A Sala Llena

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CRÍTICAS - CINE

Guerra de Papás (Daddy’s Home)

(Estados Unidos, 2015)

Dirección: Sean Anders. Guión: Sean Anders, Brian Burns y John Morris. Elenco: Will Ferrell, Mark Wahlberg, Linda Cardellini, Thomas Haden Church, Bobby Cannavale, Hannibal Buress, Scarlett Estevez, Owen Vaccaro, Bill Burr. Producción: Will Ferrell, Chris Henchy, Adam McKay y John Morris. Distribuidora: UIP. Duración: 96 minutos.

¿A quién querés más, a tu papá o a tu papá?

Sincerémonos: todos tenemos en claro que Will Ferrell y Mark Wahlberg no son un dúo cómico a la altura de Laurel y Hardy, Gene Wilder y Richard Pryor, Dan Aykroyd y James Belushi o incluso Simon Pegg y Nick Frost. Habiendo despejado ese enorme elefante de la sala, estamos en condiciones de empezar a hablar sobre Guerra de Papás (Daddy’s Home, 2015), película que los une nuevamente en pantalla, como sucedió en 2010 con Policías de Repuesto (The Other Guys, 2010).

Will Ferrell interpreta a Brad Whitaker, padrastro de los dos niños de su nueva esposa Sara (Linda Cardellini). Brad hace todo por ser el mejor padre posible y ganarse la aceptación de los pequeños, pero cuando el padre biológico Dusty Mayron (Mark Wahlberg) reaparece en escena, todo comienza a desmoronarse al ritmo de una competencia entre ambos por ver quién es un mejor “hombre de familia”.

Esclarecida la trama sobre dos opuestos que chocan, el relato se torna un sinfín de situaciones llenas de golpes, caídas, destrozos, chistes de doble sentido y alusiones a miembros masculinos de gran porte… nada que no hayamos visto previamente y probablemente con más altura en otros films del género, pero por suerte la segunda mitad repunta lo suficiente al intentar evitar caminos previamente recorridos.

Ferrell y Wahlberg dieron muestras anteriormente de funcionar bien en calidad de opuestos, y manejan con buen timing cómico las escenas que comparten. El primero es un entendido con experiencia en el campo y el segundo viene dando señales de poder cumplir, como sucedió con Ted (2012). Thomas Haden Church y Bobby Cannavale aportan su granito de arena al buen fluir de la comedia en los momentos en que son llamados a intervenir dentro de la historia.

Como decíamos más arriba, el tercer acto del film es el que lo rescata de volverse un producto más dentro del género cómico, porque se anima a buscar una resolución creativa y evita caer en el cliché de la mejor manera posible, sabiendo apoyarse en algunos pequeños detalles construidos a través de la trama y salvando la ropa casi a último momento. Y por sobre todo esto, busca transmitir algo más allá del mero entretenimiento; intentando echar un poco de luz sobre el laborioso trabajo de ser padre y esa dedicación que se merecen todas las personas que componen una familia, tanto la tradicional como la más contemporánea y disfuncional.

Como también dijimos aún más arriba, al comienzo: Ferrell y Wahlberg podrán no ser Laurel y Hardy o Aykroyd y Belushi, pero en parte les reconocemos el esfuerzo.

calificacion_3

Por Alejandro Turdó

 

Padre de repuesto.

Luego de la película del año 2010 Policías de Repuesto, el tridente compuesto por Adam McKay, Will Ferrell y Mark Wahlberg se vuelven a reunir (esta vez con McKay en el rol de productor, dejando la dirección en manos de Sean Anders) para Guerra de Papás, una película diametralmente opuesta a la anterior colaboración del trío, para un nicho de espectadores completamente diferente.

En Policías de Repuesto la propuesta era de comedia centrífuga, una buddy movie entre Ferrell y Wahlberg que buscaba quebrar límites con la clara impronta de la nueva comedia americana, de la cual McKay es uno de sus máximos exponentes. En cambio, en Guerra de Papás la propuesta es centrípeta, de una comedia contenida, adocenada, familiar. Ferrell hace de padrastro de un clan y Wahlberg regresa tipo cowboy a la ciudad para arreglar a “su familia” y disputar con Ferrell a su ex mujer e hijos.

Hay una especie de autoconciencia en los actores vinculada a la construcción de una comedia por encargo, de nicho, algo de lo cual no participan habitualmente. Si bien Ferrell da rienda suelta en algunos momentos a su tremenda fisicidad cómica, se lo nota molesto al no poder cruzar los límites de la restricción PG-13: esta retención se nota en cada chiste, en cada escena, donde los actores están sujetos de pies y manos, y no disimulan en mostrarse contenidos. Esta situación es determinante para que la película se vea resentida en su funcionamiento, la comedia no logra fluir en ningún momento; y si bien hay algunos gags divertidos (la manera que queda estéril Ferrell es desopilante), el resultado termina siendo similar a ver leones en una jaula de zoológico, fieras domadas y desperdiciadas.

Para colmo de males, Anders pretende en la parte final de la película “reflexionar sobre la familia”, redimiendo al padre abandónico y repitiendo la historia desde el principio. No alcanza con contener a los actores, Guerra de Papás además viene con moraleja sobre el rol de los padres y la importancia de la unión familiar. Puro conservadurismo que no está a la altura de sus protagonistas y su obra precedente.

calificacion_2

Por Carlos Rey

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