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37º MDQ FILM FEST | Entrevista a Daniel Hendler, protagonista de Las fiestas

37º MDQ FILM FEST | Entrevista a Daniel Hendler, protagonista de Las fiestas

Daniel Hendler es uno de los actores más ocupados. Eso no le impidió formar parte de Las fiestas, de Ignacio Rogers, junto a Cecilia Roth, Dolores Fonzi y Ezequiel Díaz. Aquí están las palabras de Daniel sobre la película y el ofició de actor.

La película es sobre un reencuentro, pero también acerca de algo más. ¿Cómo llegás al proyecto?

No sé quién sugirió mi nombre para integrar el elenco, pero el productor, Ezequiel Borovinsky, me llamó para saber si me quería incorporar. Leí el guión, me gustó y, sobre todo, me gustaba mucho trabajar con este equipo de actores y con el director, Nacho, que es un encanto de persona y tiene una mirada muy calma. Es un tipo que olfatea lo que va pasando y sabe intervenir de una manera muy justa. Sabía que con este elencazo iría todo bien, y me metí.

Hablando del elencazo, ¿cómo fue el reencuentro con Dolores y con todos? Es muy interesante la química que se genera entre ustedes en la pantalla.

Eso fue lo que se dio más de inmediato. Una química familiar que perdura después del rodaje. Nos seguimos reuniendo, y esa confianza, esa complicidad, cuando se genera, se gesta de verdad. Más allá de que somos actores y actrices y podemos simular y jugar a que pasan cosas que no están pasando, cuando hay de fondo una base de verdad, uno se dedica a surfear esa ola y a buscar la precisión dentro de un universo ya preconstruido. Fue un placer.

Contame de tu personaje, Sergio. Un tipo que, además de lo que le toca vivir con la madre, está en una encrucijada. ¿Cómo trabajaste el personaje?

Creo que todos los personajes llegan en un momento de crisis en sus vidas, y este reencuentro es definitivo, de alguna manera, para ellos. Me parece que el trabajo del actor siempre va más allá del trabajo con un personaje. El personaje de uno tiene que ver con la mirada de los otros. En la vida misma, a veces para conocernos, nos conocemos en el espejo que son los otros, a lo que nos devuelven o a lo que nos dicen. En la actuación pasa un poco eso: uno no construye el personaje solo en su casa, pensando qué le gustaría ser o lucir, sino que tiene que ver con ese encuentro y cómo el encuentro nos va moldeando. Pasó un poco eso, más allá de ciertas cuestiones puntuales que el guión planteaba. Cuando uno hace de un personaje que integra una familia y es una película de relaciones, imaginate si uno va con el personaje preparado. Es imposible el encuentro y es imposible coincidir en una historia común. Y la historia común de estos personajes es la que los define más. Fue una construcción colectiva. 

El director dijo que, si bien se respetó el guión y hubo ensayos, hubo margen para improvisar. En tu caso, ¿cómo manejaste esas cuestiones?

Siempre hay puertas que abren los directores. En el caso de Nacho, es un tipo que escucha mucho y permite que los organismos vivos crezcan y se conecten entre sí. Creo que todos nos mandamos un poco y hubo escenas donde jugamos más a improvisar. El riesgo es improvisar más allá de lo necesario, pero cuando está abierta la puerta, es lindo encontrar esos intersticios donde pueden aparecer revelaciones de verdades que suceden ahí. Eso tiene una riqueza siempre, porque cuando uno está jugando a hacer un personaje y aparecen ideas, eso siempre enriquece.

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