Una nueva entrega de uno de los festivales más queridos del mundo ha llegado y comenzó con el espíritu de siempre. De hecho, fue durante la rueda de prensa de Hermana muerte que su director, Paco Plaza, definió a Sitges como “el Vaticano del cine de género”.
Antes de la proyección, Ángel Sala, director del festival, le dedicó unas palabras renovando el apoyo “a la diversidad y a la libertad en la organización y selección de contenidos que todos los festivales deberían tener”. Frente a ese discurso, hubo un interminable y sentido aplauso.
La calidez del público declarando, una vez más, el amor incondicional al género, pero también la reciprocidad de una organización ocupada en mantener esa llama viva que se traduce en números que hablan por sí mismos: récords de venta de entrada y de cantidad de filmes proyectados, múltiples actividades alrededor del festival son la fórmula ganadora junto a numerosas presencias internacionales.
Hermana muerte, precuela de Verónica (también dirigida por Plaza) ha sido elegida como la película inaugural y tuvo una acogida favorable por la crítica y el público. La proyección se desarrolló en el auditorio principal y contó con una afluencia numerosa. Tras la función se realizó una conferencia de prensa, en donde los protagonistas hablaron de su experiencia durante la realización y cuyos puntos principales destacamos a continuación:
“Hay algo en la fe que me fascina.”
“El cristianismo empezó como una secta y se creó un imperio. Admiro a la gente que tiene fe. Tu vida es mejor que la mía”.
“Tú puedes pensar que tienes el control de una película, pero la película habla de ti”.
“Netflix fue la única plataforma que se interesó”.
“Hay pocas plataformas que apuesten por el cine de género”.
Por otro lado, el corto Ahora vuelvo, de Lucas Paulino y Gabe Ibáñez, se presenta revisitando en pocos minutos esa atendible advertencia de no abrir la puerta a nadie sorprende de manera efectista y eléctrica logrando lo que todos hoy buscamos en Sitges: un buen susto.
Foto: Festival de Sitges
