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CRÍTICAS - CINE

Kick-Ass, según Rodolfo Weisskirch

Demasiados Poderes…

El ambicioso Sr. Vaughn.

Round 1: Ex productor de las primeras (y mejores) películas de gángsters de Guy Ritchie, Vaughn incursionó en el cine como guionista y realizador con una suerte de secuela efectiva de las películas de Ritchie, llamada No Todo es lo que Parece. Mezcla de comedia con acción y gángsters. Acá, nada nuevo bajo el Sol.

Round 2: Stardust, el Misterio de la Estrella. Acá empezamos a mezclar géneros e intensiones: fantasía, un pirata travesti (tristemente interpretado por De Niro), romance, comedia, acción, etc.… La mezcla era un poco naif y no funcionó demasiado.

Round 3: Kick Ass, es definitivamente la película que consolidad a Vaughn como un director capaz de mezclar varios géneros, ser cool, y atraer a varias generaciones. Sin dudas, esta vez todo sale más armoniosamente. O al menos, superficialmente…

¿Que es Kick – Ass? No voy a repetir la sinopsis, pero es por un lado es una sátira a los superhéroes adolescentes, con mezcla de comedia adolescente nerd con cine de gángsters (el terreno donde Vaugh se siente más sólido sin dudas). En un film con un montaje y una dosis de humor negro e ironía típicamente británico pero filmada como una mainstream de superhéroes de Marvel.

Parece demasiado, pero al menos en la primera mitad no se hacen tan confusas estas cruzas. Al contrario resultan verosímiles.

El protagonista vive en una zona humilde, le roban cada dos por tres, está enamorado de la chica más linda de la escuela pero no le da cabida (por lo que tiene que hacerse pasar por gay para que le tenga lastima) y es tan fanático de los superhéroes que se pregunta: por que nadie intento disfrazarse como uno y salir a pelear. La respuesta la encuentra al poco tiempo, cuando lo molan a golpes. Hasta acá, uno siente que este intento de hacer real, verosímil a un héroe enmascarado sin superpoderes, es realmente efectivo. El personaje, como adolescente es creíble y la película se anima a vender a los adolescentes a un prototipo de superhéroe que se masturba viendo pornografía en internet o fantasía con la profesora. ¡Peter Parker eso no lo hace!

Los amigos, son los típicos nerds perdedores. En sí, los estereotipos y lugares comunes funcionan bien, no se hacen redundantes, porque Vaugh juega a burlarse de los mismos. Parece una película que hubiese dirigido, incluso, Kevin Smith… pero con más producción. O los personajes de The Big Bang Theory en el cine.

Esta primera mitad no es algo del otro mundo. Apenas, unas risas esporádicas, unos golpes de efecto bien logrados, y buenas actuaciones.

El film cambia cuando aparecen los personajes de Big Daddy y Hit Girl.  O al menos cuando se muestra su origen. Y también cuando empieza a ganar relevancia Chris D’Amico / Red Mist, hijo del villano de turno, el mafioso Frank D’Amico.

Es acá donde empiezan las contradicciones de otra índole: ideológicas y políticas. Algo no funciona demasiado bien en estos personajes. Algo huele mal en Dinamarca.

… Requieren Demasiadas Responsabilidades

No tengo nada contra la violencia en el cine, pero a veces uno se tiene que replantear el carácter ideológico de los personajes y la violencia gratuita. Como si fuera el personaje de Gerard Butler en Días de Ira (Law Abiding Citizen), este Big Daddy (is watching you) de Nicolas Cage, es un sanguinario vengador anónimo, que parece ser avalado en su conducta por el director Vaughn

¿Acaso bajo la favorable cara de una comedia de acción de superhéroes adolescentes se esconde un film de corte netamente fascista, que le da la razón al “hay que matarlos a todos”? Extraño.

Entre escenas que parecen estar filmadas con intenciones serias, se filtran frases, citas, pistas de que Vaughn en realidad no está tomando como referencia al cine de gángsters de Guy Ritchie, o al cine de aventuras y superhéroes/antihéroes de Sam Raimi o Jon Favreau. Ni tampoco a las comedias de Greg Mottola o los hermanos Weitz.

No, Vaughn quiere demostrar en Kick Ass que puede ser Quentin Tarantino. Y no es una reflexión librada al azar. Los observadores podrán encontrar citas gráficas constantes, no solamente a novelas o historietas de superhéroes (y sus adaptaciones), sino también a películas desde El Silencio de los Inocentes a Operación Trueno (de James Bond), de Operación Dragón a Cara Cortada, o series como Lost (al ser estrenada con tres meses de diferencia con Estados Unidos, el chiste perdió gracia). Pero principalmente, los fanáticos tarantinescos se darán cuenta que la historia e sí, e inclusive, por momentos, la estética remiten demasiado a Kill Bill Vol. 1.

Y… acaso ¿alguien acusa a Tarantino de fascista? La violencia gratuita, el humor negrísimo de sus obras, la apología directa de la venganza (no solo Kill Bill, sino A Prueba de Muerte y Bastardos Sin Gloria también) es tan divertida en su obra, tan cinéfila que a nadie le importa la ideología de Tarantino. Y como no estamos acostumbrados a ver a un imitador del gran ladrón que nos ha dado el cine de los noventas, podemos llegar a interpretar que Vaughn quiso hacer una sátira y un drama de aventuras, y no termina haciendo nada de eso.

Nada de eso. Si en la primera parte Vaughn engaña al espectador haciéndole creer que va a seguir una línea verosímil, en la última media hora, tira todo al tacho y crea una sátira con un nivel de sarcasmo que lo ponen casi a la altura de un Mel Brooks con un presupuesto de 100 millones de dólares. Aunque sea irónico, esta desopilante segunda parte de película cinéfilamente, me atrajo en forma independiente, más que la primera.

Todos los años surgen algunas comedias con altas dosis de cinefilia. En el 2008 fueron Grindhouse de la dupla Rodríguez / Tarantino y Una Guerra de Película de Ben Stiller (en realidad Wall E, sin ser comedia, tiene más citas que ambas juntas creo). En el 2009, Los Bastardos y Arrástrame al Infierno (lo mejor de Raimi desde El Ejército de las Tinieblas)… Parece que Kick Ass intentaría ser la cita cinéfila, (con destino de culto) del 2010…

El Problema Final

“Grandes poderes, requieren grandes responsabilidades”. Desde Yoda al Tío Ben, los héroes tienen un consejero que los guía. El problema es que a Matthew Vaughn le falta ingenio para convertirse en el héroe del año. Definitivamente no es Tarantino (de por sí faltan los diálogos, que son la marca autoral del mismo), pero hablo en términos cinematográficos generales: no existe un registro claro de transgresión real o de salir de los patrones convencionales

Sensaciones encontradas. Kick – Ass tiene un guión sólido. La estructura narrativa y casi todas las subtramas (excepto la del protagonista jugando el rol del amigo gay) se sostiene por todas partes. No faltan referencias en cuanto al armado del guión a Star Wars como a El Padrino (el tema del legado patriarcal), pero falta sustancia… carácter… personalidad propia quizás. Como ya dije, excepto por cierto tono seudo humorístico de cine de gángsters que recuerda a Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes (además de los cameos de Jason Flemyng, Dexter Fletcher, y para los ochentosos, aparece Elizabeth Mc Govern) hay poco de Vaughn en la película… Se huele a imitación de estilos… en demasía.  Hay algo muy superficial, y uno denota esto, en la poca profundidad o maniquierismo que tienen algunos personajes como Katie (la novia) o Red Mist, que podría haber sido mucho mejores.

La acumulación a veces agota. Y en Kick – Ass se acumula mucha información, mucha cinefilia, y el resultado final deja sabor a que se necesitaba o mayor metraje o menos… muchas menos intenciones y propósitos. No por nada, los últimos films de Quentin superan las dos horas y media, o están divididas en partes: cada personaje necesita su desarrollo y cada actor su lucimiento.

En Kick – Ass, el casting no está desatinado: Aaron Johnson y sus amigos cumplen con los roles de nerds acertadamente sin demasiadas sorpresas, Mark Strong se convirtió en el villano perfecto del 2010 (Robin Hood, Sherlock Holmes de Guy Ritchie el amigo de Vaungh, esta) la joven Chloe Moretz es realmente el arma mortal del elenco. No solamente actúa bien y le roba cada escena a un cada vez más viejo y cansado Nick Cage (que a la hora de ser satírico funciona, cuando se pone melodramático no, aunque se auto parodia con su rol en Con Air), sino que la además, la niña es una revelación como comediante e intérprete de escenas de acción (una doble y efectos especiales ayudan, pero igual lo simula bastante). Los problemas en elenco surgen con Lyndsy Fonseca (la chica de turno, muy hermosa pero con pocas neuronas) y especialmente con Christopher “Mc Loving” Mintz-Plasse, al que parece que el rostro de nerd ya le queda chico. Fue demasiado explotado en el pasado, y aunque interpreta creíblemente su rol en esta película, no logra destacarse ni Vaughn logra darle libertad para hacer crecer al personaje más de lo estipulado.

Último Round

Me doy cuenta que la película me cautivó más de lo que supuse en primera instancia. A lo largo de esta nota, cambié mentalmente la calificación final de la película, unas cuatro o cinco veces (pasando de ser una obra maestra cinéfila a solo un simple intento fallido de imitar a Tarantino). La extensión de la nota se debe justamente a que la película permite varias líneas de análisis, y tiene varios niveles de lectura que no suponemos a simple vista. O quizás no. Las confusas pretensiones del ambicioso Vaughn me han llevado ha confundirme un poco y espero que el lector no se confunda también. Las contradicciones de la película, pueden relacionarse con las contradicciones en la crítica. No es un film fallido, pero…

Quizás lo estoy sobrevalorando demasiado. Probablemente se trate de un fascista más de Hollywood al que le estoy dando la razón. ¿Quién sabe?

Habrá que ver Kick Ass 2, para confirmarlo.

 

 

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