Agarrate Catalina!!!
La idea de ver un film, que dure 90 minutos en tiempo real, donde sólo se tiene a un tipo encerrado en un ataúd desesperado por salir, puede parecer un auténtico aburrimiento. Pero no, al contrario, Enterrado es una experiencia que captura al espectador de principio a fin, casi sin pestañear.
Será porque se trata de una obra que toma como base uno de los sueños de angustia más recurrentes entre los mortales: estar enclaustrado en algún espacio reducido, sin la mínima posibilidad de salir de allí. Para ello, se unieron el director español Rodrigo Cortés (Concursante), y el guionista Chris Sparling, quienes crearon esta ficción absolutamente original y osada, cuyo resultado final es una película que va a dar que hablar y mucho.
La tensión y el espasmo se viven durante todo el metraje, es imposible no identificarse con el personaje y pensar que haría uno en un momento como ese. La composición de Ryan Reynolds (La Propuesta y Adventureland), es un verdadero hallazgo. Hasta aquí el mayor mérito que contaba el actor es haber enamorado y llevado al altar, en su vida real, a la increíble Scarlett Johansson, pero en este film brinda una actuación memorable, digna de un oscar.
Además de la notable labor interpretativa del protagonista, la tarea de las cámaras, la fotografía y la música colaboran para que la atención expectante no se diluya ni un solo segundo. La riqueza de tomas, que van desde los planos generales o giros de 360 grados, donde observamos este limitado escenario en su totalidad pero con una profundidad inquietante, hasta los primerísimos planos capaces de capturar la respuesta del cuerpo humano ante una situación de extrema tensión.
El trabajo de fotografía de Eduardo Grau lograr retratar detalles como la maciza y temible madera del ataúd o la sudoración y lágrimas del encerrado con una sólida nitidez a pesar de la oscura iluminación. El impecable sonido nos conduce a estar dentro de ese cajón y la música permite acompañar y realzar lo agobiante que es esa situación.
Gracias a los tiempos narrativos, se obtiene una historia ágil y entretenida, una idea arriesgada sin ningún otro recurso que no sea el aquí y ahora en bruto, excepto por algunas pequeñas elipsis temporales. Nuestro protagonista va a experimentar los más variados afectos allí adentro, no faltan alguna que otra humorada, ni la apelación al sentimentalismo frente a lo que está viviendo.
La estructura de la historia, narrativamente así como está planteada se va sosteniendo sola, no es necesario agregar algún elemento más que genere un plus de tensión y pánico. Es allí donde se encuentra una falla en la dirección, se introduce una secuencia en el argumento, (que prefiero no revelar aquí), por demás inverosímil, se asemeja más a una película de aventuras que a esta obra. Ya se está viendo reflejada en la pantalla una de las fantasías humanas más temidas, no hace falta hacer retorcer al público en la butaca con algún elemento que represente ciertos terrores universales. Con escenas así se manipulan los reflejos y las emociones fácilmente, pero se le resta originalidad y creatividad al relato.
Excepto ese momento, el resto del film funciona de maravillas, una historia que no se reduce ubicar al pobrecito americano víctima de los insurgentes terroristas islámicos, sino que cuestiona la absurda invasión a Irak, en manos de un estado preocupado más por matar que por salvar y del perverso sistema económico a cargo de empresas privadas que sólo les importa preservar su acaudalado capital.
Enterrado, es una verdadera vivencia tanática, coquetea con la pulsión de muerte, produce una empatía claustrofóbica escalofriante, nos aliena en la pantalla por noventa minutos apropiándose de nuestra realidad. El alivio nos llega al salir de la sala, cuando vemos el cielo y respiramos nuevamente.