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CRÍTICAS - CINE

Bienvenidos al País de la Locura

Bienvenidos al País de la Locura (Bienvenue chez les Ch’tis, Francia, 2008)

Dirección: Dany Boon. Guión: Dany Boon, Alexandre Charlot, Franck Magnier. Elenco: Kad Merad, Dany Boon, Zoé Félix, Anne Marivin. Producción: Claude Berri y Jérôme Seydoux. Distribuidora: Distribution Company.

Sencilla pero interesante comedia francesa, cuyo atractivo principal no se encuentra en los efectos cómicos sino en el mensaje que este film transmite a partir de la ironía y el absurdo. Se trata de una original historia, donde se cuestionan ciertas representaciones sociales que rigen en el país galo, instaladas como una realidad colectiva que determinan ciertas creencias de sus habitantes y modos de ver el mundo. Evidentemente el discurso del film causó un gran impacto en la población, ya  que se convirtió en la película  más taquillera en la historia del cine francés.



Para los franceses del sur, los pueblos y ciudades del norte se destacan por tener habitantes, quienes son rotulados como ignorantes, mal hablados, incultos, alcohólicos y bastante embrutecidos, desprovistos de cierta delicadeza, sentido común y belleza estética que caracterizan a los sureños.

A partir de estos mitos y prejuicios el director y guionista Danny Boon, quién también actúa acá y hace un par de años lo viéramos en la divertida  Mi Mejor Amigo, desarrolla la trama y el conflicto principal del film.

Philippe es un empleado de correo, quien cree neuróticamente que un traslado de ciudad en su trabajo favorecería la crisis que está atravesando con su pareja, pero luego de algunas torpezas que comete es enviado, a modo de castigo, a una ciudad del norte francés como director de la oficina de correo, misión que es vivida como un infierno, debido a todas las creencias e imaginarios que se construyen acerca de esa zona de Francia.

La cuestión comienza cuando él llega al pueblo y debe confrontarse y convivir con este tipo de personas “tan básicas y limitadas” que hablan de una manera ajena y chocante como si fuesen neologismos; pero de a poco Phillip se va acomodando a esta gente y a su modo de vida, debiendo confrontar y sostener la nueva realidad que le toca vivir, con la anterior conformada por los imaginarios sociales.

Pero el film se desvanece en la finalidad misma de una comedia, sufre los efectos de la transposición cultural, no todo es tan globalizable, y algunos gags y diálogos que imagino a los franceses les habrán provocado más de una carcajada, acá apenas nos roban algunas sonrisas y a veces ni eso, excepto un par de escenas que son lo bastante absurdas y burlescas como para producir un humor universal, eso sí lo títulos finales no tienen desperdicio y logran que uno se quede sentado en la butaca hasta último momento.

Como se dijo, Dany Boon es el director, guionista y también interpreta el papel de Antoine, un cartero un tanto especial, sometido a los mandatos maternos y que suele meterse en unos cuantos problemas debido a algunos excesos con la bebida, y junto a Kad Merad (Phillip) conforman una dupla actoral muy efectiva y lograda que sin dudas es otro de los fuertes del film.

En resumen, una taquillera comedia que entretiene pero hace más pensar que reír.

Por Emiliano Roman.

Bienvenidos al País de la Locura es una comedia actuada y dirigida por Dany Boon (La maison du bonheur).

Philippe Abrams (Kad Merad), director de sucursal del servicio postal, es trasladado del Sur de Francia –dejando a su esposa e hijo–,  hacia una recóndita ciudad del norte francés, cerca del límite con Bélgica, llamada Bergues.

Boon recorre el choque entre la cultura del sur y la del norte a través de las vivencias de  Philippe Abrams, que se topa con todos los modismos provincianos, un dialecto ininteligible, y personajes bonachones y “queribles” por lo que, lo que a priori parece un calvario, termina siendo el lugar que encuentra para ser feliz. Allí el director decide incluir una supuesta crisis matrimonial (que al principio no se vislumbraba por ningún lado) y Philippe se complota con todo el pueblo para hacerle creer a la mujer que el lugar es detestable. Obviamente que el personaje “crece” y se termina dando cuenta que estaba equivocado. Todo esto teñido de un chauvinismo desaforado en el que Boon cae sin dudarlo: todos los franceses son buenos y honestos, nadie tiene maldad ni segundas intenciones, los personajes del norte aprenden de los del sur y viceversa y hasta los más sub normales parecen entrañables.

Con un notorio falto de timing cinético para la comedia, splastick previsible y que no hace reír y personajes asexuados que parecen amebas, Boon logró un enorme éxito de taquilla que se convirtió en la película francesa mas vista de la historia.Quizás sin saberlo hay un atractivo en el registro documental, tomando las calles de Bergues por asalto, como hizo Truffaut con Paris en 1959 , podemos ver en elegante scope la ciudad de pies a cabeza, con sus atractivas casas y sus bellas calles empedradas. Como diría Godard, otra vez el cine se revela como acontecimiento y la fuerza de la imagen nos muestra mas allá de lo que podemos apreciar.

Sí, cité a Truffaut y a Godard, porque no serán los más taquilleros de la historia de Francia, pero seguimos aprendiendo de ellos.

Por Carlos Federico Rey

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