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CRÍTICAS - CINE

Enseñanza de Vida

Enseñanza de Vida (An Education, Gran Bretaña, 2009)

Dirección: Lone Scherfig. Producción: Finola Dwyer, Amanda Posey. Elenco: Carey Mulligan, Peter Sarsgaard, Alfred Molina, Olivia Williams. Guión: Nick Hornby. Distribuidora: Sony. Duración: 95 minutos.

La educación.

Todos en nuestro sano juicio, inclusive al ser pequeños y afrontar con rechazo las a veces interminables horas de estudio, sabemos que, el estudiar apremia. Si quisieramos posicionarnos en la mirada de la sociedad, el tener un titulo a veces es confundido con inclusive ser una mejor persona. En ese “todos sabemos”, me incluyo e intuyo, que podemos discernir y distinguir que el educarnos nos dignifica, a nivel personal.

Con el paso del tiempo, las distintas épocas, se han caracterizado de establecer cánones dentro de los sistema educativos. Ya no es lo mismo estudiar en un determinado instituto frente a otro, mejores salidas laborales, mayor prestigio, en fin, cuestiones que se acercan en muchos casos a la frívola y moderna manera de enseñar.

Los sacrificios de familiares, padres en la mayoria de los casos, por obtener una educación que tal vez no hayan podido tener en sus vidas, siempre fue tarea encomendable, intentar brindarles a sus hijos la mejor educación posible, para que prosperen, mejoren, algo que ha de servirles en todas sus vidas.

Una educación.

¿Qué ocurre cuando el estudiante se enamora y decide dejar todo por ese amor?

Esto, dentro de otras premisas, es algo que plantea Enseñanza de Vida, el nuevo film de Lone Scherfig, directora del recomendable Dogma#12 Italiano para Principiantes.

Amabientada en 1960, Jenny (Carey Mulligan) es la adolescente estudiante, destacada entre sus pares, presionada por sus padres, con quienes convive,  para lograr el ansiado ingreso a Oxford. Las horas de estudio no bastarán frente a la nueva experiencia en la que se ve envuelta Jenny, algo que los libros no le han enseñado ni por asomo: conocer a David.

David (Peter Sarsgaard) es un hombre ricachón, que desborda de simpatía, un dandi, que lleva a la adolescente a conocer con sus propios sentidos todo aquello que veia reflejado en libros de enseñanza, arte, música, pinturas, juntos visitan un museo, una subasta, una ópera, un viaje a Paris.

Se plantea el temino de cuánto tiempo hay que esperar para poder disfrutar de los placeres de la vida, vivirlos, no posponerlos, el tiempo es ahora.

Algunos personajes enarbolan los distintos estereotipos a seguir:

David representa lo que algunos padres desean para sus hijas mujeres, un hombre que les brinde tranquilidad económica, ¿para qué seguir estudiando?.

Su recta profesora Miss Stubbs (Olivia Williams) se encamina hacia el tipo de mujer culta de la cual su vida no ha sido mas que abarcada totalmente por el estudio, soltera, independiente, fiel a los valores morales.

La rectora, interpretada por Emma Thompson es la que finalmente le hace frente a Jenny, en uno de los mejores diálogos concebidos en el film.

Es muy interesante poder acceder al desarrollo que el film va concadenando, de un clásico drama escolar, el vinculo con otras temáticas y géneros va acrecentándose, teniendo siempre a Jenny como el eje de todo asunto.

Encontrè en Enseñanza de Vida, un hermoso film, pintorezco, narrativamente cálido al igual que el gran salto actoral que ha implicado para Carey Mulligan, una actriz que de ahora en más veremos hasta en la sopa.

No obstante discrepo con los diversos válidos planteos que hace el film a ciertas circunstancias, y que luego el mismo, dá completamente por aludidas y rechazadas, por otros argumentos. Cambios abruptos en la intención del film y visualmente desde el punto de vista de vestuario o carácter de la protagonista.

Un film que temina a las apuradas luego de haber disfrutado de casi su totalidad.

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La buena enseñanza es un concepto muy discutido dentro de las ciencias didácticas, de hecho hay varias corrientes que plantean postulaciones muy opuestas acerca del proceso de enseñar y aprender que ocurre en la transmisión de saberes, valores y destrezas. Van desde el educador que ve en el alumno una tabula rasa a la cual hay que llenar de conocimiento, a aquellas teorías que plantean que el acto educativo depende sólo de la espontaneidad y del deseo del aprendiz siendo el enseñante sólo un acompañante que funciona como guía al sostener esta práctica.

La película se monta sobre estas cuestiones, para desarrollar una comedia dramática por momentos muy romántica, que aborda el alcance que tiene en el sujeto el sistema educativo formal, y la enseñanza no formal, como aquellas experiencias de vida que modifican nuestra existencia. De todos modos la cineasta Lone Scherfig no puede evitar caer en las mismas contradicciones que tienen los montones de escritos que estudian a la educación en sí misma.

Jenny es una adolescente de la rígida Londres allá por comienzos de los años 60, que se destaca por ser la más brillante de su clase, responde puntillosamente a la demanda paterna, de ingresar el próximo año en la prestigiosa Universidad de Oxford, amante de las artes y el conocimiento. Afortunadamente el azar la sorprende y se cruza con David un hombre bastante mayor, de muy buen pasar y conocedor de los grandes placeres de la vida, así esta chica ejemplar queda cautivada con su príncipe azul.

A partir de ahí, Jenny puede olvidarse un poco de los libros, baja su rendimiento académico, enfrenta al padre y a sus superiores y se entrega a su amado, que es él quien ocupa ahora el rol de principal educador, enseñándole otros aspectos de la existencia, dentro de un exclusivo circulo social y codeándola con gente que al parecer la tiene más clara, en cuanto al deseo se refiere, que lo rígidos e impecables modelos que ella tenía hasta el momento.

Claro que no todo es como parece y cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía, este nuevo abrir de ojos de Jenny viene acompañado de un enceguecimiento en otros terrenos.

La película funciona muy bien como entretenimiento, no aburre en ningún momento, se disfruta, conmueve y fascina, las situaciones cómicas son muy efectistas y hacen reír realmente, el punto más alto, son los personajes que desfilan en todo film, cada uno con los mecanismos de defensas a flor de piel, presentan una imagen y posición en el mundo firme pero que esconden muchísimas dicotomías e inseguridades en sus vidas.

Esto se logra, gracias a la dirección de excelentes trabajos interpretativos que realizan todos los actores. Se destacan Carey Mulligan en su papel de Jenny siendo una verdadera revelación; lo de Alfred Molina, como ese padre que encarna al Super Yo (los mandatos y el ideal) pero que luego flaquea ante el deseo de su hija es brillante, y Emma Thompson con cortas apariciones pero contundentes.

Sin embargo queda ahí, en el pasatiempo, por momentos está plagada de recursos clichés: Jenny es estereotipadamente la típica chica hermosa e inteligente, admirada por pares y superiores, con dos amigas, no tan agraciadas, que no tienen vida propia, sólo les queda el ser espectadoras de las hazañas de su bella compañera; unas cuantas escenas archivistas en películas románticas o telenovelas, como lo es, a modo de ejemplo, la noche en la que él le pide casamiento.

El film hace agua cuando intenta alejarse del mero esparcimiento y quiere dar un mensaje, se contradice, pierde lógica, eso que cuestiona tan vehementemente como mandatos sociales al principio, luego no puede sostenerlo, da un giro de 360 grados y se vuelve a foja cero, queda atrapado en el conflicto amoroso y el relato se reduce a una dicotomía entre el ideal de Oxford vs. la vida frívola de la alta sociedad.

En este punto, me alivia que después hallan llegado Los Béatles, Los Stones, Pink Floyd o La Naranja Mecánica  que hicieron un poco de ruido en una sociedad tan conservadora como lo era la inglesa.

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