(Estados Unidos, 2012)
Dirección: Marcus Dunstan. Guión: Marcus Dunstan y Patrick Melton. Elenco: Josh Stewart, Christopher McDonald, Emma Fitzpatrick, Lee Tergesen, Randall Archer. Producción: Brett Forbes, Mickey Liddell, Julie Richardson y Patrick Rizzotti. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 82 minutos.
Secuela de película derivativa de una de las sagas más nefastas del cine de terror reciente: El Juego del Miedo. El Marcus Dunstan este escribió las entregas 4 a 7 de la saga de Jigsaw, y aquí también dirige. O eso es lo que dice en los créditos, porque esta película es tan amateur en su puesta en escena que haría sonrojar a Enrique Carreras y Emilio Vieyra. Dunstan desconoce por completo cualquier noción de espacio, hace que un agujero en una pared haga un encuadre perfecto de lo que hay del otro lado, muestra una puerta que se cierra de golpe y vuelve a los personajes tarde, cuando ya se dieron vuelta y ya reaccionaron.
Es realmente alarmante esta falta de profesionalismo en una película americana de presupuesto de medio a alto. Lo más triste es que tiene algunas secuencias que, en otras manos, podrían haber sido muy buenas, como aquella masacre en un boliche a cargo del asesino enmascarado y sus estrafalarios y elaboradísimos gadgets. Pero Dunstan es tan torpe que en ningún momento logra entenderse bien lo que está pasando. Y en nada ayudan los personajes nulos y una iluminación que parece de una publicidad berreta realizada en video hace un par de décadas. La película está repleta de citas al cine italiano de género: el atuendo del asesino remite a Diabolik de Mario Bava y a los asesinos del giallo; uno de los personajes se llama Lucello -por L’uccello dalle Piume di Cristallo, o El Pájaro de las Plumas de Cristal, de Dario Argento- y buena parte de la película transcurre en el “Hotel Argento”. Pero Juegos de Muerte es incluso peor que las peores películas del gran Dario.
Por Juan Pablo Martínez