El Festival Internacional de Cine de Rotterdam presenta una competencia principal, cuyos trofeos se conocen como “tigres”, uno más de numerosos animales (osos, leones, leopardos, etc) utilizados en la denominación de los premios principales de grandes Festivales (Cannes es una importante excepción). En general las películas que aspiran a dichos galardones son la obra de realizadores noveles o poco conocidos.
Una segunda sección conocida como “Big Screen Competition” no se diferencia mucho de la anterior, en cuanto a nombres de sus directores, también poco conocidos. Pero, al menos, este año hay una importante excepción.
Se trata de Jacques Doillon, realizador francés con una treintena de largometrajes a quien tuvimos oportunidad de entrevistar en vivo durante la edición número 13 del BAFICI (abril 2011), que le dedicó una importante retrospectiva.
Este cronista, nacido el mismo año que Doillon, lo recuerda con afecto no sólo por su calidez humana, sino por su importante contribución a la grandeza del cine francés. Baste mencionar algunos grandes títulos de su importante filmografía, que se inicia en 1972 con L’An 01, codirigido nada menos que por Alain Resnais y Jean Rouch y con actores de la talla de Gérard Depardieu, Miou-Miou, Coluche y Josiane Balasko. Las dos siguientes películas (Les doigt dans la tete y Un sac de Billes) lo confirman ya como un referente y la quinta (La Drolesse – La ternura, una rareza) le consagran al ganar el premio a mejor director en el Festival de Cannes de 1979.
CE2/Third Grade, su más reciente opus, presentado en IFFR, vuelve a retratar al mundo de los niños, como lo hizo por ejemplo en la maravillosa Ponette (1995) que estuvo en el Festival de Venecia. Transcurre en Clermont-Ferrand, y el título refiere a un aula de colegio primario con chicos de 8 y 9 años. Claire sufre de “bullying” por parte de varios niños, particularmente de uno (Kevin), por lo que la madre de la niña decide quejarse ante el Director de la escuela, con poco éxito.
El enfoque del film va mutando a medida que avanza, para ir alejándose del tema inicial del acoso que sufre Claire, pasando a ocuparse de un análisis más profundo del origen de dicho conflicto. Se va así revelando que en verdad no son los niños sino sus progenitores los principales responsables de las actitudes de los pequeños protagonistas. Los padres de Kevin están separados y ninguno quiere hacerse cargo de él, hasta incluso destinarlo a lo que en Francia se denomina una “famille d’accueil”, algo así como una familia adoptiva. Distinto es el caso del hogar de Claire, donde el problema radica en que el padre, por su trabajo, pasa semanas enteras fuera del mismo.
Cuando el padre de Kevin intenta seducir a la madre de Claire, aprovechando la ausencia del marido, la situación original que generó el hijo parece tener un espejo en la que provoca su padre.
Lo notable del film es el modo en que muestra el acercamiento progresivo de Claire a Kevin y la forma en que se lo muestra a este último como víctima de la incomprensión de sus padres. La escena final, cuando el padre de la niña, que ha regresado de su lejano trabajo, invita con gran ternura a Kevin a acercarse es conmovedora.
Dirigir niños ha sido siempre un reto para un director de cine. No es el caso de Doillon, que tiene gran experiencia en desafiar tremenda tarea. Quizás ayude el hecho de que es padre de cuatro niñas, todas con la misma letra inicial y algunas conocidas como la actriz Lou Doillon (que él dirigió en más de una oportunidad) y también Lola, directora de cine e hija de su matrimonio con Jane Birkin (1980-1992). Además de Charlotte Gainsbourg, a quien también dirigió, Doillon realizó films con grandes intérpretes femeninas como Juliette Binoche, Sandrine Bonnaire, Jane Birkin e Isabelle Huppert.
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.
