Oki’s Movie (Corea del Sur, 2010, 80’), de Hong Sang-soo
Hong Sang-Soo es uno de los nombres más interesantes que ha dado el cine coreano en los últimos diez años. Un cinéfilo empedernido, cuyas historias giran alrededor de estudiantes de cine, directores, guionistas, poetas o escritores que buscan el amor, pero irónicamente nunca se habla de cine, ni de películas. Sus obras son reflexiones acerca de la amistad, del destino, de la pareja, de la fidelidad, de las ciudades, las comidas y el alcohol.
Esta vez, es la historia de tres personajes: dos estudiantes (entre ellos, la atractiva Oki) y su respectivo profesor. La película se divide en cuatro pequeños cortos. Todos giran alrededor de este extraño menauge a troi sobre dos hombres, intelectuales, en diversos tiempos y espacios físicos que no puede seducir a la tercera en cuestión para terminar, por fin en la versión de la historia según la propia Oki.
Se puede decir que es una agradable combinación de Rashomon con Tres son Multitud (de Wes Anderson). Sincera, divertida, crítica con los estudiantes de cine snobs, Hong Sang-Soo, nuevamente demuestra cuan analfabetos somos los hombres en relación a los sentimientos femeninos.
La originalidad de este relato reside en el impredecible recorrido narrativo que toma el relato. Es imposible adivinar cuál va a ser la decisión de los personajes, especialmente el de Oki. No solamente es un film bello estéticamente, sino que tiene una gran riqueza interpretativa y sobretodo una sencillez en el lenguaje, que recuerda a los mejores films de Woody Allen, donde lo importante no se dice, sino que se supone, se deduce sin que haga falta que se explique. A pesar de la gran cantidad de diálogos que tiene el film, nunca se siente que el discurso se repita o quede obvio con relación de las imágenes.
Una estética personal, hermosa sin pretensiones, con tiempos perfectos acompaña en armonía a los personajes durantes los efímeros 80 minutos que dura esta pequeña gema del cine del 2010. Los seguidores, agradecidos.