The Plains, la película más extensa de la Tiger Competition 2022, es probablemente una de las más atípicas del Festival de Rotterdam y todo un desafío para su realizador David Eastdal, quien hasta ahora sólo había incursionado en el cortometraje (varios).
Filmada casi exclusivamente desde la parte media trasera del auto de Andrew Rakowski, lo veremos conducir su auto, de marca coreana, desde su oficina en las afueras de Melbourne hasta lo que parece ser el centro de la ciudad. Este proceso se repetirá una docena de veces con pocas variantes: las climáticas (todo transcurre en aproximadamente un año) y la compañía (o no) de un colega de oficina más joven (el propio director del film).
Andrew es abogado y su rutinaria vida incluye su partida diaria desde el estudio donde trabaja hacia las 17 horas. Lo escucharemos hablando con su madre de 95 años, a la que casi no visita, o con su esposa Cherri pero sobre todo escuchando la radio o dialogando con David. En verdad lo de “diálogo” suena más a eufemismo, ya que mientras que Andrew es, como se autodefine, “talkative”, su compañero es casi lo opuesto. Uno podría hasta imaginar que lo que se establece entre los dos es una relación que se parece más a la de un paciente con su psicoterapeuta, que, a un intercambio abierto de opiniones, lo que se reafirma cuando da a entender que su vida junto a su esposa tuvo años enteros de separación.
Andrew ama conducir y su pasión por lo automovilístico se manifiesta en los comentarios que le hace a David, por ejemplo, sobre la abundancia de vehículos de color rojo circulando, que él estima en uno de cada ocho. En cambio, afirma los autos de color verde son muy raros y por supuesto el suyo, es también rojo.
La radio es otro elemento importante, con cometarios sobre el cambio climático, por ejemplo, al suplir el frecuente silencio de su compañero de trabajo. Este prefiere distraerse con el “Pad” de Andrew, donde en innumerables videos parece resumirse buena parte de su vida. Sorprende que en ocasión de sugerirle ver un video y salir del auto, su acompañante abra otros, de alguna manera violando cierta intimidad sin que Andrew se sienta molesto, lo que señala su carácter permisivo y débil.
En unas pocas oportunidades la cámara abandona el habitáculo del auto, para mostrar imágenes del campo que posee el personaje central cerca de Adelaida. Como le explica a David, allí un agricultor, en “leasing”, cultiva cebada, lentejas, lúpulo, arvejas, según sea la época del año. Son de los pocos momentos en que la película parece “tomar aire”, pero lo notable es que pese a esas pocas concesiones el conjunto funciona bien y las tres horas que dura The Plains en ningún momento producen fatiga o aburrimiento en el espectador.
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