El prolífico y controvertido productor Paulo Branco, propietario de Alfama Films, presenta en la competencia oficial por los premios Tiger del IFFR, una película de gran atractivo estético.
Se trata de A criança, en que se traslada libremente una corta obra clásica (Der Findling), del alemán Heinrich von Kleist, desde Italia al Portugal del siglo XVI.
Curiosa adaptación la que realizan los debutantes Marguerite de Hillerin y Félix Putilloy-Liégeois, presuntamente franceses, a una época en que la Inquisición tenía fuerte poder, como se comprueba en el cierre de la trama de A criança.
El personaje central es Bela, un joven huérfano, que proviene de un pobre barrio de Lisboa, que es adoptado por una rica familia de dicha ciudad. Quien lo interpreta es el joven actor lusitano Joao Arrais y su personaje se inserta en una familia adoptiva, que busca que sustituya a un hijo que viajó a África, donde se hizo rico para nunca regresar.
Pese a que a Bela, sus padres adoptivos le eligieron una novia, él prefirió inclinarse por Rosa (Ines Pires Tavares), una bella joven traída de Marruecos y que trabaja en un convento local. Dotada de una singular belleza, producto de su origen maghrebí, la joven logra conquistar el corazón del expósito.
Bela trabará amistad con Jacques, amigo de sus padres adoptivos, con el que se comunica en francés y a quien da vida el actor, de la Académie Francaise, Lois Corbéry.
Resulta llamativo el modo en que los realizadores utilizan en forma alternada ambas lenguas, portugués y francés, pero que explican la participación por ejemplo de Grégory Gadebois (Pierre en la película), otro actor galo de frecuenta aparición en films en los años recientes.
Los realizadores utilizan con frecuencia bellos primeros planos, que les permiten realzar la belleza de varios otros personajes femeninos como los que corporizan las actrices portuguesas Joana Botelho (Silvia), Maria Joao Pinto (Maria) y Cléo Malulo, de origen claramente africano.
Contribuyen a la calidad estética del film una fotografía que aprovecha acertadamente los paisajes de la campiña portuguesa y una banda sonora que se nutre de obras clásicas barrocas.
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.
