Más críticas del viernes 15 de abril.
Primero Enero, de Darío Mascambroni (2016 – Competencia Argentina), por Matías Orta
El cine cordobés sigue presentando un cine indie con historias que, lejos de quedarse en localismos, adquieren una dimensión universal. Primero Enero es una nueva muestra, aunque no la más conseguida.
Un hombre y su pequeño hijo viajan a una casa en las sierras. La idea del padre (divorciado) es pasar tiempo juntos, disfrutar de la naturaleza, conocerse mejor, sobre todo porque la vivienda pronto será puesta a la venta. Sin embargo, las diferencias entre ambos afloran cuando surgen temas relacionados con la madre del chico.
La ópera prima de Darío Mascambroni se centra en la relación entre estos dos personajes (interpretados por Jorge y Valentino Rossi, padre e hijo en la vida real) y consigue momentos intimistas tiernos, logrados, verdaderos, como cuando están sentados a la mesa, pescan… La química es innegable. De todos modos, esta sucesión de escenas y el entendimiento entre los personajes no consigue sostener el interés y la narración cae en la monotonía.
Primero Enero toma una anécdota y funciona gracias al dúo protagónico. Una manera de contar más dinámica (o, al menos, no tan dependiente de la química entre los Rossi) hubiera sumado más al resultado final.
UIO: Sácame a Pasear, de Micaela Rueda (Ecuador / Colombia / México, 2015 – Competencia Latinoamericana), por Ximena Brennan
Una película gay
Luego de ganar varios premios importantes en Ecuador, desembarca en el país UIO: Sácame a Pasear, una historia de amor queer con final incierto en el que abundan las escenas de sexo (muy bien cuidadas) y la temática del despertar sexual adolescente como punto de partida, como relato frecuente en el cine latinoamericano.
Sara es una joven retraída que no tiene amigos. Su vida se limita a escuchar música, ir al colegio muy a su pesar, masturbarse en la cama y estar en su casa con su padre (representada esta relación como cálida y un poco cómplice; mucho más que con su madre). Un día llega a la escuela una nueva estudiante, Andrea, que llama la atención de Sara. Con el correr de los días se irán haciendo amigas hasta darse cuenta de que ambas se quieren de otra forma.
Como lo indica el título, estas dos chicas armarán su pareja en torno a experiencias en salidas nocturnas, paseos de día, jornadas escolares fumando a escondidas y no dependiente del juicio de sus padres al respecto, quienes por el momento no se enteran de la situación.
Quedan algunos cabos por atar, como la pregunta de si los padres de Sara están separados o no. Si bien ese no es el foco del relato, quizá la respuesta hubiera servido más para entender el contexto. Aunque las cosas en la película ya están medio dadas: Sara se da cuenta de que es homosexual y está muy bien que así sea.
Más allá de eso, el film de Rueda no cuenta mucho más. Se escucharon varios comentarios positivos al salir de la sala, sin embargo algunas personas se retiraron antes de que termine. Es obvio que UIO: Sácame a Pasear no será entendida de la misma forma según las diferentes edades, pero quizá lo más interesante de la película sea justamente las opiniones y reacciones variadas que puede provocar.
Beyond Clueless, de Charlie Lyne (Estados Unidos, 2015 – Cinefilias), por José Tripodero
Documental metadiscursivo que a modo de collage recorta el posible género “secundaria de Hollywood”(aunque se cuele por ahí algún momento de Y Tu Mamá También) sobre las películas realizadas en la década del 90 y principios del 2000. En la mirada de Lyne hay una estructuración de las recurrencias de este cine que él mismo se ocupa de usar, como fórmula, para armar su propio film. Desde el típico “encaje” de un personaje en un grupo pasando por el despertar sexual, la rebeldía al sistema hasta el desencanto nostálgico del fin de curso aparecen detallados minuciosamente bajo la narración de Fairuza Balk (otrora rostro de esta clase de películas). En el análisis hay una crítica más a las situaciones nucleares que a las propias películas, es decir una reflexión sobre esos lugares comunes de este fragmento de la vida más que sobre la representación que hace el cine.
El corpus de películas abarca películas como Jóvenes Brujas (The Craft) y también otras menos recordadas, el caso de Slap Her, She’s French lo cual reafirma que la intención de Lyne es repasar sobre los lugares comunes más que enfatizar sobre el cine. El esfuerzo por incorporar más de 200 films se convierte en mérito gracias a un montaje dinámico, ultra subjetivo que por momentos cae en la redundancia pero sin dejar de ser adictivo para aquellos que crecieron con estos ejemplos, a la par de sus personajes.