DOLOROSA VISIÓN DE LA PÉRDIDA
The Shrouds/Les linceuls, el nuevo film de David Cronenberg, podría ser traducido literalmente como Los sudarios, nombre que parece poco apropiado para su estreno en países de habla hispana.
El proyecto original que el realizador tenía con Netflix contemplaba una serie, que finalmente no se concretó. Fue gracias al contrato con la productora Saint Laurent y su director Anthony Vaccarello, así como el productor Saïd Ben Saïd (Map to the Stars), que la versión fílmica de The Shrouds logró concretarse. Marcó así el regreso por séptima vez en Cannes del director de la inmediatamente anterior Crimes of the Future, vista en ese mismo festival dos años atrás.
Karsch (Vincent Cassel) ha perdido a su esposa Rebecca, o simplemente Becca, hace cuatro años, víctima de cáncer. Es dueño de una poderosa empresa tecnológica (Gravetech) que ha desarrollado una tecnología que permite seguir por pantalla la evolución (degradación) del cuerpo de un ser querido, como una forma de no dejar partir enseguida a la persona fallecida.
La afirmación, en el film, de que los judíos están en contra de la cremación, forma opuesta a la propuesta por Gravetech, no parece ser absolutamente cierta y quizás se reserve a parte de sus integrantes.
Para el personaje de Karsch, el director acudió nuevamente a Vincent Cassel (algunos comentarios afirman algún parecido con Cronenberg, que parece estar limitado a su peinado).
Más difícil le resultó conchabar a la actriz, ya que originalmente pensó en tener de nuevo a Léa Seydoux, pero por cuestiones familiares ella declinó, pese a haberle interesado el guion. Su remplazo por Diane Kruger resultó un acierto, más aún porque la actriz alemana interpreta encomiablemente un triple rol como Becca, a la hermana que se ocupa del aseo de perros y a un tercer personaje, Hunny, un avatar creado por IA, de importante rol en la trama.
Habrá aun dos personajes más, el científico y cuñado Maury (deslucida interpretación de Guy Pearce), responsable de la tecnología y de la creación de Hunny y por último Soo-Minh, una atractiva mujer de origen coreano, personificada por la actriz británica Sandrine Holt (House of Cards, Better Call Saul).
The Shrouds tiene relación con la angustia por la muerte y el dolor (grief) por la pérdida que ella provoca. Reconoce el director que sus dos últimos largometrajes tienen que ver con la dolorosa pérdida de su esposa, aunque sostiene que dichos films no actúan a modo de catarsis, ya que en sus propias palabras: “el arte no es una forma de terapia, siendo que el duelo es un sufrimiento sin salida”.
La trama se enreda un poco cuando surgen ciertos indicios de que habría intentos de sabotaje del proyecto mortuorio, que involucra la instalación de otros cementerios en varias regiones del mundo. Las sospechas apuntarán sobre varios de los personajes que rodean a Karsch. En cambio, más logradas son las imágenes en que se lo ve a él, tanto con su ex esposa (en sueños) y con la hermana, es decir su cuñada. Allí se rescata a un Cronenberg que remite a su particular forma de encarar cierto carácter fantástico de su filmografía. Esa “doble” relación con ambas mujeres, bien podría tener un carácter autorreferencial.
En su libro Cuerpos fuera de control de Matías Orta hay un capítulo entero dedicado a Dead Ringers (Pacto de amor). Si bien ese film trataba de gemelos, es posible que exista cierta vinculación con su última producción. El texto de Orta sería aplicable aquí como cuando menciona a “las exquisitas melodías de Howard Shore (nota: habitual colaborador), que contribuyen a crear un clima íntimo y extraño, que se mantendrá a lo largo de todo el film”. O también cuando dice que ambos personajes (interpretados por Jeremy Irons), manifiestan “tempranos intereses por la ciencia y el sexo”, como le ocurrió a Karsch en su juventud. El tema del doble (o triple) en cambio, se referencia aquí sin embargo a los actuados por Kruger
Lo que diferencia a este nuevo opus de sus obras anteriores es una menor utilización del “gore”, que solo aparece en la apertura del film (escena con un dentista) y en encuentros oníricos sexuales con su fallecida esposa y el cuerpo parcialmente mutilado de ella.
Es este un film rodeado de cierta tristeza, que Cronenberg no logra disimular, aunque para los adictos a su cine será un nuevo espaldarazo a la admiración que su figura y carrera genera.
(Canadá, Francia, 2024)
Guion, dirección: David Cronenberg. Elenco: Vincent Cassel, Diane Kruger, Guy Pearce, Sandrine Holt, Al Sapienza. Producción: Saïd Ben Saïd, Martin Katz, Anthony Vacarello. Duración: 119 minutos.