A Sala Llena

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CRÍTICAS

Love, Love, Love

Love, Love, Love

Dirección: Carlos Rivas. Dramaturgia: Mike Bartlett. Versión: Carlos Rivas. Escenografía: Carlos Rivas. Iluminación: Gonzalo Córdova. Vestuario: Renata Schussheim. Elenco: Martín Slipak, Fabián Vena, Gabriela Toscano, Vanesa González, Santiago Magariños. Prensa: Alejandro Veroutis.

¿Se puede vivir del amor? Preguntó Calamaro alguna vez o mejor dicho ¿alcanza el amor para vivir?.

Carlos Rivas viene a contestar eso con su nueva puesta en calle Corrientes Love, love, love.

Transita la década del ’60 en Londres, Los Beatles estallan en Inglaterra y en todo el mundo.

La música, los jóvenes y los valores se ven convulsionados. La droga, la libertad y la rebeldía se ubican a la orden del día.

En un departamento pequeño ubicado en el centro de la ciudad Dani y Leo intentan conformar una convicencia saludable. Leo es un jóven responsable, trabajador y conservador con unos años más que Dani. Amante de la música clásica, el peinado de gomina y los horarios de oficina, éste encuentra imposible la convivencia con su hermano libre de prejuicios, estudiante de humanidades y despreocupado en crecer.

Dani está convencido con que él es futuro, en que el mundo esta cambiando y que los viejos valores se rompen en pedazos. Sandra, la mujer de la discordia aparece en escena para remarcar este antagonismo. Ella sostiene al igual que Dani que hay que “liberarse”,  que no hay más prejuicios, que no son necesarias las estructuras. “Hay que hacer lo que uno quiere hacer” repite varias veces la jóven.

Dani desafia los horizontes impuestos por sus padres y contruye una visión del mundo nada lejana, ni distinta de los jóvenes de la época. Se aburre con la música clásica, desconfía de las estructuras y configura su visión del mundo alrededor de la libertad, la política y la música.

Cargada de sensaciones profundas y de ideales arraigados, la primera etapa representada concluye con un sentimiento de fraternidad frente a los ideales de cambio, de crítica y ambisión puestos en tela de juicio.

¿Hasta qué edad uno hace lo que quiere y en qué momento empezas a hacer lo que quieren los demás?

El escenario se ilumina nuevamente y ahora ya no estan aquellos adolescentes eufóricos por comerse el mundo, sino una pareja que los treinta los cruzó hace rato. Si los ’60 eran caos, los ’90 son forma. Si eran cómicos, ahora son dramáticos. Si “algo estaba cambiando”, el resultado definitivamente no era el que esperaban.

Se aburguesaron: familia tipo, auto tipo, casa tipo, colegio privado y joyas. Si la idea era desprenderse de todo, incluidos los prejuicios, ellos estan más aferrados que nunca.

Dani y Sandra contrajeron matrimonio, tienen dos hijos adolescentes y no saben como enfrentar ni sus problemas, ni los de ellos.

Los desborda la realidad, las décadas perdidas y lo lejos que quedaron aquellos niños hambrientos de libertad. Se sienten estancados y desilucionados con lo que consiguieron. Son el esteriotipo de una época: “padres modernos”.

Van en contra de sus principios: horarios de trabajo extensos, responsabilidades, poca tolerancia, excesos. Si hace veinte años eran rebeldes, hoy se sienten patéticos. Lo duro y crudo de la obra reside en que incluso saliendo los planes para el lado contrario al esperado y a pensar de esforzarse por registrar a sus hijos, jamas consiguen ver más allá de su propio interés.

Los 2000 los empiezan divorciados y retoman la relajación de la adolescencia, sin embargo para conseguir esa felicidad, condenan el bienestar, la salud y la alegria de sus propios hijos.

Las reflexiones a partir del trato con sus hijos pueden ser múltiples, por el contrario el sentimiento de desprotección hacia ellos está exclentemente transmitido por Mike Barlett.

Frente a la crítica por una crianza lamentable Rosi, la hija, reclama una indemnización material. Su hermano, víctima de un estancamiento emocional es otra de las pruebas a la que apela Rosi para demostrar el desentendimiento afectivo de sus padres luego del divorcio. Sandra reafirma quien es cuando, en lugar de recapacitar, los culpa por no haberse rebelado argumentando que todos los hijos lo hacen frente a sus padres.

Ni aún en el ocaso de sus vidas estos padres puede percibir que en detrimento de su felicidad y comodidad, condenaron al fracaso y al sufrimiento de sus hijos. Hijos que seguramente fueron el mejor proyecto de libertad, compromiso y cambio que tenian frente a sus ojos y no pudieron ver.

Teatro: Multiteatro – Corrienstes 1283

Funciones: Viernes 20:30 Hs – Sábado 20 y 22:30 Hs – Domingo 20 Hs

Entradas: Desde $220

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