El Brillo Extraviado
Dirección: Gaby Paez, Rodrigo Serrano Gonsebatt. Dramaturgia: Gustavo Lista. Vestuario: Daniela Marioni. Escenografía: Paula Picciani. Intérpretes: David Paez, Ariel Pérez de María, Gaby Paez. Voz en Off: Alejandro Dolina. Prensa: Silvina Pizarro.
Y después de andar y andar, como quien no quiere la cosa el zorro dijo “Soy zorro”, y la otra “yo mariposa”.
De sueños y utopías
La sala en silencio. Apenas un foco nos ilumina tenuemente a un hombre sentado mirando al público con la concentración de quién está observando algo que le va a cambiar la vida. Una misteriosa carpa se mueve suavemente, y posteriormente una voz. Una voz sagrada que nos cuenta la génesis de esta fábula… la fábula que veremos en pocos instantes, donde “El Perro” y “Chiqui”, también conocidos como “El Zorro y la Mariposa” nos van a dar una lección de vida… No hace falta tener el “Había una Vez…” está implícito. Y si esa voz pertenece al mejor narrador contemporáneo que tiene el país, un tal Alejandro Dolina, ya está todo dicho, solo hace falta, acomodarse en la butaca y disfrutar.
He visto pocas experiencias teatrales tan atractivas, descabellantes y místicas como El Brillo Extraviado. Es hipnotizante. Pérez de María y David Paez nos transportan a una isla desierta, donde en apariencia, ellos son los únicos habitantes… una isla de la que son dueños de su libertad, de sus sueños, de sus hazañas y aventuras. Donde solo se tienen la lealtad del otro en donde apoyarse, donde las fantasías y temores son compartidas.
Sin embargo, tras largos días reposando en esa vía de escape surgen incertidumbres existencialistas relacionadas con el origen de la creación, la vida después de la muerte y la eternidad. ¿Realmente se puede vivir para siempre en ese paraíso?
Gustavo Lista crea un texto poético y mágico con dos personajes entrañables que bien podrían haber salido del imaginario de Miguel de Cervantes. En cierta forma, “El Perro” representa una reencarnación del Quijote y “Chiqui”, su fiel escudero, Sancho Panza. Ambos deben enfrentar la soledad y apoyarse uno en el otro, sucumbiendo a los temores que penetran su mente. ¿Qué es la muerte? ¿Qué es la existencia? ¿Qué hay más allá del océano?
Con mucho humor vamos entrando en el mundo absurdo de estos personajes. La inteligencia del texto está en nunca subestimar la capacidad de sus antihérores. El público desea que triunfen, porque eso es lo que transmiten con una energía increíble sus protagonistas. Las incertidumbres que se plantean son las que en algún momento nos planteamos todos, los temores son comunes a la existencia.
¿Hay dolor en la muerte? ¿Podremos seguir viendo a nuestro seres queridos? La obra gira alrededor del realismo mágico pero evitando caer en el lugar común de la sorpresa o el efecto, sino abrazándola como parte del universo increíble de los personajes.
Diálogos amenos, llenos de encanto y lirismo, pero al mismo tiempo adornados de una banalidad e ingenuidad necesarias para entender que no estamos viendo a dos adultos jugar a los naúfragos, sino a dos niños soñadores, honestos, que se nutrieron toda la vida de las aventuras de la literatura de la era victoriana y desean vivir su propia epopeya, enfrentándose a asesinos y piratas, a puro golpe y estocada.
Hermosa, dinámica, imaginativa. El sonido del viento y el mar nos transporta a esa isla, donde los zorros se convierten en sagaces caballeros y las mariposas en guerreras.
Gaby y David Paez, junto a Ariel Pérez de María nos brindan tres actuaciones honestas, imposibles de describir o comparar porque son únicas, incluso dentro de la obra. Es cierto que el código interpretativo de los tres es completamente distinto, pero está tan claro que el contraste de energías, de tono y volumen de voz está hecho para complementarse, que el resultado final termina siendo armonioso.
Y así mientras las tortugas gigantes nos siguen transportando por el universo (¿será solamente uno realmente?) El Brillo Extraviado sirve para que reflexionemos acerca de nuestra propia meta en la vida, de los sueños, de la confianza y camaradería en la persona que tenemos a nuestro lado.
Durante una hora, que se pasa realmente volando y deseamos que no termine, Gaby Paez y su tropa nos regalan una fábula que vale la pena ver más de una vez, para seguir encontrando sutilezas de una pieza que excede el espacio teatral… porque se transporta…
Teatro: El Extranjero – Valentín Gómez 3378
Funciones: Lunes 20:30 Hs
Entrada: $50