Mi vida después
Dirección y Dramaturgia: Lola Arias. Música: Ulises Conti. Diseño de Iluminación: Gonzalo Córdoba. Escenografía: Ariel Vaccaro. Coreografía: Luciana Acuña. Video: Marcos Medici. Vestuario: Jazmín Berakha. Elenco: Blas Arrese Igor, Liza Casullo, Carla Crespo, Vanina Falco, Pablo Lugones, Mariano Speratti, Moreno Speratti da Cunha. Prensa: Simkin & Franco
En el escenario a oscuras y una lluvia de ropa con valor simbólico al fondo comienza el relato de un grupo de jóvenes que nacieron entre los años ’70 y ’80. De a uno, se presentan con nombre, apellido y fecha de nacimiento; a partir de allí, la acción se convertirá en un viaje al pasado con constantes vueltas al presente.
Para entender quiénes son y por qué están en este lugar, los personajes traen al escenario los recuerdos de sus padres: fotos, videos, grabaciones, libros, ropa. A partir de esos elementos, de su propia memoria y de lo que les contaron desde que eran niños, van construyendo la historia de sus padres, la suya propia y, así, la de la Argentina de las décadas pasadas.
Uno de los méritos de Mi vida después es el punto de vista de la narración; no hay prejuicios, no hay subjetividades pero tampoco absoluta objetividad, y los actores lo reconocen en el transcurso de la obra. Las historias que cuentan forman parte de su realidad fuera del escenario, con lo cual la observación y el análisis que ellos mismos realizan le aportan un plus de interés.
Juega en la puesta una mezcla de recursos que la enriquecen, tanto estética como significativamente. La proyección en una gran pantalla de fotos, la intervención de los personajes en esos documentos como así también la música y la voz que Liza Casullo le pone a las canciones componen un mix de rebeldía, fuerza y caos que intensifican los textos.
El elenco de Mi vida después hecha mano en su propuesta de varias herramientas; pese a ello, la cantidad de personajes –y por lo tanto de historias- resulta mucha, por lo que el interés decae en un momento. La participación de Moreno Speratti –hijo de uno de los actores- pone aire fresco en cierta medida a un relato que se va poniendo denso. El niño interactúa naturalmente en la escena, y esto refuerza el sentido de realidad.
La obra propone una mirada distinta de una época nefasta para el país, sin tomar partido por ninguna posición determinada. La idea es analizar los hechos desde la propia experiencia: lo que nos contaron y lo que nos acordamos; hallar una explicación para entender qué nos está pasando y saber, en el futuro, cómo podemos terminar.
Teatro: La Carpintería – Jean Jaures 858
Reservas: 4961-5092
Funciones: Sábados a las 12 y Domingos a las 20 Hs
Precio: $40