Hércules (Estados Unidos, 2014)
Dirección: Brett Ratner. Guión: Ryan Condal y Evan Spiliotopoulos. Elenco: Dwayne Johnson, Ian McShane, John Hurt, Rufus Sewell, Aksel Hennie, Ingrid Bolsø Berdal, Joseph Fiennes. Producción: Brett Ratner, Beau Flynn y Barry Levine. Distribuidora: UIP. Duración: 98 minutos.
Detrás del mito…
¿En cuántas ocasiones nos hemos encontrado con un trailer que “vende” a la película en cuestión como poseedora de determinadas características que luego resultan inexistentes? Muchas veces al visionar el producto concreto descubrimos -para bien o para mal- que lo que simulaba estar sujeto a un “esquema de credibilidad”, bastante rudimentario por cierto, a posteriori termina volcándose hacia otro patrón de distinta índole. Esta confusión, por más mínima que sea, suele jugarle a favor al convite porque trastoca las expectativas en función del “bagaje cinéfilo” del espectador de turno, lo que en términos prácticos implica que la hipocresía de los “cráneos” del marketing puede desencadenar corolarios positivos.
Quizás resulta paradójico pero las mentiras publicitarias y sus “éxitos” involuntarios han convertido a Hércules (2014) en una grata sorpresa: lo que parecía otro bodriazo en sintonía con la “clase B” Hercules Reborn (2014) y la mainstream La Leyenda de Hércules (The Legend of Hercules, 2014), dos mamotretos condenados al olvido, hoy deriva en un film ameno que se escuda en su clasicismo y su ausencia concienzuda de toda pretensión de tomarse a sí mismo en serio. A esta altura del partido podemos confirmar que Dwayne Johnson, alias The Rock, constituye una figura por demás impredecible que puede ser o no funcional al verosímil, colaborando a puro carisma o cayendo de inmediato en el ridículo.
En esta oportunidad por suerte prevalece la primera opción y la trama adopta el disparador narrativo de Los Siete Samuráis (Shichinin no samurai, 1954), en una aventura sencilla que parece autodefinirse como un peplum cercano a Gladiador (Gladiator, 2000) y Conan, el Bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), aunque curiosamente dejando de lado el arsenal fantástico en pos de una aproximación más “terrenal” a las mitologías griega y romana. De hecho, la realización escudriña con sarcasmo aquel trasfondo de “semidiós”, se centra en la dimensión humana del protagonista y pone en perspectiva la necesidad social de construir un personaje “aguerrido” con el fin de instalar el miedo para defenderse de ataques futuros.
Aquí tenemos al muchacho del título y sus cinco correligionarios aceptando la tentadora propuesta de Lord Cotys (John Hurt), orientada a comprar sus servicios y derrotar a un villano despiadado que azota la región de Thrace. Si bien la historia es muy derivativa y la vuelta de tuerca del segmento final se ve venir a kilómetros de distancia, Hércules subvierte algunas reglas “no escritas” del Hollywood contemporáneo: ofrece combates basados más en la estrategia que en el pastiche óptico, incluye un humor simplón pero acertado a nivel contextual y nunca permite que los CGI se impongan por sobre la estrella fisicoculturista. El director Brett Ratner entrega un blockbuster con corazón y sin discursos demacrados…
Por Emiliano Fernández
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