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CRÍTICAS

Pitón Bebé

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Pitón Bebé

Autoría y Dirección: Martín Marcou. Diseño de luces: Ariel Campos. Música original: Ana Rossi.  Producción: Checha Amorosi. Elenco: Delfina Bianco, Eugenio Davide, Ana Rossi. Prensa: Casas di Nardo.

Tómame y vamos

Que la vida es un goce

Es normal que le temas

A lo que no conoces (..)



Es diciembre, cuando el pecho se infla de proyectos y balances, despedidas e ilusiones. Mes ideal para situar una tarde de verano, en la cual Leticia nos transmite su pesadumbre y tristeza hasta que llega Mia, una alegre y despreocupada vecina que llena su espacio con música y optimismo. La tarde pasa entre mate y mate hasta que irrumpe Amador, otro vecino un tanto acartonado al que le falta un poco de ritmo …

El creador del grupo Teatro Crudo, Martín Marcou, nos acerca una pagina de la vida de Leticia, Mía y Amador, resaltando nuevamente la cualidad por sobre la elección sexual, dejando de lado la lupa eterna sobre el mundo travesti, llevando la mirada hacia la historia de amor y la búsqueda realista. Leticia es encarnada por Delfina Blanco, quien se desliza lentamente por el piso de su living. En varias ocasiones, durante la pieza, darán ganas de escucharla una vez más invadiendo la atmósfera. Si bien sus liíeas son precisas, la interacción con su vecina Mía, se percibe acotada, y lo musical y corporal ocupan demasiado espacio.

Sin duda  el personaje de Amador es quien acumula mayor humor y simpatía en sus diálogos con las chicas, despertando más de una sonrisa en el público. El amor le duele pero la soledad lo lastima. El único personaje masculino de la obra interpretado hábilmente por Eugenio Dávide tiene una mascota muy particular a la que cuida con esmero, pero Mia parece poseer alguno de los rasgos del reptil y lo puede llegar a cautivar con su voz. Son dos canciones en guitarra de Rossi las que ayudan a que el publico no fije la mirada en lo gay, lo distinto y lo concentre en esa melancolía que invade la escena.

Pitón Bebé cumple con su cometido, el de reflejar esas cosas tan propias en personajes tan diferentes, esa tristeza, esa represión,  ese amor y ese miedo.

La pieza fue ideada a partir del Festival Destravarte; formó parte de este tercer encuentro de arte trans.

Por Julia Panigazzi

Leticia está sola y trata de ser alguien, para ella misma y para los demás, que la despegue de su condición de transexual. Está triste; se siente oprimida. Busca un trabajo digno que le permita ser reconocida por su capacidad. En su mismo edificio vive Mía, una joven alegre que gusta de la música y de la buena compañía. Mía dejó sus estudios universitarios a espaldas de sus padres e intenta hacer su propio camino a través de la música. Ambas comparten su amistad, y juntas tratan de llenar la soledad que las inunda. Una tarde llega Amador, el vecino de arriba; entonces el mundo de las dos empieza a cambiar.

Otra vez Martín Marcou elige la sexualidad para contar una historia, y lo hace a través del personaje que representa muy bien Delfina Blanco. La Leticia que compone está lejos del estereotipo de transexual ligado a la prostitución o que se presta al humor bajo o de doble sentido. Este personaje es profundamente humano, con sentimientos fuertes y mucha sensibilidad. Siente la soledad, la tristeza, y necesita ser aceptada y querida por quienes están a su alrededor. La caracterización del personaje es un acierto en la obra.

Pitón bebé tiene toques de humor, un poco de ironía y algo de nostalgia. Es como una fotografía en la vida diaria de estos tres personajes, que por casualidad se juntan; pone sobre el escenario sus necesidades más básicas. Sin embargo, los diálogos son por momentos endebles, y la sutileza pierde contenido. La música que regala Ana Rossi (Mía) está a veces de más y opaca las interpretaciones. Por su parte, Eugenio Davide llega al público con mucha facilidad; sus ironías y su humor tímido despiertan una rápida sonrisa.

Pitón bebé hace hincapié en las diferencias, pero de un modo auténtico y genuino. Es la muestra de que lo distinto, lo raro, no lo es tanto; en algún punto, todos los personajes se tocan: todos necesitan al otro, tal como es.

Por María Eugenia D’Alessio

Teatro: La Tertulia – Gallo 826

Funciones: Viernes 23:00 Hs

Entrada: $50 y $40

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