(Argentina/ Ecuador/ Francia, 2013)
Dirección: María Victoria Menis. Guión: María Victoria Menis y Alejandro Fernández Murriay. Elenco: Florencia Salas, Diego Vegezzi, Mirella Pascual, Luciano Suardi. Producción: Pepe Salvia y Laura Tablón. Distribuidora: 3C Films Group. Duración: 90 minutos.
Los contrastes de la vida adolescente.
En gran medida, el cine argentino de los últimos veinte años se ha preocupado por los espacios, las situaciones y -por sobre todas las cosas- los seres marginales, con películas que se desarrollan dentro de un colectivo social específico que pone de relieve el contexto en el que se encuentra el país. María y el Araña no le escapa a esta premisa.
La segunda película de María Victoria Menis cuenta la historia de María (Florencia Salas), una joven de trece años que, entre diversos conflictos familiares y personales, trabaja vendiendo distintos objetos en el subte, lugar en el que conoce a un chico (Diego Vegezzi) que hace malabares con un disfraz de Spider Man. A pesar de estar enmarcado en un contexto bastante sombrío, el film -que maneja muy bien los contrastes a nivel narrativo- se centra en una historia de amor, en como la inocencia puede obrar por sobre la catástrofe.
A pesar de ser un film fuerte, en donde se tematiza el abuso/ trabajo juvenil y la vida carenciada, María y el Araña no se enfoca en los golpes bajos ni las sobre explicaciones, sino que adopta una perspectiva realista basada en los gestos y las impresiones de cada uno de los personajes. No hay diálogos de más sino hechos y situaciones que están por sobre el texto, determinando las sensaciones que desea transmitir la directora.
Tan perturbadora como llena de encanto, María y el Araña resulta una película más que atrayente. A través de una historia sólida y con un trabajo visual muy bien logrado, la obra de Menis es un film para tener en cuenta, en donde además de una fuerte denuncia social, prevalece el hecho de hacer cine y contar una historia en base a ello.
Por Tomás Maito
