título lo empieza a sugerir. Es también el primer largometraje de Nico Casavecchia, director e ilustrador argentino radicado en New York, y llega al Bafici para su premiere mundial.
El film está protagonizado por Sam Huntington (a quien viéramos en el papel de Jimmy Olsen, en Superman Regresa), Rafael Spregelburd, (gran actor argentino visto en Cornelia frente al Espejo y la reciente Una Noche de Amor) y personificando a la buscada Sofía, Andrea Carballo (quien haya visto el corto “Ni una sola palabra de amor” la reconocerá enseguida). Completa elenco Sofía Brihet, en una desenvuelta y fresca actuación.
Alex (Huntigton) es un director de animación, quien vive en Brooklyn, recientemente se ha hecho muy conocido en las redes sociales, gracias a su corto “Tomates que bailan”, un viral de exactamente eso, dos tomates que bailan. Decidido a probar que puede realizar obras de calidad artística muy superiores al video que lo ha popularizado, se encuentra en instancias previas a firmar un contrato para de alguna manera venderse al “lado oscuro” de la publicidad.
Una noche, un poco desorientado (estado que lo acompaña en casi todo el resto del metraje), saca un pasaje a Argentina para conocer a Sofía, una mujer con quien mantiene una relación virtual, a quien nunca ha visto en persona y de quien se enamorará perdidamente. Sofía (Carballo) vive en el Tigre, y tiene un detalle del cual Alex no está al tanto: un novio (Spregelburd), un pintor en pleno proceso creativo, instalado en su casa del Delta junto a su asistente Flor (Brihet), con quien mantiene una relación bastante particular.
La elección del director en relación al elenco es un acierto total. Hay una versatilidad y un atisbo de familiaridad con cada uno de los personajes que seduce desde el inicio, sin importar el idioma que cada uno hable, o que terminen hablando en inglés aún cuando el chico estadounidense no tenga participación en la discusión; aquello de lo que hablan, por lo que viven, los sueños que persiguen y los que dejan ir, son los mismos que cualquier artista recorre en su vida.
El camino en búsqueda hacia Sofía, puede valernos como excusa: un recorrido en la pesquisa de sí mismo por parte del protagonista, aunque vaya camino a encontrarse con el supuesto amor, y lo que encuentre sea una rara convivencia de personas bajo el mismo techo, cada uno de ellos son personas que parecen, incluso en grupo, estar solos. Y de eso trata el film también, adaptarnos, ante las circunstancias las cuales difícilmente son las que estamos esperando, las contradicciones internas y externas con las que debatimos a diario, estemos en el lugar del mundo donde estemos, encontrarnos a nosotros mismos puede ser una tarea épica, ni hablar encontrarse con alguien más, encontrarse y coincidir, encontrarse y ser.
Muy buena calidad visual de esta primera producción de 1stAveMachine, con una banda de sonido que acompaña y es parte, destaca el recurso de animación para contar ciertas partes de la historia, la cualidad de ilustrador del director mucho aporta en esta fase, y completa una película de aquí y de allá, donde el relato prevalece y hace de un simple argumento una gran película.