LA ÚLTIMA RATA EN PIE
En el making of de Chau Buenos Aires, el director Germán Kral destaca la precisión con la que compusieron la secuencia de un choque automovilístico, mediante previa simulación digital, y es francamente una enorme satisfacción encontrar en la gran pantalla una película que mantenga ese nivel de calidad en su hora y media de duración.
Comenzó a rodarse en marzo 2020, se detuvo por pandemia y retomó en 2021 con los protocolos pertinentes. Algo que, todo el equipo confirma, los volvió más atentos al detalle de cada set.
Al estar ambientada entre noviembre y diciembre de 2001 podría ser muy fácil distraerse con cada plano de exterior que incluya autos. Argentina, particularmente la ciudad de Buenos Aires, tiende a ser acusada de estar siempre igual, aunque el caso de los automóviles es diferente. Actualmente abunda la circulación de modelos lanzados en fechas posteriores a las representadas, en algunos casos inmediatamente posteriores, pero posteriores, al fin y al cabo.
Podría, repetimos, ser muy fácil distraernos con aquello, pero Kral nos propone lo opuesto. Y eso es: narrativa visual, mayormente en escenarios de interiores.
No hay plano, movimiento o corte que tenga desperdicio en Chau Buenos Aires. Por supuesto, este aspecto reluce más cada vez que Diego Cremonesi, Mario Alarcón, Manuel Vicente, Rafael Spregelburd y Carlos Portaluppi, ya sea en equipo completo o separados, representan a tangueros de barrio, cada uno en su especialidad, meticulosamente ensayada para simularla y no para ejecutarla.
Cremonesi está acompañado por un elenco que lo supera en años de experiencia y en expresión de diálogos, pero Kral posiblemente sea el director con el que mejor sobresalió tanto su mudez como su gestualidad característica. Jamás llega a abusar de esos atributos y la escena de su solo de bandoneón, con el reconocimiento de Alfredo Le Pera como autor de “El día que me quieras”, pone en alza al rasgo melancólico del tango que promueve junto a sus amigos, en vez de la desazón absoluta y nostálgica que viene, más bien, de esa ascendencia alemana que tanto añora –apalancada por la herencia de una zapatería que no prospera-.
Por otra parte, cada uno de los integrantes del quinteto personifica ciertos pilares de los civiles más atravesados por las catástrofes socio económicas de ese período argentino: El desempleado adicto a las quinielas; el que quiere prosperar con sus ahorros en el exterior; el que roba; el que vivió el pasado tradicional en su máxima gloria; y el que estudió ese pasado con todas las consecuencias del caso.
Todos esos aspectos son presentados con ingenio, a su debido momento y sin traicionar los perfiles insinuados en los vínculos entre ellos mismos y los que están afuera del quinteto. Esto con el pesar de que su forma de expresar los conflictos políticos y sociales pasa de la delicadeza al didactismo.
De esa manera, lo que podría manifestarse por fuera de campo, sin repeticiones excesivas y a través de la heterogeneidad de sus personajes -es decir, su gran usufructo-, se desgasta ligeramente en un apartado moral que ya había conquistado con elegancia.
Una línea como la de Marina Bellati en el puerto, cuando dice que ha llegado a lavarse los dientes con jabón para que su hijo no pasara hambre, pisa más fuerte que una imparable repetición de noticias sobre saqueos o los afiches políticos vandalizados en las calles exhibidos por profundidad de campo.
De todas formas, Chau Buenos Aires confía más en las repeticiones cíclicas materializadas en emblemas artificiales, como el puente y la radio que potencian sigilosamente al lazo entre los personajes de Bellati y Cremonesi. Si hay algo por lo que el cine sobresale frente a todas las artes, aparte de ese óptimo despliegue técnico que no le falta a esta película, es por el accionar persistente de esos elementos que son bajos solo en la apariencia.
(Argentina, 2023)
Dirección: Germán Kral. Guion: Germán Kral, Stephan Puchner, Fernando Castets. Elenco: Diego Cremonesi, Marina Bellati, Carlos Portaluppi, Manuel Vicente, Rafael Spregelburd, Mario Alarcón, Regina Lamm. Duración: 90 minutos.
