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CRÍTICAS

El Veneno del Teatro

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El Veneno del Teatro

Dirección: Mario Gas. Dramaturgia: Rodolfo Sirera. Versión: José María Rodríguez Mendéz. Escenografía: Paco Azorin. Iluminación: Juan Cornejo. Dirección de Producción: Concha Busto y Sandra Avella Pereira. Sonido y Música: Orestes Gas. Intérpretes: Miguel Ángel Solá y Daniel Freire. Prensa: Raquel Flotta.

Sobre el Trabajo del Actor

¿Qué es la actuación? ¿Cómo se juzga una buena actuación? ¿Cómo se distingue a un mal actor? ¿La fama de un intérprete se debe a su versatilidad o a la elección de los personajes que interpreta?

Acerca de los métodos de actuación y los contrastes interpretativos habla esta comedia negra de Rodolfo Sirera que desembarca proviniendo de Madrid, en Buenos Aires, más precisamente, en el Teatro Maipo, con dos actores argentinos afianzados en el teatro español principalmente.

Al igual que la obra Sleuth – llevada al cine como Juego Macabro y recientemente a teatro como Contrapunto – tenemos a dos protagonistas de diversas edades en un contexto gótico.

Un destacado actor de las tablas, especialista en teatro clásico – dícese Shakespeare – es invitado al palacio de un “señor”, amante de las artes escénicas y de sus interpretaciones. La espera se extiende durante una hora, hasta que un supuesto criado, genera el primer contacto con el huésped. El intérprete tiene un carácter prejuicioso y violento con el criado, que simplemente desea conocer algunos detalles sobre los métodos de interpretación del invitado. Paulatinamente vemos una relación de sumisión y maltrato hacia el sirviente, que no es otro que “Señor” disfrazado… o al menos eso interpreta el actor. Lo que sigue es un juego sádico, donde el “señor” se venga del maltrato original indagando y poniendo a prueba a las reacciones que puede tener un artista ante eventos donde está en juego su vida a cambio del arte. 

Ingeniosa en su construcción, aunque bastante previsible y con textos que se vuelven demasiado solemnes, morosos y redundantes con el correr de los minutos, El Veneno del Teatro, funciona como una sátira sobre los egos de los actores y el realismo escénico, pero también es una clásica historia de manipulación verbal y física, de ventajismos, prejuicios sociales y enfrentamiento de clases.

La relación que se da entre ambos intérpretes está bien consolidada, generada a partir de una química natural entre dos intérpretes que viene llevando ambos personajes a cuestas hace mucho tiempo. Daniel Freire en su verborrágico rol consigue una actuación muy divertida y algo grotesca, tomando como referencia al artista del teatro clásico, y su necesidad de impostar la voz o extender el volumen en un gran recinto. Miguel Ángel Solá, regresa tras varios años a los espacios porteños, con un personaje con varios matices y transformaciones, donde demuestra una creativa gamas de personajes, dentro de un solo personaje, modificando cuerpo y voz en función del engaño a su rival (y al espectador).

Este duelo interpretativo es lo que más saca adelante esta puesta de Mario Gas, que es minimalista y no acude a utilizar más escenografía o iluminación de lo necesaria para crear un contexto y un clima denso, potente y oscuro alrededor de ambos personajes.

Sin embargo, los lugares comunes del relato no consiguen que la obra despegue un poco más, a pesar de las sólidas actuaciones.

Más allá de que el Maipo es un teatro bellísimo y Lino Patalano lo tiene en perfectas condiciones, al mismo tiempo se arriesga en tener obras que necesitan una mayor intimidad con el público. El Veneno del Teatro es uno de esos casos. Si bien considero el honor que debe ser, inaugurar una temporada en el Maipo, eso no deja de lado que la obra en cuestión debería interpretarse con los mismos actores en espacios más reducidos, donde se pueda apreciar mejor, la relación íntima de amor-odio de estos dos personajes.

A pesar de todo, la obra tiene un ritmo intenso y es bastante dinámica a lo largo de su hora de extensión. Se podría decir que el material se podría haber explotado mejor y no hubiera estado mal que se alargara un poco más la tensión y la emoción de la obra, ya que el climax es un poco repentino e imprevisible.

El Veneno del Teatro es una obra principalmente de sus actores. Un duelo que vale la pena ver, especialmente por su primera parte y en el cambio de rol. Un ejemplo bien desempeñado de una obra que pone más la carne en escena que en los papeles.

Teatro: Maipo – Esmeralda 443

Funciones: Martes a Viernes 20:30 Hs – Sábados y Domingos 20 Hs

Entradas: Desde $60

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