A Sala Llena

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CRÍTICAS

Hasta el mismo día en que te perdí

 “…Usté recuerda, usté recuerda y ese é el problema. Que usté recuerda é el problema. Primero porque recuerda (y recordá a vece é un problema), y segundo porque lo que usté recuerda no é lo que é en realidá. É lo que usté recuerda y lo que usté recuerda é un recuerdo. Er suyo, pero é un recuerdo…”

Hasta el mismo día en que te perdí cuenta la intensa realidad de una pareja desde un narrador externo (Enrique Dumont). Desde el comienzo, la obra sumerge a los espectadores en un mundo donde la realidad está traspasada por los recuerdos de Alba (Analia Sánchez) y su marido (Daniel Aizicovich). Cada una de las rememoraciones cobra vida gracias a la actuación de Janina Levin, Claudia Mac Auliffe, Inge Martin, Esteban Rozenszain, Cristian Sabaz, Diego Santos, la música en vivo de parte de Esteban Rozenszain y los bailes de Lourdes Castagna, Candelaria González Castañon y Laura Tonelli.

Por un lado, Alba tiene una memoria selectiva, en donde su infancia aparece constantemente, con las fiestas que hacían cuando ella era joven. Su madre y su tio Tadzio quieren sostener las tradiciones españolas a toda costa para los abuelos, entonces en las fiestas cantan y bailan flamencos y coplas. Aunque poco a poco gracias a los jóvenes, el tango y el peronismo aparecen en escena.

Por otro, el marido, el Hombre, quien pertenece anónimo durante toda la obra, tiene una memoria cambiante, los recuerdos los modifica según su interlocutor. Como bien o mal recuerda en una puesta en abismo, siempre hay que seguir pa’ delante, aunque no se sepa hacía donde es adelante y esa pregunta queda siempre sin contestar, hay que seguir pa’ delante, a pesar de que los recuerdos invadan el presente, la realidad.

Pero a ambos les gusta recordar los inicios, cuando no eran. Así es como Diego Brieza logra viajar al pasado de estos dos personajes y mostrar cómo los recuerdos modifican constantemente la realidad en la que viven. Esa realidad en la que Alba cree haber perdido una pierna y el dolor de la ausencia no la deja salir de esa nostalgia que se penetra en todas las capas de Hasta el mismo día…

La nostalgia, que esta pareja no se atreve a mencionar, se muestra con los recuerdos que aparecen. Primero, Sabina cuenta el complicado parto de Alba, que debido al uso de fórceps le deja un ojo tuerto por lo que la madre la trata de deforme varias veces. Después, el Hombre recuerda el nacimiento de su hermana menor Marta, a quien su otro hermano, Pedro, le tiene celos y, por ello, los médicos les recomiendan a sus padres alejarla de la familia. Estos dos recuerdos de dos nacimientos que muestran cómo a veces las decisiones del pasado siguen hasta el presente.

Esta misma nostalgia le hace creer a Alba que no tiene una pierna, quien intenta crear una nueva con basura, juguetes de niños, mientras suena el arrorró. Ella explica que ese dolor existe a pesar de que el Hombre no lo entienda, como el dolor de cuando se pierde a un hijo, nadie le niega a una madre el dolor de su hijo ausente. Ella cree que la pierna le está creciendo y se sienta al lado del horno, por el calor, porque el calor ayuda al crecimiento, como cuando una gallina empolla un huevo. Ese delirio lo acompaña el Hombre, quien tiene ese mismo dolor, pero él se queda inventando cosas durante las noches en las que no puede dormir, por preguntarse cómo llora un padre que ha perdido a un hijo.

Hasta el mismo día en que te perdí logra inmiscuirse en lo más profundo del ser humano, la identidad a partir de lo que se recuerda y lo que se trata de olvidar, aquello que no se nombre pero que aparece con cada una de las cosas que esta pareja recuerda y revive en escena. También, habla del amor más amargo, el de una pareja que ya no se ven, que ya no se miran, que ya no se tocan. Y, por último, un dolor inmenso de una pierna que no se tiene, pero que duele de todas formas.

Teatro: El Portón de Sanchez – Sanchez de Bustamante 1034

Funciones: domingos a las 20hs.

Entradas: General: $ 250

©Catalina Ledezma, 2018 

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

Dramaturgia: Diego Brienza. Actúan: Daniel Aizicovich, Enrique Dumont, Janina Levin, Claudia Mac Auliffe, Inge Martin, Esteban Rozenszain, Cristian Sabaz, Analia Sánchez, Diego Santos.Bailarines: Lourdes Castagna, Candelaria González Castañon, Laura Tonelli. Escultura: Mónica Canzio. Diseño de vestuario: Cecilia Zuvialde. Diseño de escenografía: Cecilia Zuvialde. Diseño de luces: Francisco Varela. Músico En Escena: Esteban Rozenszain. Fotografía: María Horton. Diseño gráfico: Micuana. Producción ejecutiva: Janina Levin. Coreografía: Laura Tonelli. Director musical: Esteban Rozenszain. Dirección: Diego Brienza. Prensa: Sonia Novello.

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