Los Abrazos Rotos no será la obra cumbre de Almodóvar, pero sí uno de sus mejores exponentes. Porque Pedro A., primero que todo, es un artista con su sello muy propio, que jamás va en contra de sus obsesiones.
Y justamente la obsesión es lo que prima en las pelis de este manchego loco. En este caso, la obsesión de Mateo/Harry y Ernesto con Lena, la de Lena con Ernesto, la de Ernesto Jr. con su padre, y así algunas más que conviene no revelar de entrada. Por supuesto, muchas de las obsesiones desembocan en tragedias que afectarán a los personajes a lo largo de los años.
Si bien el verdadero protagonista de la película es el impresionante Lluís Homar, no caben dudas de que Penélope Cruz es la que cautiva. Nunca ningún director (ni siquiera Almodóvar en los anteriores films en los que trabajaron juntos), nunca la hicieron lucir tan hermosa, tan potente, tan vulnerable y tan sexy.
Además de los homenajes y citas que muy bien supo observar mi colega Rodolfo, caben destacar algunas vinculadas a la cinematografía argentina. Para muchos, Ernesto Martel lleva ese apellido en honor a Lucrecia Martel (recordemos que Almodóvar produjo algunas de sus películas, como La Niña Santa). Además, en un determinado momento Mateo/Harry, ya ciego, viste de una manera que es casi imposible no pensar en una leyenda viviente entre los directores argentos y del mundo. Ya se darán cuenta. ¿Lo habrá tenido en mente Pedro?
Y tampoco olvidemos la referencia al clásico Pepping Tom. Por si no quedaba claro que Almodóvar es un cinéfilo furioso.
En 1997, en una entrevista por el estreno de Carne Trémula, Almodóvar prometía volver a la comedia. Si son seguidores de su carrera, saben que jamás cumplió. Pero ahora lo hizo, al menos por un rato: Chicas y Maletas, la película que filma Mateo/Harry, tiene más de un punto en común con la estética y el humor guarro de, más que nada, Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios.
En definitiva, para fanáticos de Almodóvar… y para quienes no lo son, claro.