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CRÍTICAS

Dios Salve a la Reina – Queen Sinfónico

Dios Salve a la Reina + Orquesta Sinfónica y Coro de Rosario – Queen Sinfónico

Sábado 12 de Mayo

Dios Salve a la Reina

Voz: Pablo Padin

Guitarra y Teclados: Francisco Calgaro

Batería: Matías Albornoz

Bajo: Ezequiel Tibaldo

Soprano: Daniela Ratti

Barcelona, la magia está presente

Veinticinco años atrás Freddie Mercury se reunía con la soprano Monserrat Caballé para grabar un disco sumamente personal donde pudo plasmar su pasión por la música lírica y a la vez combinar en un proyecto específico la ópera con el rock. El resultado se llamó Barcelona. La canción homónima, además de convertirse en un testamento de la increíble voz de Mercury, su pasión musical y versatilidad, fue elegida como himno oficial de los Juegos Olímpicos de 1992, aquellos que inauguraron precisamente con un montaje en el que Caballé sobre el escenario interactuaba con un video grabado por Mercury previamente (recordemos que el cantante de Queen falleció en 1991).

La extraordinaria Dios Salve a la Reina, banda tributo rosarina centrada en la mítica agrupación británica, revivió el repertorio del álbum Barcelona en el Teatro Coliseo en dos funciones a sala llena, acompañada por la Orquesta y Coro de Rosario y la soprano Daniela Ratti. Como fanático de Queen, hacía mucho tiempo que deseaba ver en vivo a estos rosarinos que han agotado el Gran Rex y el Luna Park. Hasta este momento sólo había disfrutado de un show en televisión: si bien me gustaron, no llegue a apreciarlos en su total magnitud. Dios Salve a la Reina tiene una presencia escénica impresionante. Observar a Pablo Padin personificar a Freddie Mercury es una experiencia que vale la pena vivir.

Hay bandas que son muy difíciles de imitar principalmente por la personalidad que poseen sus integrantes pero en el caso de Mercury, además de adquirir el “disfraz” del líder, el desafío es técnico: el cantante contaba con una de las mejores voces de la historia del rock, ninguno de sus pares pudo alguna vez llegar tan alto con su timbre vocal. Si bien Padin no tiene la voz de Mercury, la reencarnación es prácticamente perfecta. Tiene presencia, personalidad, se come al público. Inclusive el cuidado estético en el vestuario que utiliza para cada canción emula la dedicación que Mercury volcaba en sus espectáculos.

El show comenzó con One Vision, clásico del disco A Kind of Magic de 1985: es un principio potente, el aporte de la orquesta y el coro es esencial para elevar su fuerza. Lo mismo sucederá con otras canciones del repertorio que en la fusión salen ganando como Somebody to Love, Who Wants to Live Forever y The Show Must Go On. La agrupación aprovecha la orquesta y así suenan temas que usualmente no estarían entre los más solicitados por el público pero que en este contexto funcionan bien y se justifican gracias al aporte adicional del coro. Killer Queen, Bicycle Race y la canción central de la película Flash reemplazan a clásicos como Another One Bites the Dust, Radio Gaga o I Want to Break Free.

El segundo acto comienza con la introducción de la soprano Daniela Ratti: junto con Padin interpretan el tema central de Barcelona (que formará parte del bis final). Aprovechando la maravillosa voz de la intérprete lírica, el rosarino canta junto a ella otras canciones del proyecto como Ensueño y Guide Me Home. El show luego retoma la senda tradicional y continúa con Innuendo y We Will Rock You. El guitarrista Francisco Calgaro, doble perfecto de Brian May, también sorprende con clásicos como Love of My Life.

Es irónico descubrir que el vocero de la banda en el escenario es el bajista Ezequiel Tibaldo cuando John Deacon fue conocido precisamente por ser el “intérprete silencioso” de Queen. Tibaldo invita a Peter Freestone, padrino de esta gira que empezó en Rosario y siguió por Inglaterra, España, Portugal y Brasil con excelente repercusión: Freestone fue amigo personal de Mercury y adula la fuerza de Dios Salve a la Reina.

Como no podía ser de otra manera, el show cierra con el gran himno de los ingleses, Bohemian Rhapsody, considerada por muchos la canción más influyente e importante de la historia del rock: orquesta, coro y banda la interpretan al unísono. Es muy destacada la labor de Matías Albornoz y Francisco Calgaro con la guitarra y la batería respectivamente, ambos reproducen a la perfección la técnica de May y Taylor (la pantalla de fondo también acompaña muy bien con imágenes).

El show termina resultando un poco corto, deja con ganas de más. Es natural que con una banda con tantas canciones inolvidables uno siempre quiera escuchar más. Incluso hay emblemas como Play the Game que con el coro habrían tenido una generosa repercusión sobre el escenario. Aún así es notable la fuerza que Padin, Calgaro, Albornoz y Tibaldo imponen: Queen vive. La magia de Freddie Mercury sigue presente y Barcelona siempre estará en nuestros corazones, como el último suspiro de un show magnífico…

 

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